Iris Speroni: “La clase política, la banca y parte de la industria arman excusas para apropiarse de la renta agropecuaria”

Argentina parece nunca poder salir de la contradicción de ser un país rico pero incapaz de desarrollar su potencial. Iris Speroni, economista y especialista en agronegocios, sostiene que existe “un plan político económico” al que llama “vivamos todos del campo” y que consiste en que “una serie de sectores de la economía que es la clase política, la banca y parte de la industria, que arman kioscos o paraguas o excusas para apropiarse de la renta agropecuaria” y para colmo nada de eso vuelve en concepto de inversiones en infraestructura para mejorar la productividad del campo.

De no ser por este sistema parasitario, Argentina, como lo ha hecho recientemente Brasil, como lo hace Estados Unidos o Rusia, podría desarrollarse en un tiempo relativamente breve, proponiéndose por ejemplo llegar a exportar 300.000 millones de dólares; meta que le parece alcanzable a corto plazo, pero parte de esa riqueza debe volver en trenes de carga, barcos y otras obras necesarias para sostener ese ritmo exportador.

Iris Speroni, economista egresada de la UBA, con posgrado en Agronegocios de la misma universidad, y especialización en Finanzas en UCEMA, y una trayectoria profesional en la actividad privada, predica permanentemente sobre estas cuestiones como columnista en diferentes medios y en su blog. Su enfoque es pragmático, realista y con el interés de la Argentina en primer plano. Parece simple, pero suele brillar por su ausencia en el discurso político.

En esta charla con Infobae, sostiene que podríamos en poco tiempo retomar la senda del crecimiento, porque tenemos con qué. Se trata de entender que el agro es el motor de nuestro desarrollo y que parte de la riqueza que produce debe volver en inversión para infraestructura para sostener su expansión. Para ello, hay que poner fin al sistema que lo exacciona permanentemente -y al conjunto de los argentinos- para repartir ingentes beneficios entre unos pocos.

— Estamos viviendo una situación de gran inestabilidad, de no saber cómo se llega al 10 de diciembre. ¿Vamos a poder aterrizar sin un crash? ¿Vamos a poder evitar un nuevo trauma?

— Suena complicado porque mi opinión es que se están llevando adelante las mismas políticas monetarias que durante el Plan Primavera. Casi diría que hasta por la misma gente o la misma ideología.

— Alfonsín, año 89.

— Alfonsín y Machinea al frente del Banco Central que fue el que elaboró el genial Plan Primavera que terminó en el crash del país. Se están tomando las mismas medidas políticas por seguidores o pupilos de Machinea, así que hay grandes chances de terminar de la misma manera.

— ¿Esas medidas cuáles serían?

— Básicamente un modus operandi sumamente perfeccionado, que es tener el tipo de cambio retrasado, lo cual hace que toda aquella persona que obtenga dinero, con buenas o malas artes, y tenga acceso a comprar esos dólares baratos, compra el doble de dólares de lo que podría comprar en un mercado libre; y por el otro lado remunerando pasivos del Banco Central con lo cual genera de la nada rentabilidad para un grupo muy selecto de personas. Ese grupo se apodera de la emisión monetaria, es decir de todo el dinero que nos sacan a nosotros todos los meses por impuesto inflacionario, se lo dan a diez personas. Y por el otro lado…

— ¿Quiénes son? ¿Los bancos?

— La banca que después lo reparte como puede. A quienes se lo reparte en algún punto solo cubren la inflación. O sea, a diferencia de un jubilado o un trabajador que no puede salvarse del impuesto inflacionario, una empresa que pone su capital de trabajo en el mercado cubre total o parcialmente la inflación. O sea, unos salen hechos o casi hechos, y el resto pierde horrorosamente. Todo ese dinero se lo queda la banca a través del spread, de la diferencia de tasas. Pero además ese mismo grupo de gente un poco más ampliado es el que compra dólares a mitad de precio. O sea, el Estado emite para que algunos compren dólares a mitad de precio. Y todo eso nos lo cobran a nosotros. Es una carrera demente. Pero no es la primera vez que sucede en la Argentina; es un excelentísimo negocio, entonces lo siguen haciendo hasta que nos van quebrando. Luego nos recomponemos un poco, nos quiebran de vuelta, y así.

— El kirchnerismo tiene un problema ideológico con la inflación, sostiene que la emisión sin respaldo no tiene nada que ver…

— Yo diría que cualquiera que diga que la inflación es por algo distinto de la emisión o es un burro o es un mentiroso. Lo que pasa es que la inflación en la Argentina es un excelente negocio para pocos. La inflación permite repartir dinero de la nada, es una forma de vaciar el tesoro público, y lo paga el resto de la población con impuesto inflacionario. Entonces si yo tengo rédito por la inflación, quiero que siga existiendo. Voy a dar una cifra: 44.000 millones de dólares se robaron solo con diferencia de tipo de cambio. Además, según el tipo de cambio y el día, por intereses de Leliqs estamos con 65 millones de dólares por día o de 130 ó 150 por día si es al cambio oficial. Pero suponiendo que sea por tipo de cambio libre estamos en casi 70 millones de dólares diarios.

— De intereses por las Leliqs.

— De intereses por Leliqs. Es decir todo, todo el déficit de Aerolíneas Argentinas son dos días y medio de déficit del Banco Central. Entonces una persona que tiene un puesto de ñoqui, que cobra y no va, o los que dicen que el problema de la Argentina son las jubilaciones, o todos los sueldos de la administración federal, eso representa sólo una mínima porción de lo que se gasta en intereses.

— Javier Milei dice que quiere ajustar a la casta. El tema es cómo. Por ejemplo, liberar tarifas de transporte y servicios, ¿es ajustar a la casta?

— Yo creo que si él va a cortar el tema de las Leliqs, va a cortar un robo de, no hagamos dólar oficial, hagamos dólar libre, 70 millones de dólares por día. Ahí hay un montón de gente que se beneficia con eso. Por algo los bancarios tienen los sueldos más altos de la Argentina, junto con los petroleros. De alguna manera participan del rédito del impuesto inflacionario. De una mínima parte, claro, no se llevan todo, pero alguna parte les toca a ellos. Eso ya sería una parte. Si se paga a quien exporta el valor del dólar o la divisa que corresponde, y un productor de trigo, un productor de carne de cerdo o los que hacen aluminio en la Patagonia o la gente que hace pesca, cobra el dólar que corresponde bueno, ya va a haber una cantidad de amigos del poder que han comprado todos los dólares que consigue la Argentina, que el año pasado fueron 88.446 millones de dólares, no es que es poco dinero, lo compraron a mitad de precio. Por eso hubo cualquier cantidad de compras de aviones privados, por ejemplo. Ahí va una parte del valor del trigo que el productor no cobra. Cuando el botín es tan grande, hay mucha plata para comprar voluntades y mantener el statu quo. Con lo cual, si se corta el tema de manipular el tipo de cambio, muchos argentinos dejarán de ser expoliados de la mitad del fruto de su labor.

— ¿Y los subsidios?

— Los subsidios al transporte, a la electricidad, al gas, tienen una contracara que es yo tengo un sueldo miserable de 150 dólares, que es el suelo promedio de la Argentina, entonces no puedo pagar el precio de mercado de un kilowatt. Queda claro. Entonces hay un fraude ideológico armado básicamente por el kirchnerismo, por el populismo ya que me niego a decir que eso es peronismo, que consiste en pagar sueldos miserables a la gente y manipular algunos precios de tal manera que la gente pueda tener electricidad para ver la tele, tener heladera y comprar carne de vez en cuando y no mucho. Entonces manipulan el precio de la carne, el precio del transporte, el precio del kilowatt. Pero la verdad es que del otro lado hay una serie de empresas que son concesionarias de servicios públicos. También están los concesionarios de líneas de transporte. Cuando yo era chica era el colectivero y una cooperativa de colectiveros y una línea tenía, no sé, 150 colectivos y había 90 ó 120 patrones, con chófer para el contraturno; hoy han sido todas compradas, algunas hasta en forma hostil, por los políticos, que son los receptores de los subsidios. Y nadie sabe cuánto se paga, porque es en base a declaraciones juradas. Los subsidios privados en el presupuesto nacional representan mucha plata. Es mucho más dinero que la totalidad de los sueldos de la administración pública. Entonces prefiero que el transporte valga lo que tenga que valer, y que la gente gane el sueldo que tiene que ganar para poder ir a trabajar. El subsidio al transporte no es un subsidio a la persona ni al trabajador, es un subsidio a la patronal. ¿Por qué tengo que subsidiar a la patronal? Que la patronal pague lo que tenga que pagar el trabajo y que la gente pueda alimentar a su familia, tener su techo y pagar su transporte, vestirse y alimentarse bien. Es más, creo que la Argentina tendría que buscar un sistema económico por el cual con que trabaje uno en el hogar sea suficiente. No puede ser que trabajen dos y no alcance, porque es la destrucción de la familia.

— Otro tema que en estos años complicó el panorama económico y político es esta guerra contra el campo. Como si en la Argentina, o crece la industria o crece el campo, que sería el malo de la película que no permite que crezca lo otro. ¿Existe realmente una dicotomía tal que no podemos, siendo un país con tantas riquezas naturales, desarrollar las dos cosas?

— Es una dicotomía ficticia e interesada y maledicente. Por eso a veces me enojo cuando peronistas dicen “el campo es malo, no debemos exportar materias primas”. Olvidándose lo que eran las exportaciones del 46 al 55 y por supuesto no leyendo el Plan Trienal 73-76 donde claramente el presidente Perón dice que hay que triplicar y cuadruplicar las cosechas, triplicar el rodeo vacuno y llevarlo a 200 millones de cabezas de ganado, triplicar el rodeo ovino y triplicar el caprino. No habló de cerdos porque en esa época no estaba de moda pero uno podría tranquilamente hoy exportar 4.000 millones de dólares de carne de cerdo con poca dificultad. Es no estar en contacto con el país que uno es y no entender dónde está la fuente, el motor de la economía argentina. Lo que ha crecido Brasil y lo que ha mejorado el nivel de vida de su población no ha sido por la industria brasileña, ha sido el campo brasileño que desde Lula hasta la fecha no ha parado de crecer. Y eso es lo que además mueve a todo el país porque es lo que hace comprar máquinas y herramientas, que la gente esté bien y se haga la casa. Lo que se ha poblado el Sur de Brasil no tiene nombre. Una numerosa clase media rural que se hace su casa, compra su camioneta, manda a los chicos a la escuela, compra ropa. El agro ha sido el motor de la economía de Brasil y es aún hoy el motor de la economía de Estados Unidos y ha sido junto con los combustibles el gran motor del crecimiento ruso de los últimos 20 años también. Entonces los invito a leer lo que dijo el general Perón en el 73 que el futuro está en el agro y que en combustibles hay que autoabastecerse; está en PDF en cualquier lado.

— El argumento anti campo es que éste no genera empleo.

— No es verdad, es interesada esa mirada. Yo creo que hay un plan político económico que yo le puse el nombre “vivamos todos del campo”, que es una serie de sectores de la economía, la clase política, la banca y parte de la industria, que arman kioscos o paraguas o excusas para apropiarse de la renta agropecuaria. Eso tiene todo un discurso que se genera en la Universidad, primero en la de Buenos Aires, sobre todo en Sociales, pero en Económicas también, y que está replicado en todas las Universidades nacionales y en privadas también, como en la Di Tella, que necesita pintar de malo al campo para poder justificar la exacción y el fraude.

— ¿Vía retenciones?

— Vía retenciones. Vía diferencial de tipo de cambio. Vía diferencial de impuestos. Pero además ni una parte del dinero que se le quita vuelve a aumentar la productividad del campo. O sea, el campo le da plata al país pero el país ni siquiera se molesta en que haya trenes de carga. Que haya rutas. Que haya caminos rurales. (María Eugenia) Vidal por ejemplo había planteado cerrar todas las escuelas rurales. Es una permanente agresión contra el que nos da de comer a todos, porque todos vivimos del campo en la Argentina. Me decís “yo soy Aluar y hago lingotes de aluminio”. Sí, está bien, pero ¿quién pagó el Chocón para que tengas la electricidad para poder hacer Aluar? Y todos los subsidios de los bancos, todo eso ha salido a lo largo de la historia del campo. Entonces a mí me parece que si uno se amiga con el campo y se tiene como un objetivo exportar 300.000 millones de dólares, que lo podemos hacer rápidamente, y que gran parte de eso a mi entender se tiene que reinvertir en infraestructura, esto es, volver a poner en pie todo el sistema de trenes de carga. Esos son miles de puestos de trabajo bien pagos. Un barco salido del astillero de carga de los que nosotros necesitamos para sacar cosecha sale 70 millones de dólares. No es nada. No es nada comparado con los valores de más o menos 60.000 millones de dólares de la exportación agraria. No hay armadores en la Argentina porque la casta los expulsa. Pareciera que alguien no quiere que la Argentina sea auto sustentable en su propio transporte. Pero la verdad es que tener cien barcos es cambio chico para nosotros respecto del monto de las exportaciones. Y esos son un montón de puestos de trabajo de alto sueldo como los petroleros.

— ¿Se puede diversificar más la producción?

— Bueno, uno puede decir que una gran empresa tiene 10.000 hectáreas de soja. Pero la Argentina es el tercer exportador de miel y si parte del dinero que produce el campo se reinvierte en las localidades, podríamos duplicar y triplicar las cantidades de miel que exportamos. California exporta 4.000 millones de dólares por año de almendras. Y uno si empieza a hacer el valle medio del Río Negro con nogales, almendros, avellanos, podría estar exportando, desde pequeñas parcelas de 8, 10, 15 hectáreas, y toda esa gente si gana la plata va a poner linda la casa, le va a poner tejas, va a contratar a dos peones. Va a poner riego. Se va a comprar una camioneta. Van a necesitar una estación de servicio relativamente cerca. Es bastante obvio cómo se reparte eso. Así creció la provincia de Buenos Aires durante todo el siglo XX del desierto a lo que es hoy. Y así creció Estados Unidos también. Y así ha crecido el sur brasileño en los últimos 20 años.

— Una cosa impactante es que la ruta nacional que pasa por la zona de Junín, camino a Mendoza, una zona agropecuaria riquísima, bueno la ruta es de una mano y una mano, no es autovía. Pero al costado del camino se ve maquinaria agrícola nueva, impresionante. O sea, una ruta angosta, peligrosísima, atravesando una zona donde los productores compran maquinaria de avanzada. Pero la infraestructura es obsoleta.

— Pero no es porque esa gente no le da la plata al Estado; es porque el Estado la usa para otra cosa, como por ejemplo regalarles los dólares a mitad de precio a los amigos del poder. Bueno, hay que hacer rutas bien y las tiene que hacer el Estado y mantener el Estado y cobrar lo que tenga que cobrar. Pero también para que las rutas duren y tengan menos tránsito pesado uno tiene que tener tren de carga. Y el camión ir hasta la estación de tren. Eso no es quitarle trabajo a los camioneros, porque si uno triplica el rodeo vacuno y las cosechas, todos los camiones que hay en la Argentina hoy no van a servir para mover las cosechas y los animales hasta la estación de tren. No es quitarle trabajo a nadie, es darle más trabajo a mucha gente.

— ¿Las retenciones sirven o no?

— No, no sirven. Ningún país del mundo tiene derechos de exportación. Vuelvo a repetir, para lo único que sirven es para tener una excusa para sacarle el dinero a los productores agropecuarios y a todo el mundo rural, porque uno no solo afecta al dueño de un campo que hace trigo; afecta al señor de la estación de servicio. A los comerciantes del pueblo, etcétera.

— Los argentinos parece que nos disparamos en el pie todo el tiempo. El otro día explicabas que en la minería dejamos que se lleven todo sin ningún tipo de rédito para el país.

— Durante el gobierno de Menem se hizo un marco básicamente tributario en el cual se eximía de impuestos a la minería por 30 años. Que está a punto de vencer y ya estaba De Mendiguren tratando de renovarlo. No me parece que si yo tengo treinta colmenas de abejas tenga que pagar impuestos y un señor que saca oro no tenga que pagar. Yo quiero que los impuestos sean bajos pero bajos para todos. Es preferible todos poquito y no tener grandes sectores exentos como actualmente. Pero por el otro lado ocurre que no se controla cuánto producen. Entonces se saca el oro en grandes toneladas y, salvo alguna excepción china y rusa, el 90 y pico por ciento de todas las auríferas que hay en la Cordillera desde Santa Cruz hasta el Norte son todas de países británicos, del Commonwealth. Son empresas que no llevan el oro a Gran Bretaña, lo llevan a Suiza. Pero no lo declaran en Aduana, no lo declaran en ningún lado. Los pobladores de las zonas lo saben porque ven cuando salen los helicópteros, saben cuánto carga el helicóptero. La gente del lugar sabe perfectamente cuánto contrabandean. Pero también lo saben las autoridades y hacen la vista gorda y la única explicación es que les conviene. Pero es un gran problema porque la Argentina no tiene reservas de oro, cuando podría estar hoy sin deuda, con ess reservas de oro. Sin deuda externa, con reservas de oro y con estabilidad monetaria. Lo que uno necesita es gente que gobierne a favor de los intereses del país.

— Estaba pensando, a medida que te escuchaba, que quien venga a gobernar, si quiere realmente que la Argentina se desarrolle, liberar nuestras fuerzas productivas, además de la pericia económica lo que va a tener que tener sobre todo es espalda política porque todo lo que está trabado en realidad no lo está por la economía sino por la política.

— No. Algo que me gustaría transmitir a los lectores es que la Argentina hoy tiene todo para salir adelante. Parece un slogan de políticos, pero a lo que voy es a que hay razones objetivas para salir adelante. Porque a pesar de todo lo mal que se ha hecho en estos años, se ha invertido, los privados han invertido en capacidades para generar riqueza. Falta un montón de inversión pública, en particular en transporte, en flota y en ferrocarriles, pero si empezamos a exportar más, va a estar el dinero para hacerlo rápidamente, es decir en 3 años cambiar todo el perfil ferroviario de la Argentina por ejemplo. Y los barcos llevan tiempo porque tardan en hacerse pero uno puede encargar 30 barcos nuevos y hacer revamping de barcos usados y en poco tiempo tener una flota. Creo que la Argentina debe autoabastecerse de fertilizantes. Y hay un plan muy interesante del ingeniero Aníbal Colombo que es hacer riego para toda la Argentina árida. Eso triplicaría la superficie fértil de la Argentina. A lo mejor no con el mismo tipo de cultivos de la pampa húmeda pero sí con cultivos de secano que vale mucho más por tonelada. O sea, vale más una tonelada de almendras que una tonelada de soja. Con lo cual podríamos hacer ricas a todas las provincias del país. Pero necesitamos sacarnos de encima a los que yo llamo interventores de la Argentina. Es gente que hace absolutamente todo para que a la Argentina le vaya mal. Y en pago a su trabajo obtienen grandes beneficios mal habidos. Todos los que se apoderan de los dineros públicos o de los dineros de compatriotas, de sus compatriotas, es solo como pago por hacer que a la Argentina le vaya mal.

— Esperemos tener un día un gobierno de gente que tenga amor al país, como para defender esto.

— Creo que es la única manera. Es entender que hay un beneficio nacional y un objetivo nacional que es el engrandecimiento del país, que además es nuestro mandato desde la Constitución, incluso antes, desde la declaración de la independencia: nace una nueva y gloriosa nación. Tenemos que hacer honor a la misión que nuestros ancestros nos encomendaron. Pero además tenemos con qué, no es que nos están pidiendo algo imposible.


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