La Habana, 25 nov (EFE).- “Es un deporte fuerte, pero sí se puede”, dijo en una entrevista con EFE la habanera de 32 años Legnis Calá que ya ha hecho historia al convertirse en la primera boxeadora cubana en debutar en una competencia internacional.
Cuba, históricamente una potencia mundial en boxeo masculino, apenas oficializó la práctica de este deporte hace apenas un año.
El cambio, parte de unas reformas en las que se incluyó el debut en mayo de 2022 en el boxeo profesional, llegó luego de seis décadas de prohibición.
“Al principio me decían que estaba loca, que era un deporte de combate sólo para hombres; pero cuando comencé a tener resultados me apoyaron”, relató antes de comenzar una de sus habituales sesiones de entrenamiento en el gimnasio del estadio Panamericano al este de La Habana.
La zurda integró la selección de seis cubanas que subieron por primera vez a un cuadrilátero en un certamen internacional, los V Juegos de la ALBA en Venezuela en abril de este año. Este fue un certamen que le sirvió de antesala competitiva a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador.
En Venezuela obtuvo un bronce en los 57 kg e hizo historia junto con su compañera Arianne Imbert (66 kg), quien selló el primer triunfo de una pugilista cubana en un certamen fuera del país.
El fogueo internacional siguió con los Juegos de Centroamericanos y del Caribe, donde la habanera sorprendió con una presea de plata, y luego con su avance llegó hasta los cuartos de final en los Juegos Panamericanos disputados en Santiago de Chile.
Aunque en suelo chileno se quedó sin medallas al caer ante la favorita, la venezolana Omailyn Alcalá, fue la primera cubana en ganar una pelea en estas citas continentales, al derrotar previamente a la mexicana Jennifer Carrillo.
La pugilista dijo que subir al cuadrilátero fuera de Cuba ha sido especial. “Una experiencia que he disfrutado, en la cual me he divertido y me siento muy bien por eso”, afirma.
“Ha sido algo extraordinario porque nunca pensamos que íbamos a tener a ninguna atleta en un evento internacional y, por si fuera poco, que ganaran hasta medallas”, declaró Calá ante de comenzar su trabajo en el gimnasio del estadio Panamericano.
Su rutina diaria comienza con un entrenamiento de 4 a 7 de la mañana, luego descansa, desayuna, y vuelve a entrenarse. Retoma esa sesión al mediodía y después por la tarde, dijo a EFE.
Su revés en los Juegos Panamericanos de Santiago le dejó fuera de la clasificación olímpica, por lo que ahora mismo Calá trabaja para alcanzar uno de los cuatro boletos reservados para la región de las Américas en su división de los 57 kg.
Llegar a París 2024 “sería completar un sueño”, manifestó la boxeadora, que antes debe prepararse en los eventos preolímpicos agendados entre finales de año y principios de 2024.
“Cuando me subo al ring sólo pienso en ganar, no tengo miedo”, explicó Calá quien, tras pasar por el atletismo, encontró en el boxeo una oportunidad para demostrar que podía hacerse un hueco en un deporte de alto rendimiento.
Antes de hacer historia, Calá confesó que primero observó “cómo era la cosa” y luego “se fue metiendo adentro hasta lograr que la seleccionaran dentro del equipo femenino”.
Explicó que le gusta enfocarse en las competencias y “dar lo mejor”, además de estar convencida de que “sí se puede” y que, “a pesar de los prejuicios” es posible avanzar “muy bien”.
Esta joven promesa del pugilismo femenino en la isla espera que “haya mucho más boxeadoras” y les recomienda que “sigan, se preparen y coloquen el nombre de Cuba en los más alto”.
Laura Bécquer
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