Nuevamente con las cifras de ventas del mes de marzo, el escenario del mercado automotor argentino de autos cero kilómetro volvió a cambiar. Así como el mes anterior se había apreciado una suba de operaciones de los SUV en desmedro de las pick-ups y de los autos medianos y hatchback, el tercer mes del año se destacó por una caída mayor aún de las camionetas.
En marzo se vendieron 9.996 autos, 6.016 SUV, 5.406 pick-up y 1.497 furgones, lo que representa un mapa en el que el 42% queda para los modelos de menor precio, el 25% para los modelos intermedios y el 22% para las camionetas, mientras que los vehículos comerciales en sus distintos segmentos, desde los más pequeños hasta los de mayor porte, quedaron con un 6%. El restante 5% representa a los autos de todas las categorías que no se computan por no ser representativos para una tendencia.
La referencia era que en 2023 el 43% fueron autos, el 28% correspondió a las pick-ups, el 20% quedó distribuido entre SUV y Crossover, y el 9% representó a los furgones utilitarios. Sin embargo, en los dos primeros meses del año, esa constante cambió la tendencia porque los autos bajaron del 43 al 42%, las camionetas bajaron del 28 al 26%, y los SUV subieron del 20 al 25%, en tanto que los furgones pasaron del 9 al 7%. Contando el primer trimestre completo, los autos están en 41%, mientras que los SUV y las pick-up están igualados en un 24 por ciento.
“Cada mes que pasa nos encontramos con una situación diferente. No es una película sino fotos sueltas que no siempre se condicen con las anteriores. Los primeros meses del año están muy convulsionados. Creo que hasta junio o julio, no habrá proyecciones estables y tendremos que ir improvisando en base a los movimientos del mercado y los de las distintas marcas también. Quién acierte en esa reacción, sacará ventajas que podremos apreciar a fin de año”, dijo un directivo de una de las más importantes terminales automotrices este jueves a Infobae.
A qué se deben estos cambios puede responderse con varias hipótesis. La retracción del poder adquisitivo en general puede ser lo que esté empujando a los compradores a un vehículo más accesible. Un auto o hatchback nuevo puede costar entre 17 y 21 millones de pesos, un SUV entre los 23 y los 30, y una camioneta mediana entre los 35 y los 60 millones de pesos en promedio.
Pero más allá del precio, también hay un tema de disponibilidad de unidades. Aunque estemos en marzo y desde diciembre se hayan eliminado las SIRA, aquellos permisos de importación que regían en el gobierno anterior y que impedían importar libremente unidades, todavía no está normalizado el flujo de autos y la venta con entrega inmediata porque no hay tantos dólares para traer ilimitadas cantidades de unidades, el pago de esas unidades se puede hacer recién a los 180 días de llegadas al país, y la deuda de autos con los compradores que ya los pagaron o licitaron en planes de ahorro todavía se está “poniendo al día”.
Enero mostró que el año sería complicado tras la devaluación del peso y la actualización de los precios de los automóviles. En febrero se vislumbró un mejoramiento parcial, aunque se esperaba que en marzo las ventas cayeran nuevamente por la estacionalidad del mercado. Y así ocurrió, pero con una caída mayor aún. En el medio, las terminales automotrices y los importadores deben adaptarse a un escenario al que todos definen todavía como “raro y poco previsible”.
“Hay que cambiar el chip. Vamos a tener que acostumbrarnos a una flexibilidad más dinámica y a tener lecturas del mercado menos sostenidas en el tiempo. En esta industria, los procesos son lentos. Si se aumenta determinado volumen de un modelo, hay que pedirlo al fabricante dos meses antes. Si la fábrica es local es más fácil, es una decisión interna y habrá que adaptar al plan de exportaciones para ser viable. Pero si son modelos importados, por ejemplo de Brasil, la demora es esa o más, depende de los compromisos de la planta que produce. Por eso, si hoy se venden más autos que SUV o camionetas un mes, es posible que sea porque la estrategia de las marcas haya sido traer más autos que otros modelos, así como el mes pasado fue al revés”, analizó un alto ejecutivo de la industria automotriz argentina luego de ver como en el mes de marzo, volvió a cambiar el mapa de ventas y su detalle de segmentos y categorías.
La estrategia de Toyota fue la más clara. Como habían anticipado en Zárate en febrero pasado, todavía hay una demora en entrega de unidades de los modelos Yaris, Corolla y Corolla Cross, mientras que hay una retracción de exportaciones por menor demanda de Chile, Perú y Colombia. Esto muestra como la filial de la marca japonesa, concentró sus operaciones en automóviles y SUV por sobre las camionetas, y con el volumen mensual de operaciones, impactó con seguridad en el cambio de tendencia.
A su vez, en la categoría de SUV, que se mantuvo en el mismo 25% del total de autos vendidos, además de los Toyota Corolla Cross, hay una recuperación de modelos como el Jeep Renegade y el Compass que estuvieron muy limitados durante 2023, entraron también muchas Volkswagen T-Cross, y Citroën C4 Cactus, y regresaron los Hyundai New Creta.
Las camionetas, mientras tanto, los vehículos más costosos del mercado en general, volvieron a caer en marzo del 26 al 22%. Aquí sí, el precio es el fusible que impacta en las cifras, y aunque llegaron muchas unidades de pick-up compactas como Fiat Toro y Strada, Volkswagen Saveiro y la nueva RAM Rampage, la retracción de operaciones de las camionetas medianas es notoria. En el caso de la Toyota Hilux fue de un 44%, la de Ford Ranger un 34%, Volkswagen Amarok un 55%, Nissan Frontier un 71% y Renault Alaskan un 83%.
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