Con un temario acotado y acordado entre el oficialismo y la oposición por temor al debut histórico del sistema virtual, la Cámara de Diputados aprobó este miércoles por la noche por unanimidad, con 252 votos positivos, un régimen de beneficios especiales para el personal de la salud y de las fuerzas y servicios esenciales -el primer proyecto con media sanción en la Cámara baja desde el inicio de la pandemia-, después de más de un mes y medio de parálisis parlamentaria por el avance del coronavirus en la Argentina, por la que solo Graciela Caamaño ensayó una disculpa pública en el inicio del debate.
Unos 40 diputados y diputadas, separados y con espacios entre las bancas, esperaron en el recinto desde pasadas las 18 a que Sergio Massa inaugurara la primera sesión remota de la historia. Más de un mes y medio después de idas y vueltas y desencuentros entre Cambiemos y el Frente de Todos por la modalidad del debate. Al final, el presidente de la cámara instaló un sistema de telemático que se probó durante toda la semana pasada, que presentó algunas fallas pero que en la sesión no planteó grandes inconvenientes.
En la votación del “protocolo de funcionamiento parlamentario remoto” -es decir, el nuevo reglamento durante la emergencia-, al inicio, siete legisladores debieron dar su voto a voz alzada después de los cuatro minutos dispuestos para la ocasión. En la votación del proyecto de beneficios para el personal esencial, también hubo diputados que debieron hacerlo en forma oral. Uno de ellos, José Carlos Núñez, del PRO, directamente lo hizo con el pulgar arriba.
La primera intervención, de la diputada Alma Sapag, del Movimiento Popular Neuquino, tardó un poco más de la cuenta. “No hay sonido, no hay sonido”, gritaba desde su casa mientras desde el recinto le pedían que habilitara el micrófono.
En la reunión de labor parlamentaria de este martes, el Frente de Todos y Juntos por el Cambio habían consensuado cinco proyectos de cada bloque y unificado los diez textos en uno solo que aprobaron pasadas las 22 -al momento de la votación había 252 legisladores presentes-, y que beneficia con la exención del impuesto a las Ganancias para el pago de horas extras -retroactivo al 1 de marzo y hasta fines de septiembre- y pensiones graciables para viudos o viudas del personal de la salud, de Seguridad o de las Fuerzas Armadas, abocados a la lucha del COVID-19.
El beneficio de Ganancias alcanza además a otros trabajadores esenciales, como los recolectores de residuos patogénicos, maestranza y limpieza, y personal de Migraciones.
La izquierda y otros sectores habían pedido extender los beneficios a todo el personal exceptuado desde el inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por Alberto Fernández por primera vez el 19 de marzo.
Pasadas las 22.30 discutían el último proyecto de la sesión, de Eduardo “Bali” Bucca, vinculado a un programa de protección al personal sanitario, que también se votó por unanimidad, con algunas fallas menores en el sistema remoto -también hubo votos con el pulgar arriba-, ya de madrugada: 251 votos positivos.
Massa entró al recinto minutos después de las 18, el horario previsto de la sesión. Portaba barbijo, como el resto de los legisladores. Algunos se lo sacaron cuando empezó el debate. Otros se frotaban sus manos con alcohol en gel.
Avanzada la discusión, el presidente de la cámara tuvo que pedir distancia a algunos que pululaban entre las bancas. Distancia o tapabocas. “Si no respetan la distancia se tienen que poner el barbijo, es recomendación del médico de la casa, gracias”, pidió.
En el recinto, unos 40 diputados seguían desde las bancas la primera sesión virtual de la historia del país: los jefes de bloque –Máximo Kirchner, Mario Negri, Cristian Ritondo, Maximiliano Ferraro, “Bali” Bucca, José Luis Ramón, Nicolás del Caño y Romina del Plá- y legisladores como Cecilia Moreau, Silvia Lospennato, Dolores Martínez, Gabriela Cerruti, Leonardo Grosso, Marcos Cleri, Luis Petri, Leopoldo Moreau, Sebastián García de Luca, Cristina Álvarez Rodríguez, Álvaro González, Alejandro “Topo” Rodríguez, Karina Banfi y Eduardo Valdés, entre otros.
Y los dos diputados que juraron en reemplazo de Daniel Scioli, designado embajador en Brasil, y Andrés “Cuervo” Larroque, flamante ministro de Axel Kicillof: Claudia Bernazza y Lisandro Bormioli. Fueron recibidos con saludos con los codos.
El primer tramo de la discusión, reservado para discursos políticos, estuvo atravesado por cuestionamientos por parte de la oposición al DNU 457 que amplía el presupuesto y otorga facultades al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, para reasignar partidas sin topes. Al mediodía, Juntos por el Cambio ya había hecho el reclamo en conferencia de prensa.
Negri celebró la discusión mixta, pero utilizó parte de su discurso para pedir por la vuelta de “la plenitud del Parlamento” y machacar con el decreto: “El estado de excepción no lo podemos permitir, el DNU es una facultad constitucional, pero es un retroceso innecesario”, subrayó en el mensaje final, ya pasadas las 12 de la noche. “Que el Presidente no se crea dueño de la verdad”, abundó.
El jefe del bloque del Frente de Todos no se quedó atrás, y volvió a inmiscuirse en la oposición: remarcó la foto del viernes pasado entre Alberto Fernández, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta: “Si el Presidente y el jefe de Gobierno sienten la presión de los sectores económicos, sepa que cuentan con nosotros”. Por el contrario, mencionó sin nombrar a Patricia Bullrich al recordar la frase de la ex ministra sobre el eventual “enamoramiento” del jefe de Estado por la pandemia.
Kirchner hizo entonces una encendida defensa del aislamiento dispuesto por el Gobierno y fue lapidario con la herencia económica de la anterior administración.
José Luis Ramón, jefe del bloque de Unidad y Equidad Federal -de buena sintonía con Massa-, apeló a una humorada: “Le tengo respeto, pero señor Cafiero, ¡qué fiero!”.
Ritondo y Ferraro siguieron en la misma línea del mediodía. “El tapabocas sirve para que no nos contagiemos, sirve para la prevención, pero no para callarnos. No entendemos cómo nos enteramos de un DNU ahora que este parlamento vuelve a funcionar. Queremos que deroguen el decreto y se discuta en el Congreso”, pidió el jefe de la bancada del PRO.
En su discurso de cierre, el ex ministro de Seguridad agradeció especialmente “a los policías”.
Caamaño, del bloque encabezado por Bucca, del PJ federal, también pidió la derogación del decreto: “No queremos que reaccionen, queremos que lo deroguen”. La legisladora aprovecho además para “pedir perdón a los argentinos” por no haber puesto antes en marcha el recinto. “Creo que los argentinos necesitaban vernos en este recinto, aún cuando a veces hablamos pavadas”, reconoció.
“La realidad nos viene indicando que no hicimos tan mal las cosas. Pero la épica de la pandemia es la de los argentinos de a pie, no de la dirigencia política”, siguió Caamaño.
Fue Grosso, del Frente de Todos, el encargado de contestarle a la oposición por los “superpoderes” otorgados al jefe de ministros, en uno de los poquísimos cruces entre el oficialismo y Cambiemos.
“Los que hablan de superpoderes empecemos a evaluar los ‘superproblemas’ que nos dejaron, la ‘supercrisis’”, tiró Grosso, y enumeró algunas cifras de la herencia económica. Antes, Máximo Kirchner se había acercado hasta su banca y le había susurrado al oído.
Cecilia Moreau, en tanto, también descargó en el cierre, antes de la primera votación, contra Juntos por el Cambio. “No todo es lo mismo, para nosotros no es lo mismo tener un ministerio de Salud que no tenerlo. No usemos las cámaras de televisión para hacer propagando partidaria, si no para transmitir a todos los argentinos que la política se está haciendo cargo de lo que está pasando”, dijo.
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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