Facta non verba

Cada uno de nosotros, al momento de decidir nuestro voto analizamos distintas cuestiones.

Razones de todo tipo; personales, ideológicas, económicas, educativas, culturales y muchas otras confluyen en esa decisión.

De un lado estamos quienes sostenemos que los valores subyacen a la razón. Honestidad, coherencia, integridad, probidad y transparencia en el proceder, son exigencias compartidas por gran parte del electorado y adquieren importancia cuando se trata de elegir. Esos valores son los que muchos de nosotros esperamos de quienes conduzcan los destinos del país.

En estas PASO 2019, estoy convencida de que la presencia o ausencia de esos valores en la hoja de vida de un candidato marcarán la diferencia.

Y versa el dicho “somos lo que hacemos, no lo que decimos”. Somos nuestros hechos, nuestras acciones marcan quienes somos. Los valores se reflejan en nuestros actos, no en nuestras palabras.

Esta actitud también se observa en el plano internacional, con el conocimiento de las acciones en las que me ha tocado participar en el último año y medio. Como Representante Permanente de Argentina ante la OEA, subrayo principalmente la coherencia, perseverancia, y honestidad intelectual del presidente Mauricio Macri en su gestión, respecto de la cuestión venezolana.

Nuestro primer mandatario pudo ver desde temprana hora cómo crecía un régimen fallido, autoritario, que no respetaba los derechos humanos y así lo advirtió cuando era diputado nacional en la sesión del 2 de agosto de 2006. En esa oportunidad, Mauricio Macri hizo referencia a palabras del presidente Néstor Kirchner, acerca de la “democracia plena” que gozaba ese país, y señaló:

“Personalmente, creo que el gobierno de Chávez no cumple con ninguno de los parámetros que nos enseñaron en la escuela acerca de lo que era un gobierno democrático. … Es un gobierno que ha establecido alianzas con Cuba e Irán, y Chávez ha visitado varias veces a Khadafi y a Saddam Hussein, (…) Chávez ha interferido en procesos electorales de otros países. Contra Chávez hay denuncias de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) (…) Ha aumentado la militarización de la sociedad, (…) Ha creado escuadrones armados al amparo del poder político. Ha desarrollado una extensa red de subsidios sociales y ha generado una enorme dependencia de gran parte del pueblo venezolano a estas dádivas estatales”.

Asimismo, agregó que esos desajustes llevaron a Venezuela a una mayor pobreza, a pesar del precio histórico récord del petróleo. Por último, en esa misma sesión, a viva voz advirtió que su partido “no quiere ese modelo, ya que la historia señala que estos modelos de concentración de poder han fracasado, como el caso de Fujimori en Perú”.

Como Jefe de Gobierno porteño, durante el 2014, le escribió una carta a Nicolás Maduro diciéndole: “(…) Es evidente que Ud. y yo vemos cosas distintas. Donde Ud. ve enemigos a los que quiere aniquilar, yo veo a venezolanos enojados. Exigiéndole la liberación inmediata de Leopoldo López y de todos los presos políticos venezolanos (…)”.

Como Presidente de la Nación, a los 11 días de asumir reclamó en la Cumbre del Mercosur, la libertad de los presos políticos en Venezuela y dijo: “Solicito al gobierno venezolano trabajar por una verdadera cultura democrática en nuestra región. Quiero pedir expresamente (…) por la pronta liberación de los presos políticos.(…) No puede haber lugar a la persecución por razones ideológicas o pensar distinto (…) llegó la hora de pedirle un poco más a la democracia”.

Los hechos posteriores que vivieron los venezolanos confirman hoy sus dichos:una crisis humanitaria, un colapso de la salud de la población, que incrementó, por ejemplo, a niveles inconcebibles la mortalidad materna e infantil, y la reaparición de enfermedades que ya habían sido erradicadas; la violación sistemática de los derechos humanos denunciadas por la CIDH sumados recientemente al reporte de la ONU presentado por Michelle Bachelet.

Todo ello resultó en un éxodo masivo de casi 4 millones de venezolanos de su país, sin antecedentes en una región pacífica y tolerante.

Mauricio Macri fue congruente siempre, sus palabras como diputado nacional y luego como Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se volvieron realidad como Presidente de la Nación, y no dudó en ningún momento en proteger a los ciudadanos venezolanos víctimas de tanto pesares quienes encontraron en nuestro país un lugar para vivir, trabajar y educar a sus hijos. Tal cual lo hiciera la Venezuela democrática durante los años del autoritarismo en la Argentina, cobijando a profesores y profesionales exiliados argentinos.

Hizo honor así al compromiso que expresa el preámbulo de nuestra Constitución Nacional sobre promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino y sus concordantes artículos 25, 75 inciso 18 y 125.

Países hay muchos, Naciones notoriamente menos. Ellas se distinguen de aquellos por su cultura, por su prosperidad económica, por su aporte a la diversidad y al pensamiento político.

Pero pocos países y naciones, se distinguen por una vocación humanitaria como es la de dar amparo a los exiliados políticos, económicos o religiosos.

La República Argentina, constituye desde su nacimiento, uno de los ejemplos de convivencia e integración. Este gobierno ha retomado una de las experiencias más exitosas de coexistencia pacífica de pueblos enfrentados fuera de nuestras fronteras, y pacíficos cohabitantes locales.

La decidida apuesta del presidente Mauricio Macri a la inserción inteligente al mundo plasmada en los resultados del G20, los acuerdos económicos alcanzados, la apertura de nuevos mercados, la creación del Gabinete de Cambio Climático entre otros, nos muestra su marca personal en materia internacional: facta non verba.

*Embajadora ante la Organización de los Estados Americanos (OEA)



FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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