Enrique Rodolfo Ledgard Jiménez, más conocido como Kiko Ledgard nació en 1918 y se convirtió en un icono de la televisión peruana. Su inquieta e inigualable forma de ser fue la semilla del éxito que logró cultivar y cosechar, pero no todo fue felicidad. Un accidente le arrebataría aquellos frutos que terminarían alejándolo de su segundo hogar, la televisión.
LOS INICIOS DE KIKO LEDGARD
Este excéntrico personaje inició trabajando en British Airways, luego ingresó a una agencia de publicidad, sin haber estudiado para ello, pero su ingenio se lo permitió. Sin embargo, eso no fue suficiente para aquel ser aventurero.
Provenía de una familia deportista. Su hermano era Walter ‘Tater’ Ledgard, un famoso y reconocido nadador peruano. Kiko no se quedó atrás y sobresalió en la disciplina del boxeo, siendo campeón a los 40 años. También fue actor y, aunque no fue un gimnasta profesional, le gustaba hacer piruetas como tal.
Fue entre 1959 y 1960 que las luces, los micrófonos, los guiones, las producciones y todo lo que concierne a un medio de comunicación llegó a su vida (o viceversa).
KIKO LEDGARD, LA LEYENDA DE LA TELEVISIÓN PERUANA
América Televisión fue el primer canal que dio rienda suelta a las inéditas ideas de un joven entusiasta y lleno de creatividad. Condujo el programa “La pareja 6″ que luego pasó a ser “La familia 6″. La fama estaba presente, pero todo aumentaría con el pasar de los años.
En 1965 realizó su cambio a Panamericana Televisión y la idea del juego de parejas se instaló en aquella casa televisiva. Villa Twist era el nombre del primer programa que condujo y después hizo lo mismo con Un juego para dos. No obstante, el éxito rotundo e indiscutible llegaría con Haga negocio con Kiko. Todos querían ver el programa y participar en él.
Sus compañeros y colegas destacaban esa naturalidad con la que improvisaba y esa fresca forma de ser que contagiaba a los que lo rodeaban.
“Él usaba una media roja en el pie derecho y una negra en el pie izquierdo. Siempre usaba las medias de diferente color. Era algo en lo que habíamos coincidido, pero finalmente, Kiko quedó con esa identidad porque las personas ya conocían esa característica de él”, mencionó, en exclusiva para Infobae, Jorge de Souza Ferreira, productor del recordado programa Haga negocios con Kiko, quien compartió espacios laborales y personales con Ledgard.
Otra de las particularidades principales que el excéntrico conductor dejó marcado es el uso de tres relojes y todos con una diferencia de tiempo.
“(Yo le decía) tienes que estar temprano para hacer tal cosa en el programa porque la grabación la tenemos que hacer para mandarla a otro lado. Entonces, él cuadraba su reloj acorde a la hora de aquel otro lado. El tercer reloj cumplía la función de un cronómetro. Él era un maniático del tiempo y yo también”, sostuvo, entre risas de Souza, quien a su vez es una leyenda viva de la televisión peruana.
“El programa Haga negocios con Kiko inició con 145 asientos para el público y consistía en abrir tres puertas y llevaban el nombre de La Niña, La Pinta y La Santa María. Los participantes debían de contestar preguntas de cultura general y accedían a premios grandes como autos y más. El éxito del formato y de Kiko, como conductor, fue rotundo”, manifestó el productor de aquel aclamado programa de los 60.
Fueron tres años de risas, innovación e ingenio, pero luego Enrique Rodolfo Ledgard, tuvo que partir a España debido a las nuevas medidas que estableció el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado.
ESPAÑA CONOCE A UN NUEVO ÍDOLO DE LA TELEVISIÓN
Recordar al carismático presentador es revivir el origen de todos los programas concurso que existen hoy en día. Ser el pionero, sin duda, lo hace merecedor al reconocimiento no solo en Perú, sino también en España.
Arribó al país europeo, luego de algunas restricciones que interpuso el gobierno peruano en aquellos años.
Al pisar el suelo ibérico se encontró con un escenario distinto al que veía en su país natal. Era una España distinta a la actual. Ingresó a un país bastante conservador que salía del franquismo.
Le dieron la oportunidad de conducir un programa novedoso para aquella época: 1, 2, 3, dilo otra vez. El éxito televisivo tenía nombre una vez más y se llamaba Kiko Ledgard. Recibió un premio de reconocimiento en 1975, el cual se lo entregó la misma reina Sofía.
“Kiko ha sido el único presentador exitoso en España y entrar a ese mercado nunca ha sido fácil”, sostuvo Gonzalo Iwasaki, periodista que conoció y compartió momentos con Ledgard.
Los triunfos vinieron acompañados de una gran tristeza. La popularidad activó el olfato de personas de mal vivir y secuestraron a su suegra en Madrid, a quien días después encontraron muerta. El agresor resultó ser un amigo de la familia.
LA CAÍDA DEL TERCER PISO
En 1981 se anunciaba su retorno a la televisión peruana. Se realizó una rueda de prensa en el hotel del Country Club. Asistieron varios medios de comunicación, pero lo que iba a ser un gran anuncio, terminó convirtiéndose en una gran tragedia para el también publicista.
Iwasaki, amigo del carismático conductor, reveló a Infobae detalles nunca antes conocidos sobre el destacado showman peruano.
“Kiko se subió a una baranda y comenzó a caminar sobre ella. Él tendría alrededor de 62 años. Mientras hacía piruetas, como siempre las solía hacer, la anfitriona de aquel evento se asustó por las acrobacias y al querer ayudarlo, solo terminó haciéndolo tropezar y es así que cae desde el tercer piso del hotel”, contó el comunicador.
Sobrevivió y se le diagnosticó traumatismo craneal. Pasaron los años y no se le volvió a ver en la televisión hasta que en 1991, concedió una entrevista.
“Durante tres meses no reconocí a nadie, ni siquiera a mi mujer (…) Yo creo que podía haber vuelto a trabajar, pero no todo el mundo lo cree”, comentó en aquel momento.
Ese accidente puso en pausa el triunfal retorno de Kiko, pero, ¿cómo quedó este ícono de la conducción peruana posterior al accidente?
Amigos suyos revelaron a este medio que aquel personaje extrovertido y con una personalidad desbordante ya no era el mismo. Esa chispa que lo caracterizaba, esa espontaneidad, se había despedido en aquella caída.
“Él (Kiko) hablaba más de lo antiguo. Felizmente, no quedó inmóvil, pero la espontaneidad y rapidez de respuesta ya no estaba. Tuvo el apoyo que necesitó de las personas que los queríamos y de su familia”, agregó Iwasaki, quien además sostiene que su amistad con Ledgard forman parte de los mejores recuerdos de su niñez.
El 23 de octubre de 1995, el publicista e imagen de la televisión peruana cerró los ojos para siempre a causa de un paro cardíaco.
Los medios hablaron de ello, mientras que el cuerpo del showman de 76 años fue enterrado en Madrid.
Su legado y memoria quedó en su público, compañeros de trabajo, amigos, colegas y la televisión en general. Hoy en día su icónica historia sigue presente.
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