Además de Sam Bankman Fried, el joven prodigio y fundador de Alameda Research y FTX, la bolsa digital cuya reciente quiebra sacudió el universo de las criptomonedas, y de Caroline Ellison, la matemática y ex CEO de Alameda, un personaje hasta ahora casi desconocido, Gary Wang, completa el trío en la cúspide de ambas empresas, que colapsaron en pocos días, dejando deudas de al menos USD 8.000 millones en cuentas y retiros sin pagar y más de un millón de inversores en la niebla.
Wang también es matemático y de muy bajo perfil y dejó su trabajo anterior en Google para fundar en 2017, junto a Bankman Fried, Alameda Research, y dos años después FTX, inicialmente establecida en Hong Kong y luego mudada a las islas Bahamas, por sus leyes favorables al mundo cripto y por su cercanía, en distancia y husos horarios, a EEUU, de donde provenía la mayoría de los clientes e inversores tanto de FTX como de Alameda.
Bahamas es además la primera jurisdicción en haber creado su propia moneda digital. Lo hizo luego de ser abatida por el huracán Dorian, en septiembre de 2019. A fines de ese mismo año, el inicio de la pandemia de coronavirus obstaculizó la reconstrucción de una mínima infraestructura financiera, clave para el funcionamiento de la economía del archipiélago: a los bancos no les era viable tener sucursales y cajeros automáticos en islas remotas, poco habitadas y expuestas a eventos climáticos extremos. Agudizada la necesidad de atender a una población poco bancarizada y modernizar el sistema de pagos, en octubre de 2020 Bahamas dio un salto y creó el sand-dollar (dólar de arena) la primera moneda digital del mundo emitida por un Banco Central.
Según el sitio CoinDesk, Wang es uno de los principales sospechosos de las irregularidades, corrupciones y fraudes involucrados en la quiebra de FTX, que usó dinero de sus clientes para hacer inversiones en nombre de Alameda, entre otros acciones presuntamente delictivas que llevará meses dilucidar.
Albany
Wang, igual que Caroline Ellison, vivía con Bankman Fried y otras 7 personas en “Albany”, una lujosa propiedad de más de dos kilómetros cuadrados y valuada en USD 30 millones, frente al mar, en New Providence, Bahamas. Se calcula, dice el portal Business Insider, que FTX gastó unos USD 300 millones en viviendas para sus altos ejecutivos. De a momentos, sugiere otra nota publicada por The Wall Street Journal en base a documentos del proceso judicial de quiebra, Bankman Fried, de 30 años, estaba románticamente involucrado con Ellison (28).
Wang se graduó en Matemáticas e Informática, habilidad que lo había llevado a Google, donde consiguió reducir la latencia y optimizar el uso de memoria de la empresa
A su vez, Bankman Fried había conocido a Wang en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), donde ambos se destacaban por sus capacidades en matemática. Wang tendría conocimiento de cómo FTX pasaba dinero de sus clientes a Alameda, a cargo de Ellison, lo que lo haría penalmente responsable de fraude a sus clientes.
Bankman Fried se envanecía de trabajar horarios imposibles y atender simultáneamente hasta 6 pantallas, lo que obligaba también a sus colegas a trabajar de ese modo. Algo de esa experiencia se trasunta en un tweet que publicó una vez Ellison: “Nada como (el uso de) anfetaminas para darte cuenta cuán tonta es mucha de la normal, no medicada, experiencia humana”.
En MIT, Bankman Fried se licenció en Física y luego derivó hacia el mundo financiero; hizo su primera experiencia laboral en Jane Street, un fondo sofisticado de Wall Street hasta que en 2017, a la vuelta de un viaje a Hong Kong convenció a Wang, su viejo amigo del MIT, a dejar Google y cofundar Alameda Research, para invertir en base a sofisticados programas algorítimicos. Ellison, más conocida como “Reina Caroline”, fue erigida como CEO de Alameda.
Dos años después, en 2019, en un departamento californiano, Bankman Fried y Wang decidieron fundar FTX, la bolsa cripto y epicentro del escándalo financiero.
Genio de la programación
A diferencia de Bankman Fried, Wang se graduó en Matemáticas e Informática, habilidad que lo había llevado a Google, donde consiguió agregar y permitir la comparación de precios de millones de vuelos, reducir la latencia y optimizar el uso de memoria de la empresa, el oráculo mayor de internet.
Wang era, además, el prodigio de programación de FTX. De hecho, en un momento el propio Bankman Fried declaró: “a mayoría de la gente asume que soy un buen codificador. No lo soy. No codifico. Soy basura. No he escrito nada del código base de FTX. Lo han hecho otras muchas personas que son impresionantes. Ese no soy yo en absoluto”. La descripción apuntaría al silencioso y hasta ahora muy poco conocido Wang.
“No he escrito nada del código base de FTX. Lo han hecho otras muchas personas que son impresionantes. Ese no soy yo en absoluto” (Sam Bankman Fried)
Quienes siguen el proceso de quiebra de FTX y Alameda dicen que llevará mucho tiempo clarificar las cuentas y mensurar el daño de la quiebra de ambas empresas. El ejecutivo a cargo de la liquidación, que a principios del siglo XXI estuvo involucrado en la quiebra de Enron, uno de las más escandalosas de la historia, dijo que el lío de cuentas de FTX y Alameda es aún mayor. Según un extenso informe de The Wall Street Journal, muchos registros de supuestos activos digitales de FTX se perdieron o son incompletos y en muchos casos ni siquiera ha sido aún posible encontrar cuentas bancarias asociadas o relevantes. Por caso, un servicio de transferencia de fondos de Kenya figuraba como supuesta “entidad” de FTX, para sorpresa de su titular.
Más allá de prácticas fraudulentas, como el uso de dinero de sus clientes para financiar inversions de Alameda, su otra firma, Bankman Fried, Ellison y Wang operaban en medio de un gran desorden. “La imagen de un grupo de (científicos) cuánticos brillantes aplicando un método digital y sofisticado al concepto de riesgo era un espejismo”, dice el WSJ. Más bien lo que había era un enorme desorden organizativo y contable, al punto que FTX no tenía listado de empleados ni departamento de Recursos Humanos, pero se permitía excentricidades como tener un restaurante abierto las 24 horas del día en las proximidades de “Albany” y sus otras instalaciones en New Providence, para satisfacer las necesidades de sus ejecutivos.
Señal inadvertida
Tal vez una de las señales de los problemas de FTX pasó inadvertida, cuando a fines de 2021 la empresa empezó a pedir dinero de bancos de Bahamas a cambio de una oferta inusual y extremadamente atractiva, un retorno del 12% anual en dólares. Entre las tantas irregularidades FTX habría usado el dinero de los bancos y de sus clientes para “prestar” nada menos que USD 1.000 millones al propio Bankman Fried y USD 543 millones a un “lugarteniente clave”, que se sospecha sería Wang.
Alameda, a cargo de Ellison, gastó unos USD 1.100 millones en la compra de participaciones en Genesis Digital Assets, una compañía de minado de bitcoins que se desplomó incluso antes de FTX, y en Anthropic, una startup de inteligencia artificial ligada al movimiento del “altruismo efectivo” que también pregonaba Bankman Fried, un importante donante a diferentes causas altruistas.
Bankman, Wang y Ellison deben ahora rendir cuentas de un colapso que sigue reverberando en el criptomundo. Si actuaron de buena fe –algo dudoso- de la experiencia deberán al menos aprender que la sabiduría matemática no exime de la necesidad de llevar las cuentas en orden.
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