“No creo en la literatura”, dijo Hernán Casciari. Pedro Rosemblat, que encabeza el ciclo Tres Estrellas del canal de streaming Somos Gelatina, debe haber tenido esa sensación que se tiene ante los textuales contundentes que, con oficio y con suerte, surgen en las entrevistas y que se parece a que un resaltador imaginario subraye con color fosforescente las palabras recién escuchadas. Rosemblat miró a su producción y les dijo: “Ese es el título, gente”.
Y lo fue. La entrevista al co-creador la revista, la editorial, la tienda y, sobre todo, la comunidad Orsai en el canal oficial de YouTube de Somos Gelatina se llama así: “Hernán Casciari: ‘No creo en la literatura’”. Dura cuarenta minutos y a 48 horas de haberse publicado tiene alrededor de 23.000 visualizaciones.
Además de los cuarenta minutos de la entrevista completa, circula en X -esa red a la que nuestros corazones llamará Twitter por siempre- un recorte de un minuto y cuatro segundos extraídos de la entrevista que se viralizó y que le valieron insultos, repudio e indignación -la Triple Nelson de Twitter- al autor de Messi es un perro y otros cuentos.
Dice así la primera parte del minuto viral: “Yo no creo en la literatura, para empezar, ni mucho menos que se lea. La literatura era una cosa de épocas en las que no teníamos pestañitas que minimizar, ni teníamos catorce dispositivos… La literatura era algo para un señor que venía a las siete de la tarde y tenía el tiempo suficiente de sentarse en un sofá con un libro de 550 páginas cuyas primeras 25 eran las descripción del personaje, facial. ¿Quién tiene el tiempo? ¿Por qué, además? Era buenísimo cuando no había otra cosa, y ya está, buenas noches”.
“Casciari”:
Por sus comentarios sobre la literatura pic.twitter.com/1sdHfppU4L— ¿Por qué es tendencia? (@porquetendencia) December 7, 2023
Y sigue: “La literatura no sé qué es ni tampoco me importa mucho. Hay mucha gente haciendo fuerza para que los chicos lean. Mi hija tiene seis años y obvio que no va a leer, ¿para qué? Decirle a un chico de siete, ocho años que tiene que estar tres, cuatro horas mirando para abajo con todos sus sentidos concentrados en una sola cosa, que es un papel con tinta en donde un tipo te quiere explicar cómo es la cara de ese personaje, pobrecito, ¿por qué le vas a hacer eso al chico?”.
“Todos mis libros a mitad de precio mientras me sigan puteando en Twitter. ¡Que no decaiga!”, tuiteó poco después del mediodía el propio Casciari, con la polémica ya candente en esa red social. Un ratito antes, en otro tuit, había compartido el link desde el que pueden descargarse gratis las versiones electrónicas oficiales de esos mismos libros.
“Yo soy sobre todo lo que hago, más que lo que digo. Y lo que hago es tener una editorial, tener una revista, escribir historias”, le dice Casciari a Infobae Leamos, y también: “La gente está muy perezosa y ve recortes de conversaciones que son mucho más largas, y está muy bien”.
Lo cierto es que en la entrevista en la que dice “no creo en la literatura” el autor oriundo de Mercedes dice, así, al pasar, como se dice en los asados, en las esquinas o en los bares, otras tres cosas que lo acercan enseguida al mundo de los libros -al que pertenece-. “La película es algo así como el aleph que inventó Borges, ese instante en el que pueden verse todas las cosas al mismo tiempo”, les cuenta a Rosemblat y los suyos mientras presenta Muchachos, el largometraje que produjo Orsai, que se estrena este jueves y que recoge, sobre todo, las vivencias y las reacciones de los hinchas argentinos durante los siete partidos de la Selección en el Mundial que ganó hace casi un año en Qatar.
Dice la literatura que tampoco cree en Casciari.
— korochi (@korochi) December 7, 2023
Apenas después, mientras sigue hablando de esa misma película, dice “el de Messi es camino del héroe”, esa travesía que inventó Homero y que la literatura -y después tantas otras artes- reprodujeron, reproducen y, juego plata, reproducirán porque es uno de esos inventos que no encuentran reemplazo. Y en esa misma entrevista Casciari dice: “Es que todos tenemos un escritorcito adentro”.
-Entonces, Hernán, ¿creés o no en la literatura?
-Me pasé dos años leyendo a la medianoche en Telefé. Cuentos de Borges, de Chéjov, de García Márquez, sacándoles la parafernalia. Haber dicho “no creo en la literatura” significa que no creo que haya que darle a gente que no lee obras imposibles de entender sin que tengan la costumbre de la lectura. No creo necesaria esa batalla en pleno siglo XXI, ni creo que haya que darles a los chicos en la escuela Las de Barranco ni La casa de Bernarda Alba. No creo que eso sea lo que haya que hacer.
-¿Y qué hay que hacer?
-Bajemos de esos pedestales imposibles. Pongamos la energía en que la gente conozca las historias. Eso es lo que propongo desde que tengo uso de razón. La gente que se escandaliza por un recorte de Twitter sin ir al contexto, a la entrevista completa, a todo lo demás que hace quien enuncia no tiene comprensión lectora o directamente no quiere tenerla.
-En el recorte que se viralizó hablás de tu hija más chica, de seis años, y de los chicos de esas edades, y decís que hay mucha gente haciendo fuerza para que los chicos lean y que para qué. ¿Renunciamos a que los chicos lean?
-A mi hija mayor, que ahora tiene 19, le prohibí la lectura cuando tenía 5 ó 6 años. Ahora estudia Letras en Londres. Entró por la prohibición. Le decís al chico “ni se te ocurra” y es mucho mejor, funciona, es un truco y es un trabajo. ¿Cómo vas a obligar a un chico a leer? Se te va a escapar para siempre, hay que estimularlo de otra manera.
-¿Cómo?
–Lo que funciona con los chicos es que vos estés al lado, y ahí ya no me importa si el formato es un libro, una peli, un videojuego. Lo central es que conozca las historias, aprenda que hay tramas, segundas tramas, terceras tramas, que pueda entender eso que está pasando en esa historia, que vos converses sobre eso que el chico está viendo al lado tuyo. Estoy en contra de romantizar el libro como formato principal para que te entre una historia en la cabeza, creo que no hay que poner la cabeza en esa batalla, sino en que ese chico se divierta con esa historia y con las conversaciones sobre esa historia. Si eso pasa, va a agarrar un libro solo.
-¿Qué sintió el padre que prohibió leer para generar un interés en la lectura cuando esa hija decidió estudiar Letras?
-Leer y escribir son dos de mis más grandes placeres desde los nueve años. Después a eso se suma charlar con mis dos hijas sobre libros. Empieza a ser la felicidad más grande del mundo hablar con tu hijo de lo que más te gusta en el mundo. Yo soy autodidacta, no terminé el secundario, y Nina ya está en segundo año de la facultad, leyendo casi únicamente en sajón. Ella podría conversar conversar con Borges y yo los miraría desde un costadito. Y está en ese mundo, entre otras cosas, gracias a esas prohibiciones.
Casi al final de los cuarenta minutos de entrevista, Casciari le responde a Rosemblat sobre qué tiene ahora mismo en la cabeza, en el corazón, o en la boca del estómago; donde sea que se empiecen a cocinar los proyectos vitales. “Nosotros -porque Orsai siempre fueron, en principio, Casciari y Chiri, su mejor amigo y el co-fundador de este universo- tenemos la idea de hacer la Universidad Orsai en 2026, es como el último punto del proyecto Orsai: abrir la Universidad de Narrativa en Mercedes”, cuenta el escritor.
Lo dice el editor que paga 50 por ciento de las ventas a los autores de su sello, cuando lo habitual es que las editoriales les paguen el 10. Lo dice el padre de una estudiante de Letras que comparte con ella el ciclo Zoom de Libros, vía YouTube: se trata de una conversación en el que es sobre todo Nina quien guía a Hernán por algún título que le haya interesado. Lo dice también el escritor que convoca a profesores de Lengua y Literatura a sumarse como voluntarios en residencias universitarias de todo el país para acompañar con sus conocimientos a los estudiantes a cambio de libros a cargo de Orsai.
A mí se me hace cuento que Casciari no cree en la literatura.
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