¿Hasta dónde llegarán las reformas de las Fuerzas Armadas?

Como todo lo que viene ocurriendo en Argentina, asistimos a la imposición de temas por atropello. Ayer el presidente Mauricio Macri anunció un plan de reformas de las Fuerzas Armadas cuyo objetivo es enfrentar los desafíos y las amenazas del siglo XXI como el narcotráfico y el terrorismo internacional. (Pregunto, ¿están los hombres de las Fuerzas Armadas dispuestos a pelear por el mismo sueldo contra el narcotráfico en la frontera?). El Gobierno deberá modificar para ello el decreto 727/2006, reglamentario de la ley de defensa nacional, que desde la gestión de Néstor Kirchner solo permite el empleo de las Fuerzas Armadas ante agresiones externas perpetradas por otros Estados.

Si bien es cierto que las amenazas del siglo XX, el de las guerras convencionales, mutó después de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra Fría a la presencia de enemigos ideológicos internos, con el arribo a las democracias los países dictaron leyes limitando su accionar para evitar que alteren el orden instituido. Hoy la región no presenta amenazas de conflictos armados. Se tutela la democracia y se fomentan acuerdos de integración. Pero el siglo XXI tiene otro tipo de amenazas que atraviesan a la Argentina como el narcotráfico y el terrorismo. Recordar que Argentina, como me dijese Pilar Rahola en 2013 sobre el atentado a la AMIA: “Fue sin ninguna dudas el laboratorio de pruebas del terrorismo internacional. Y le salió bien. Mató a ciudadanos argentinos, se fue a su casa tranquilo y aún hoy está impune. Esa capacidad de actuar en otro país y que no pase nada le dio impulso al fenómeno terrorista mundial”.

Me decía Miguel Ángel Toma que junto al doctor Horacio Jaunarena redactaron un documento sobre el nuevo rol de las fuerzas de seguridad, el cual por intermedio de Fulvio Pompeo llegó a manos del Presidente. Dicho documento registra la necesidad de cooperación y asistencia en comunicaciones y logística hasta en ingeniería de las Fuerzas Armadas en la seguridad interior, no en la represión del delito interno. Pregunto, ¿en la lucha contra el narcotráfico el rol de las Fuerzas Armadas sería de inteligencia o activo? Me aclaraba que el 60% de las fuerzas de Prefectura y Gendarmería no está en el control de nuestro mar y ríos internos y fronteras terrestres, están ocupados en el control de los barrios más complicados ante la presencia narco en Argentina.

Si bien la letra fina del decreto aún no se conoció, se generan muchos interrogantes. El ex ministro López Murphy reflexionaba en voz alta sobre los aspectos que generan dudas. Me decía: “No veo claridad en temas como equipamiento, especialización del personal y prioritariamente la conformación de un protocolo de planeamiento”. López Murphy abre otro debate cuando menciona la necesidad de un protocolo. Para estas Fuerzas Armadas que hasta 20 días atrás tenían una actitud llamémosla de “falta de optimismo” con respecto a su futuro porque los salarios habían quedado desfasados por falta de presupuesto, ¿de dónde saldría la erogación necesaria para radarización, para adquirir aviones con capacidad de vuelo como los que utilizan los narcotraficantes, para especialización del personal? ¿La idea es la conformación de un cordón sanitario como tiene Uruguay en su frontera?

Estos temas centrales deben pasar por el Congreso de la Nación. Si verdaderamente la idea es modernizar las Fuerzas Armadas ante el nuevo rol estratégico, debe ser discutido en el Congreso, no solo porque debe ser una política de Estado por lo que implica, sino que además deberá tener su correspondiente asignación presupuestaria. Pregunto ¿ante tanta restricción por el acuerdo con el FMI cómo se compatibilizará?

Otra incógnita es si detrás de esta iniciativa no hay un interés en liquidar propiedades pertenecientes a las Fuerzas Armadas. En una Argentina donde su clase política no ha logrado trasparentar sus acciones, para evitar sospechas, aclarar este punto no es un tema menor.

También provoca suspicacias que en momentos de mayor ajuste económico se generen estos anuncios sin precisión quirúrgica sobre los nuevos roles. Argentina, como decía el politólogo Hugo Quiroga, “viene teniendo más democracia con menos derechos exigibles”. A propósito, no ha logrado la política argentina en 35 años de democracia coincidir en políticas estratégicas para que el país cambie.

Política en Santa Fe

Si bien el panorama político-electoral es incierto tanto en el ámbito nacional como provincial, pasó el Mundial y lo que iban a ser anuncios de candidaturas inmediatas se convirtió en un signo de interrogación. El peronismo santafesino tiene en la figura del senador Omar Perotti un candidato que ya ha expresado su voluntad de gobernar Santa Fe. Cree que con él solo no alcanza, por lo tanto teje alianzas con empresarios, dirigentes radicales de la época alfonsinista y mantiene buena relación con sus posibles competidores: Busatto, Cleri, Sacnun, Bielsa.

En Cambiemos el intendente santafesino y ex presidente del radicalismo nacional, José Corral, cree: “Lo peor de la política es no sintonizar con lo que le pasa a la gente”. Es decir, cree que no ha llegado el momento de ofrecerse como candidato a gobernador. Desde su entorno aseguran que Marcos Peña ha mencionado que no hay favoritismos para candidatos del PRO como Angelini o Incicco. Se le escuchó decir al intendente Corral que lo lógico sería que el PRO se dedicase a ganar la Municipalidad de Rosario con el protagonismo del hoy concejal Roy López Molina, y él a ganar la provincia.

El gobernador Lifschitz no ha conseguido la reforma constitucional, por ende, no tiene reelección. Bonfatti será el candidato, mientras crece la idea que Lifschitz encabece la reconstrucción de un espacio de centroizquierda a nivel nacional, pero sin desatender la provincia encabezando la lista de diputados provinciales.



FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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