Francisco y su preocupación por el ambiente

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El Papa ha dejado clara su posición en relación a la crisis climática. (AP Photo/Riccardo De Luca) (Riccardo De Luca/)

El 4 de octubre el Papa Francisco publicó la Exhortación Apostólica Laudate Deum (Alaben a Dios), que trata sobre la crisis climática que aqueja a nuestro planeta. Eligió este día por ser el día de San Francisco de Asís, patrono de todos aquellos que estudian y trabajan en torno a la ecología, y uno de los santos que se destacó, entre otras cosas, por su amor a la creación.

Laudate Deum es una continuación de la Carta Encíclica Laudato si, publicada por el Papa Francisco el 24 de mayo de 2015, a poco más de dos años de haber iniciado su pontificado, con el objeto de compartir su preocupación sobre el cuidado de la casa común.

El mensaje está dirigido a toda la humanidad, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, creyentes y no creyentes, exhortándolos a ponerse en acción frente a los efectos del cambio climático.

La preocupación del Santo Padre va más allá de un planteo meramente ecológico, lo concibe como “un problema social global que está íntimamente relacionado con la dignidad de la vida humana”. En este sentido, plantea enérgicamente que los más perjudicados por los efectos del cambio climático son las personas más vulnerables, pues son quienes tienen menos recursos para soportarlos.

Sobre la base de la evidencia empírica, la información y numerosos estudios científicos elaborados en los últimos años -citados en el documento-, afirma que hoy en día se verifica una inusual aceleración del calentamiento del planeta y sostiene la necesidad imperiosa de actuar de manera urgente frente a esta crisis.

Responsabilidades

En su exhortación, Francisco señala que los signos del cambio climático son cada vez más patentes y realiza una franca crítica a quienes niegan esta realidad evidente. Así, deslinda la responsabilidad atribuida por estos sectores a los pobres y señala como causas del cambio climático a la “desbocada intervención humana sobre la naturaleza en los dos últimos siglos” y la contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero per cápita que generan los países más ricos, destacando, a su vez, el desinterés de “los grandes poderes económicos, preocupados por el mayor rédito posible con el menor costo y en el tiempo más corto que se pueda”.

En ese camino, afirma que el gran problema actual es que el paradigma tecnocrático ha destrozado la sana y armónica relación entre el ser humano y el ambiente, y que la superación de dicho paradigma -dañino y destructivo, en palabras del Papa-, no puede alcanzarse con la negación del ser humano. No obstante, entiende que estamos a tiempo de evitar daños todavía más dramáticos y para lograrlo no alcanza solamente con cambios de conductas a nivel individual, sino que se requiere que, de manera urgente, los políticos y empresarios se ocupen del problema.

Imagen de un bosque en México. La dirigencia política y empresarial de todo el planeta tiene la responsabilidad de modificar las formas de producir. EFE/Francisco Guasco
Imagen de un bosque en México. La dirigencia política y empresarial de todo el planeta tiene la responsabilidad de modificar las formas de producir. EFE/Francisco Guasco
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En el pasaje del documento dedicado a “la debilidad de la política internacional”, reflexiona sobre la necesidad de generar un modelo de diplomacia multilateral que responda a la nueva configuración del mundo y de reconfigurar el multilateralismo a fin de “resolver los problemas reales de la humanidad, procurando ante todo el respeto a la dignidad de las personas de manera que la ética prime por sobre las conveniencias locales o circunstanciales”. Asimismo, señala la necesidad de generar un nuevo procedimiento de toma de decisiones y de legitimación de las mismas, y reclama una mayor “democratización” en el ámbito global para que se expresen e incorporen las variadas situaciones que se presentan.

Luego de hacer un análisis de los avances y fracasos de las Conferencias sobre el clima desarrolladas hasta el momento, anheló que la 28ª Conferencia de las Partes (COP28, reunión oficial de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y máximo organismo para la toma de decisiones), que se llevará a cabo en los Emiratos Árabes Unidos entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre de este año, sea un punto inflexión y que quienes participen “puedan ser capaces de pensar en el bien común y en el futuro de sus hijos, más que en intereses circunstanciales de algunos países o empresas”.

Sin lugar a dudas se trata de un documento de una enorme importancia y actualidad, que tiene la intención de concientizar sobre la crisis climática que sufrimos, exhortar al cuidado del medio ambiente e influir sobre las relaciones internacionales, apelando a la responsabilidad que tenemos frente a la herencia que le dejaremos a las generaciones futuras.

* Director de Libertad Religiosa y Dialogo Interreligioso de la Fundación Argentina Global Ex Secretario de Cultos


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