Dubái, 11 dic (EFE).- La cumbre del clima de la ONU (COP28) que se celebra en Dubái se centrará a partir de hoy en negociar un acuerdo con el que frenar la crisis climática y el calentamiento global, con el delicado tema de la eliminación gradual de los combustibles fósiles como el asunto en el que las partes están más alejadas.
Y es que en estas últimas 48 horas de la 28 edición de la cumbre del clima ya sólo se negocia, después de que la organización haya decidido reservar los dos últimos días oficiales del encuentro a debatir sobre la resolución final.
No hay ninguna charla, conferencia, mesa redonda, ni reunión de alto nivel en la zona azul reservada para las delegaciones y organizaciones acreditadas oficialmente en la reunión climática, aunque sí se presentarán informes y habrá ruedas de prensa.
Los pabellones nacionales y de las organizaciones repartidos por todo el recinto de la Expo 2020 de Dubái quedarán en manos de los funcionarios atareados en analizar y pulir textos mientras los jefes negociadores intercambian reuniones bilaterales, grupales y plenarias.
En las últimas horas el tono de las declaraciones públicas de todos los implicados se ha endurecido notablemente respecto a la posibilidad de que de Dubái se salga con un acuerdo climático “especial y sin precedentes”, tal y como hace apenas dos días dijo el presidente de la COP28, Sultán al Yaber, al inicio de la semana final de deliberaciones.
Al Yaber aseveró entonces que sus propuestas de acuerdo estaban recibiendo “respuestas positivas” y auguró que se logrará en esta COP28 un “resultado lo más ambicioso posible” en su lenguaje relativo al abandono de los combustibles fósiles, uno de los temas centrales del debate climático.
Este domingo el tono se tornó más amargo y reconoció que “hay más áreas de disenso que de acuerdo”, por lo que apremió a todos a trabajar “más rápido, más duro” y a ser “flexibles”.
Y durante esta misma jornada, Al Yaber anunció un cambio de dinámica del encuentro para sentar a ministros y jefes de misión “bajo un mismo techo”, y en corro, para “hallar puntos de encuentro y acelerar la negociación”.
Al Yaber pidió a los negociadores ir a esa reunión “preparados con soluciones, preparados para ser flexibles y aceptar compromisos”, y sin declaraciones preparadas y ni posiciones prefijadas.
Eso sólo fue constatar la incertidumbre que pesa sobre si finalmente la reunión climática cerrará con un mensaje claro sobre el fin -o el inicio del fin- de los combustibles fósiles, uno de los temas centrales del debate climático y, sin duda, el que más atención ha suscitado en esta cumbre de Dubái.
La Unión Europea (UE), Estados Unidos y muchos países en vías de desarrollo y estados insulares sostienen que es imprescindible una declaración en ese sentido; China, Rusia, la India o Arabia Saudí, todo lo contrario.
En este marco, la reunión aguarda horas de negociaciones a puerta cerrada y “círculos” de ministros, así como puntuales ruedas de prensa, reuniones “off the record” y otra acciones mediáticas en las que las partes ventilarán sus frustraciones e intentarán marcar líneas de discusión dentro y fuera de las salas.
Ambientalistas y “lobistas” del sector privado, muy numerosos en Dubái, también presionarán en sus mensajes, que han ido ganando dureza y determinación en las últimas horas.
También habrá borradores de acuerdos que serán escrutados por todos los presentes en la reunión, literalmente hasta la última coma.
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