Adar Poonawalla hizo grandes promesas. Con 40 años, el jefe del mayor fabricante de vacunas del mundo se comprometió a asumir un papel de liderazgo en la iniciativa mundial para vacunar a los pobres contra el COVID-19. Su imperio con sede en India firmó acuerdos valorados en cientos de millones de dólares para fabricar y exportar las dosis a los países que sufren.
Esas promesas se derrumbaron. India, inmersa en una segunda ola de coronavirus, reclama sus vacunas. Ahora, otros países y grupos de ayuda se apresuran a encontrar escasas dosis en otros lugares.
En India, los políticos y el público han criticado a Poonawalla y a su empresa, el Serum Institute of India, por subir los precios en medio de una pandemia. Serum ha tenido problemas de producción que le han impedido ampliar la producción en un momento en que el país necesita cada dosis. Poonawalla ha sido criticado por partir a Londres en medio de la crisis, aunque dijo que solo fue un viaje rápido. Él le dijo a un periódico británico que había recibido amenazas de políticos y de algunos de los “hombres más poderosos” de India, quienes le exigen el suministro de vacunas. Cuando regrese a la India, viajará con guardias armados asignados por el gobierno.
En una entrevista con The New York Times, Poonawalla defendió a su empresa y sus ambiciones. No tuvo más remedio que entregar las vacunas al gobierno, dijo. Citó la falta de materias primas, de lo que ha culpado parcialmente a Estados Unidos. Fabricar vacunas, dijo, es un proceso minucioso que requiere inversión y grandes riesgos. Poonawalla dijo que regresará a India cuando termine sus negocios en Londres. Y se encogió de hombros ante sus comentarios previos sobre las amenazas, ya que dijo que no eran “nada que no podamos manejar”.
Pero Poonawalla también reconoció que el Serum Institute por sí solo no tiene la capacidad para vacunar al país a corto plazo y mucho menos para asumir la carga de vacunar a los pobres del mundo.
”El problema es que nadie tomó el riesgo que yo tomé al principio”, dijo. “Ojalá otros lo hubiesen hecho”.
Su posición representa un cambio radical para Serum y el gobierno indio. En enero, cuando India lanzaba su propio programa de vacunación mientras también comenzaba a exportar, el primer ministro Narendra Modi prometía que sus vacunas “salvarían a la humanidad”.
En cambio, la tragedia que se desarrolla ha dejado claro que India, incluso con el mayor fabricante de vacunas del mundo a su disposición, no puede salvarse a sí misma.
Las perspectivas de vacunación a largo plazo del país mejoraron después de que la administración de Joe Biden respaldó el miércoles la exoneración a las protecciones de propiedad intelectual de las vacunas, lo que podría facilitar que las fábricas indias las fabriquen. Sin embargo, eso no ayudará a la crisis actual de India, que hasta el viernes había cobrado más de 230.000 vidas, una cifra que probablemente representa un conteo que se quedó corto.
Serum se ganó el favor de Modi en parte porque encajaba con la narrativa del gobierno de una India autosuficiente que estaba lista para ocupar su lugar entre las principales potencias del mundo. Ahora tanto el gobierno de Modi como Serum han sido humillados y sus ambiciones están siendo cuestionadas.
”Nuestra capacidad es extremadamente pobre”, dijo Manoj Joshi, miembro de la Observer Research Foundation en Nueva Delhi, que trabaja con la formulación de políticas en la India. “Somos un país pobre. Espero que podamos incorporar algo de humildad al sistema”.
Poonawalla tomó las riendas del Serum Institute hace una década de manos de su padre, Cyrus, un criador de caballos convertido en multimillonario de las vacunas. Antes de la crisis, fue alabado en los medios de comunicación indios como un ejemplo de una nueva clase de empresarios jóvenes y mundanos. Las fotografías de él y su esposa, Natasha, eran un ingrediente básico en las revistas de moda.
El año pasado, Serum llegó a un acuerdo con AstraZeneca para producir mil millones de dosis de su vacuna Oxford-AstraZeneca, llamada Covishield en India. Serum recibió una subvención de 300 millones de dólares de la Fundación Bill y Melinda Gates para suministrar hasta 200 millones de dosis de Covishield y otra vacuna en desarrollo a Gavi Alliance, la asociación público-privada que supervisa a COVAX, el programa para donar vacunas a países pobres.
Serum se comprometió entre enero y marzo a vender alrededor de 1100 millones de dosis de vacunas en los próximos meses, según una revisión de los acuerdos de compra proporcionada por UNICEF. Para cuando India detuvo en gran medida las exportaciones de vacunas, Serum había exportado apenas cerca de 60 millones de dosis, aproximadamente la mitad a Gavi. India había reclamado más de 120 millones de dosis.
El mundo está lidiando con el efecto dominó. Un portavoz de Gavi dijo que la decisión de India de priorizar las “necesidades domésticas” está teniendo “un efecto dominó en otras partes del mundo que necesitan vacunas desesperadamente”. Sin embargo, en una señal de la falta de opciones para conseguir vacunas, Gavi firmó el jueves un acuerdo de compra con la compañía estadounidense de vacunas Novavax que incluye la fabricación de dosis por parte de Serum.
Nepal, el vecino del norte de India, cambió su ley de adquisiciones para pagar a Serum un anticipo del 80 por ciento, o aproximadamente 6,4 millones de dólares, para comprar 2 millones de dosis de Covishield. Serum entregó el primer millón de dosis, pero está ofreciendo devolverle a Nepal su dinero por el segundo millón, dijo el director del departamento de salud de Nepal, el doctor Dipendra Raman Singh. Nepal se ha negado, con la esperanza de recibir más dosis, a medida que la catástrofe de India se desborda a través de sus fronteras.
Algunas de las necesidades del país son autoinfligidas. Ahora solo fabrica dos vacunas, Covishield de Serum y otra desarrollada en India. Un acuerdo del gobierno para producir la Sputnik V de Rusia en India se ha enredado en trámites burocráticos. Si otros fabricantes hubieran comenzado antes, dijo Poonawalla, Serum no tendría que enfrentar tanta presión.
Poonawalla también ha citado el suministro de materias primas. En abril, le pidió al presidente Joe Biden en Twitter que “levantara el embargo” sobre la materia prima utilizada para fabricar las vacunas contra el COVID-19. Los funcionarios de la Casa Blanca dijeron que Poonawalla describió mal su situación. Aun así, Estados Unidos dijo que enviaría materias primas al Serum Institute para aumentar su producción de vacunas, aunque Poonawalla dijo que aún no han llegado.
Poonawalla también ha sido objeto de escrutinio por cobrar diferentes precios al gobierno central, a los estados de la India y a los hospitales privados. Hace dos semanas, Serum dijo que cobraría a los gobiernos estatales alrededor de 5 dólares por dosis, alrededor de 3 dólares más de lo que cobra al gobierno de Modi.
La semana pasada, tras las críticas, Poonawalla bajó el precio a 4 dólares. A pesar de eso, los críticos señalan una entrevista en la que Poonawalla dijo que estaba obteniendo ganancias incluso al precio del gobierno central.
Poonawalla dijo que Serum podría vender a un precio más bajo al gobierno central de la India porque estaba ordenando volúmenes más grandes.” La gente no entiende”, dijo Poonawalla al Times. “Simplemente toman las cosas de manera aislada y luego te insultan, sin darse cuenta de que este producto se vende a 20 dólares por dosis en el mundo y lo estamos proporcionando por 5 o 6 dólares en India. No hay fin para las calumnias, las quejas y las críticas”.
Su presencia en Londres solo ha impulsado a sus detractores, que criticaron los aumentos de precios de Serum. Sunil Jain, editor jefe del periódico The Financial Express, tuiteó que la partida de Poonawalla a Londres fue “vergonzosa” y que debería reducir los precios.
El Serum Institute está planeando una gran expansión en el Reino Unido, para lo que invertirá casi 335 millones de dólares en investigación y desarrollo, financiamiento de ensayos clínicos, la construcción de su oficina de ventas y posiblemente la construcción de una planta de fabricación, dijo la oficina de Poonawalla.
”Todos dependen de nosotros para poder conseguir esta bala de plata mágica a una capacidad casi infinita”, dijo Poonawalla. “Existe una presión tremenda por parte de los gobiernos estatales, los ministros, el público, los amigos y todos los que quieren la vacuna. Y solo estoy tratando de distribuirla de la manera más equitativa que puedo”.
Editor Notes: Selam Gebrekidan, desde Londres, y Bhadra Sharma, desde Katmandú, Nepal, colaboraron con este reportaje.
(c)The New York Times
SEGUIR LEYENDO:
Farmacéutica china producirá 1.000 millones de dosis de la vacuna de Pfizer
Sé el primero en comentar en"India y su fabricante de vacunas se tropiezan con sus promesas pandémicas"