Fuego en el campo: historias, padecimientos y desafíos de los productores del litoral acorralados por los incendios y la sequía

Incendios en Corrientes
Maás de 500 hectáreas afectadas por los incendios en el Litoral.

Definitivamente, el clima la está jugando una mala pasada a las provincias del litoral argentino. Corrientes, Chaco, Formosa, Misiones y Entre Ríos hace ya un par de años que vienen siendo azotadas por sequías e incendios que golpean de lleno a la producción y dejan desvalidos a agricultores y ganaderos de la zona. El inicio del 2022 no fue una excepción, sino todo lo contrario: la ausencia de lluvias se agudizó y los incendios se volvieron más difíciles de controlar. La producción se hace llama y finalmente se hace humo.

La situación parece estar llegando a un límite y se siente la desesperación de los productores, más allá de la decisión de combatir las llamas y salvar lo que se pueda. La palabra catástrofe es la que mejor define la realidad que vive la zona y de hecho es la que más se repite por estos días.

En este contexto, la Mesa de Enlace definió como “catastrófica” la situación que transitan las cinco provincia tras la reunión que mantuvo el viernes pasado con más de 150 productores de la región en la localidad correntina de Mercedes y ante tal excepcionalidad pidió la implementación de medidas extraordinarias que permitan a los productores poder seguir en la actividad, sin limitarse a lo que plantea una declaración de emergencia agropecuaria.

El panorama que dio a conocer la dirigencia del campo es muy preocupante. Según un relevamiento realizado, en el litoral argentino son más de 500.000 hectáreas las afectadas solamente por el efecto del fuego, impactando en diversas producciones regionales, forestales, ganaderas y agrícolas. Del total de hectáreas contabilizadas, Corrientes es el distrito más afectado con 380.000, seguido por Misiones (30.000), Chaco (22.000), Formosa (29.000) y Entre Ríos (38.000). Aunque todavía no hay un cálculo sobre el total de las pérdidas, se estima que solo en Corrientes podrían alcanzar los 25.000 millones de pesos.

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Esta semana el Gobernador Gustavo Valdés y el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, firmaron un acuerdo de asistencia para los damnificados por los incendios.

Por su parte, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca y el gobierno correntino, ante tamaña situación, decidieron destinar 200 millones de pesos en concepto de anticipo de la Ley de Emergencia, mientras que la cartera de Ambiente y Desarrollo Sustentable realizó el envío de aviones hidrantes. No obstante estas iniciativas, desde el sector productivo consideran insuficientes las ayudas económicas y piden por la implementación de “herramientas modernas para combatir estos flagelos y un eficiente apoyo financiero e impositivo para recuperar el capital de trabajo que permita reencauzar la actividad productiva”.

La historia se repite

Las historia del productor y director de la Federación Agraria Argentina (FAA), Martín Spada, pueden ser un perfecto ejemplo de lo que están viviendo los agricultores y ganaderos del litoral, ya que su campo, que debería rebosar de agua en las cercanías del río Paraná, hace ya un largo tiempo que la sequía impide que trabaje su ganado con las condiciones de producción necesaria y natural para la zona.

Spada contó a Infobae que ya van dos años consecutivos no solo con sequía sino también con incendios en su explotación, que se encuentra en la zona del Ex Ingenio Las Palmas, en Chaco, a solo 10 kilómetros del Río Paraná, en una zona donde deberían llover 1.500 milímetros anuales, pero que en 2021 las precipitaciones dejaron un acumulado de 300 milímetros y que en lo que va del 2022 solo se registraron 20 milímetros.

“Son todos campos bajos cuya mejor productividad es con agua, pero está todo perdido. Además, tenemos el problema de que los animales de diferentes campos se están mezclando, porque los alambrados se quemaron el año pasado y con un precio de 30.000 pesos el rollo de alambre es imposible reinstalarlos, además de que no se consiguen”, lamentó el productor agropecuario.

Además, sostuvo que la situación en Chaco y Formosa es acuciante por la sequía y los incendios, con 60.000 hectáreas afectadas por el fuego, y todo el centro-este en el caso de la segunda. Bajo semejante panorama, las acciones que tomaron los gobiernos provinciales para asistir a los productores son “insuficientes”, según la mirada del federado.

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Martín Spada.

“El gobierno provincial ofreció un decreto en el cual las necesidades de los productores quedan insatisfechas. Lo toman como que con un crédito queda subsanado que el productor tenga que malvender, tenga que reponer los alambrados y reformular su estructura productiva. Asimismo, en Formosa se lanzó una línea de créditos que tampoco es lo que el productor necesita. Necesitamos más medidas como excepción impositiva por dos años o períodos de gracia mayores: No es factible que un productor pueda empezar a pagar en menos de 24 meses”, concluyó Spada.

“Esto no terminó”

“La biomasa prácticamente no existe en los campos. O sea, no hay que comer”. Ese es el drástico panorama que el productor ganadero, citrícola y forestal de Corrientes, Nicolás Carlino, presentó a Infobae. Y lo peor es lo que puede venir: “Lo grave es que no se cortó, se prevé a que a fines de abril recién vamos a tener agua, cuando vienen los fríos. Lo que tendríamos que haber acumulado como comida para los animales para el invierno, no lo vamos a tener”.

Carlino no ahorra adjetivos a la hora de definir la situación y asegura que la misma está lejos de arreglarse ya que considera que los productores tendrán dos años por delante que van a ser “catastróficos” para la provincia. Según el dirigente, hoy en Corrientes hay 518.000 hectáreas que fueron arrasadas por el fuego, y que todavía no se sabe a ciencia cierta cuáles van a ser las consecuencias de tal desmán.

En este sentido, Carlino aseguró que lo que más se ha quemado en la provincia, que por lejos es la más afectada por los incendios, son los campos naturales y los pastizales, esenciales para la ganadería. “Esto va a tener un impacto en la cría, va a obligar a muchos productores a desprenderse de vientres para mantener algo. Esto no terminó, no son solamente los incendios, sino que es la seca que desde fines de noviembre no hemos tenido una lluvia significativa, y por eso los perfiles están secos”, comentó.

Pero no solo el problema recae en los efectos adversos que puede producir en la ganadería, sino que también afecta a la actividad forestal, ya que una vez que los incendios llegan a los bosques implantados se hace difícil de controlar, mientras que la sequía impacta de especial manera también en la producción arrocera y la citricultura. En este sentido Carlino aseguró que el estrés hídrico no permitió el pleno crecimiento de las frutas, lo que básicamente los saca del mercado de exportación, mientras que el producto que vaya al interno “va a ser chico y, encima, se va a pagar más caro”.

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Nicolás Carlino.

Ante la posibilidad que a una menor oferta de alimentos derive en un aumento de precios a los consumidores, especialmente en citricos, Carlino recordó que “la fruta que se formó en primavera y que está en pleno crecimiento en este momento con esta sequía no va a tener tamaño, y no habrá fruta de calibre. Esto significa que prácticamente no se podrá exportar nada, y la fruta que puede ir al mercado interno es una fruta chica, que no es la que busca el consumidor y que el mercado no las acepta. Entonces se tendrá que pagar un precio más alto por una fruta más grande. Los sobre precios no los pone el productor, surgen porque no hay oferta, recomiendo a las personas cambiar el hábitat de consumo, donde la fruta chica y la grande tienen el mismo jugo. El productor no es formador de precios, y en este caso la oferta y la demanda es la que marca hacia dónde va el producto”.

Cambio cultural

Por su parte, el presidente de la Sociedad Rural, Ovina, Equina y Porcina de Misiones, Gabriel Montiel, detalló el duro momento que está viviendo la producción agropecuaria en dicho territorio, en especial, las tres principales, como lo son la actividad forestal, la de yerba mate y la de té, afectadas tanto por los incendios como por la falta de agua.

“Hemos perdido 8.000 hectáreas de bosques, de los cuales el 90% es pino, lo que representan pérdidas por 90 millones de dólares. Esa cantidad de hectáreas equivalen a la producción de un año de madera en los aserraderos misioneros”, relató Montiel. Este nivel de pérdidas también se replica en las explotaciones de yerba mate. Según el dirigente, ya se perdió el 70% de las plantaciones nuevas, el 50% de aquellas que cuentan con cinco años y el 30% de las plantas ya adultas.

Montiel entiende que si bien esta realidad productiva no es culpa de un mal manejo gubernamental sino que responde a “algo fortuito”, sí considera que la ayuda hasta el momento recibida es “insuficiente”. No obstante, plantea la necesidad de un trabajo conjunto para poder salir de esta situación. “Esto lo tenemos que resolver entre todos y trabajar el doble o el triple. Tiene que haber un Estado con la coherencia, el esfuerzo, el criterio y el profesionalismo para ocuparse de las cosas fundamentales como organizar mejor el sistema de combate al fuego , poder otorgar líneas de créditos a tasas subsidiadas a muy largo plazo como para que los productores recuperemos lo que perdimos”.

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Gabriel Montiel.

Pero, sobre todo, sostiene que el productor y el Estado deben emprender un “cambio cultural” ya que entiende que las condiciones naturales de producción cambiaron, al asegurar que en la región “venimos de la abundancia en agua, pero este ya es el tercer año que nos pasa esto y va a seguir. Tenemos que aprender a manejar los recursos y saber administrarlos. Ese es un trabajo en el que nos tenemos que aggiornar entre todos y aceptar los errores y apoyar lo bueno y también saber dar un paso al costado cuando hay que darlo”.

La lucha de los productores de Formosa

En Palma Sola, Departamento de Pilcomayo, en el noroeste de Formosa, los productores protestaron esta semana en la ruta 84 a la altura del kilómetro 1.314. Enviaron una carta al Gobierno de Gildo Insfrán, con reclamos de los sectores hortícolas y de frutas, que perdieron todos sus cultivos por la sequía.

El principal reclamo era la emergencia y desastre agropecuario que ya fue firmado por la máxima autoridad de la provincia, pero resta la respuesta de las autoridades al pedido de créditos blandos, no reembolsables, para recomponer todo el tejido productivo. La gran mayoría son pequeños productores de no más de dos a cinco hectáreas.

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El reclamo de los productores de Formosa.

Luis Galeano, productor hortícola de Palma Sola, comentó a este medio que “a ningún productor nos gusta protestar y hacer lo que estamos haciendo sobre la ruta nacional, esto tiene que ver con la situación por la que atravesamos frente a la sequía y a la seca de nuestros cultivos. Nos convoca esta manifestación en Palma Sola la falta de comunicación con el gobierno provincial”.

El productor señaló que en el caso de la producción hortícola, la sequía afectó mucho al sector en el noroeste formoseño, por el exceso de calor y la granizada que se registraron en días críticos. “Así se perdió entre el 70 y 100% de la producción, por ejemplo de lechuga, acelga, remolacha, o perejil, entre otros vegetales, que cultivamos y perdimos por la sequía”, concluyó.

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