I
El mundo como un apocalipsis que acaba de concluir. Las cuatro mujeres que protagonizan esta obra de Raquel Forner titulada El drama tienen mucho que decir. Sus sus gestos dramáticos no contrastan con la postura que mantienen: están de pie y, en medio de tanto dolor —la pintura es de 1943: la Segunda Guerra Mundial no daba señales de terminar y el nazismo seguía ensanchando los límites posibles del horror—, parecen gritar: nunca más.
Argentina, porteña, nacida y muerta en la Ciudad de Buenos Aires, Raquel Forner llegó al mundo en las puertas del siglo XX, año 1902, pero fue en Europa, puntualmente en España, en un viaje con su familia cuando tenía doce años, que se le despertó la fascinación por el arte. Estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes en Buenos Aires y en 1922, con veinte años, obtuvo el título de profesor de dibujo. A los pocos años empezó a exponer en distintas galerías.
En un artículo del 30 de septiembre de 1928 publicado en el diario porteño La Vanguardia, a propósito de su presentación en el Salón Nacional de Bellas Artes, se lee que “Forner es una artista atenta al ritmo de la época, se define con netos perfiles en el grupo de vanguardia” y que “expresa su realidad que no supone reinterpretación literaria del mundo de referencia, sino apoyo consciente en las cosas sensibles”.
II
“Necesito que mi pintura sea un eco dramático del momento que vivo”, dijo en 1938 después de haber presentado Mujeres del mundo, una obra que tiene muchas similitudes con El drama, no sólo en la forma de componer una escena y la figuración de sus personajes, también en el tema. Para entonces, Forner ya tiene una idea muy concreta de lo que quiere mostrar y problematizar en sus lienzos.
El drama, que está en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, es un óleo sobre tela de 126 centímetros de alto y 174 de ancho. El mismo año que lo terminó, 1942, lo presentó en el XXXI Salón Nacional de Bellas Artes. Ya había participado el año anterior con Cabeza (Estudio para Autorretrato): logró el Segundo Premio Pintura. Con El drama obtuvo el primer lugar y la certeza de haber pintado una obra totalizante.
La historiadora del arte Diana B. Wechsler sostiene que Forner “puso su trabajo al servicio de la causa de la República, de la libertad, del respeto por los derechos humanos y fue entonces cuando desplegó su producción, desarrollando una figuración contundente que buscaba representar a través de su síntesis simbólico-plástica los hechos y de este modo denunciar los crímenes del hombre contra el hombre”.
III
La obra de Raquel Forner es enorme y muta en cada década. En el año 1982, a sus ochenta años, se creó la Fundación Forner-Bigatti, junto al escultor Alfredo Bigatti. En esa última década de su vida siguió activa participando de diversas exposiciones como la Bienal de La Habana de 1984. Finalmente murió el 10 de junio de 1888. Ese mismo año había realizado una exposición individual en la Galería Giácomo Lo Bue de Córdoba.
Wechsler asegura que “sus obras resuelven de una manera particular las tensiones entre arte y vida, arte y política, y se instalan con entidad propia con nuevas respuestas a través de una nueva mirada; su condición de mujer no constituye un dato menor, ya que la misma conduce a revelaciones diversas sobre la crisis del mundo contemporáneo”. Sin dudas, cuando el espectador se para frente a El drama ve una acertada representación estética y política del mundo.
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