Noemí Jabois
Beirut, 27 ago. La suerte de “corralito” que sufre la población libanesa desde hace tres años vuelve a estar sobre el tapete después de que un ahorrador armado asaltase este mes una sucursal de su entidad en Beirut para reclamar sus depósitos, el tercer caso desde el inicio de la crisis económica a finales de 2019.
Desde hace tres años y hasta ahora, los libaneses no pueden retirar más de 100.000 millones de dólares que tienen depositados en el sistema bancario del país, ni siquiera pese a que los retiros son en libras libanesas con un recorte de más del 75 %, según denunció en declaraciones a Efe el presidente de la Asociación de Depositantes del Líbano, Hassan Mughnieh.
Hacia el final del verano de 2019, se hicieron aparentes las primeras dificultades para retirar dinero de los bancos libaneses, en medio de una escasez de liquidez en dólares que llevaba muchos años cocinándose tras bambalinas alentada por lo que muchos consideran una especie de “esquema Ponzi”.
El sistema bancario, incentivado por los altísimos intereses ofrecidos, se había convertido en tenedor de buena parte de la deuda que fue emitiendo el Estado tras la guerra civil (1975-1990) para contrarrestar su déficit, un peligroso bucle aderezado con una corrupción endémica y fuertes pérdidas en empresas estatales.
En octubre de 2019, un nuevo impuesto a las llamadas de WhatsApp sirvió de catalizador para una oleada de protestas masivas contra la clase dirigente y su clientelismo, provocando que los bancos cerrasen sus puertas durante casi dos semanas mientras crecían los miedos a un “corralito”.
Tras reabrir, las entidades no tardaron en imponer sus primeras medidas informales de control de capitales.
LAS MIL Y UNA CIRCULARES DEL BANCO CENTRAL
Al desatarse la crisis económica hace tres años, la libra libanesa comenzó a perder valor rápidamente y el tipo de cambio oficial de unas 1.500 unidades por un dólar -todavía en vigor hoy- enseguida quedó muy por debajo del ofrecido en el mercado paralelo por billete estadounidense.
De este modo, quienes habían ahorrado en la moneda local vieron como de pronto sus depósitos, a grandes rasgos accesibles, se quedaban sin valor y quienes tenían cuentas denominadas en dólares, una tendencia que repuntó tras la guerra civil, vieron como sus ahorros quedaban virtualmente bloqueados.
En 2020, por orden del Banco Central, los ciudadanos pudieron acceder con limitaciones a sus ahorros en dólares, pero solamente en libra libanesa a un tipo de cambio de 3.900 unidades por un dólar, pese a que a finales de aquel año en el mercado negro cada dólar se compraba ya a 8.500 libras.
Para el verano del pasado año, la entidad emisora permitió a los ahorradores sacar 400 dólares mensuales y el equivalente a otro tanto en libras libanesas, pero solo la mitad de esa suma se daría en efectivo y el límite anual se impuso en tan solo 4.800 dólares.
Hoy, el tipo de cambio en el mercado paralelo, el que determina los precios de prácticamente todo en este país lastrado por una desmesurada inflación, es de unas 32.000 libras por billete estadounidense, mientras que los ahorros en dólares se reparten con restricciones en moneda local a un cambio de 8.000.
“¿Quién se hace actualmente responsable de los depósitos desde el Gobierno libanés, el Banco Central o los bancos libaneses?”, denunció el jefe de la Asociación de Depositantes, al acusar a las tres partes de haber creado un “triángulo” en el que los ahorros de la población “desaparecen”.
SIN ALTERNATIVAS VIABLES
Mughnieh se encargó de negociar con el depositante armado que a mediados de este mes se atrincheró en una sucursal beirutí con varios rehenes para demandar acceso a los casi 210.000 dólares que había depositado allí antes de la crisis y que necesitaba para pagar el tratamiento de su padre enfermo.
El presidente está seguro de que no va a ser el último caso y afirmó que a diario hablan con afectados interesados en hacer lo mismo.
“Les decimos que no lo hagan, no queremos ver eso, pero ¿qué les decimos? Necesitan su dinero, quieren vivir”, sentenció.
No ve posibilidades de lograr nada por la vía legal en el Líbano y recordó que solo en Reino Unido y Francia ha habido algún caso exitoso en el que los tribunales ordenaron a bancos libanesas pagar a los depositantes, posible únicamente porque muchas entidades del país mediterráneo cuentan con activos o bancos corresponsales en su territorio.
“No hay ninguna forma de lograr los depósitos excepto hacer lo que hizo Basam”, dijo sobre el hombre que perpetró reciente asalto.
El Parlamento libanés todavía no ha aprobado la última versión del proyecto de ley de control de capitales remitida por el Gobierno hace varios meses, y no parece que vaya haber un acuerdo en el futuro próximo sobre varios puntos en disputa.
Desde la Asociación de Depositantes, rechazan por completo la legislación al considerarla “perjudicial” para los ahorradores, además de proteger a los bancos ante cualquier acción judicial y llegar con tres años de retraso. EFE
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