En la misa del papa en Atenas, en la que el pontífice predicó el domingo a favor de la “humildad y la modestia”, una multitud entusiasta de fieles se agolpaba con la esperanza de “recorrer un camino común” con los ortodoxos de Grecia.
“Es genial tener la oportunidad de asistir a la misa del papa”, exclamó Margarita Diakopoulou, una alemana de unos setenta años casada con un griego.
Iosifina Andrioti, una católica griega que vino expresamente de la isla de Tinos, “siente la misma emoción”. “Es un regalo”, dijo a la AFP antes de la homilía del papa.
Hace 20 años, cuando el papa Juan Pablo II visitó Atenas, asistió a la misa. También ha visto varias veces al pontífice Francisco en Roma, “pero aquí, es diferente”.
Durante el día, un helicóptero sobrevoló la zona alrededor de la sala de conciertos Megaron Hall, donde se celebró la misa bajo fuertes medidas de seguridad.
Cuatro furgones policiales bloquearon el tráfico, la estación de metro más cercana fue cerrada y la policía comprobaba las invitaciones y los pases sanitarios.
Pero pese a las restricciones, el ambiente era de fiesta.
El pontífice argentino, de 84 años, es el primer papa en visitar la capital griega en 20 años. En 2001, Juan Pablo II fue el segundo papa en visitar la ciudad desde el cisma de 1054 entre las Iglesias católicas y ortodoxas.
En Grecia, donde “la religión dominante” es la ortodoxa según la Constitución, la minoría católica solo cuenta con 250.000 adeptos, la gran mayoría de los cuales proceden de migraciones recientes de Polonia, Filipinas, Albania, Ucrania, África y Oriente Medio. Representan al 1,2% de la población.
Pero “ser minoritarios –y en el mundo entero la Iglesia es minoritaria– no quiere decir ser insignificantes”, declaró el papa el sábado ante la comunidad católica en la catedral de San Dionisio Areopagita.
Durante su homilía el domingo, traducida al griego en un panel sobre un enorme órgano, el santo padre subrayó que “el Señor prefiere la humildad y la modestia”.
“La cuestión no es ser pequeños y poco numerosos, sino abrirse a Dios y a los otros”, agregó antes unos 2.000 fieles reunidos. Por razones sanitarias, solo 900 personas pudieron asistir a la misa en la sala principal.
– “Los fanatismos desaparecen” –
“Hoy es una fiesta”, se alegró Ourania Katrini, una griega ortodoxa, cuyos hijos cantaron en el coro de la misa y que asiste por primera vez a una misa católica.
“Los fanatismos de ambos lados desaparecen poco a poco” y “los cristianos deben seguir un camino común frente al islamismo”, insistió.
Una parte de los fundamentalistas ortodoxos griegos no perdona a los católicos el saqueo de Constantinopla en 1204 durante la 4ª Cruzada.
Durante un encuentro con el papa el sábado, el jefe de la iglesia ortodoxa de Grecia, el arzobispo Jerónimo II, reprochó a la Iglesia católica su falta de apoyo a Grecia en su batalla por la independencia del Imperio otomano en el siglo XIX.
Pero también pidió que continuara el “diálogo” entre los teólogos de ambas confesiones, “en la verdad y el amor, sin compromisos ni intolerancia”.
Por su parte, el pontífice insistió en las “raíces comunes” de ambas Iglesias y renovó la petición de perdón de Juan Pablo II en 2001, “por los errores cometidos por muchos católicos”.
En ese país con un 86% de ortodoxos, “las mentes están ahora más abiertas”, cree la católica Iosifina Andrioti, que se encontraba entre los fieles.
Quiere “creer en la mejora” de las relaciones entre ortodoxos y católicos y se mostró “muy emocionada” por los “espléndidos” mensajes ecuménicos del papa el sábado en Atenas.
Para la albanesa Tonina Tsakali, “el mensaje del papa” muestra que no hay diferencia entre los ortodoxos y los católicos, “hay un Dios para todos”.
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