Este miércoles la Comisión de la Verdad escuchó a víctimas y victimarios de las Farc-EP en el marco del secuestro, uno de los crímenes más graves cometidos en el conflicto armado. A esta cita asistió Roberto Lacouture, quien habló de su secuestro que duró 89 días en 1989. La comisionada Marta Ruíz recordó que él estuvo amarrado a un árbol por gran parte de su cautiverio.
El ganadero expresó que no era fácil estar de pie frente a sus victimarios y se presentó como “católico, conservador y uribista”. Recordó que durante su cautiverio estuvo amarrado y reveló que tras su liberación persiguieron a su familia, a sus trabajadores y hasta a su ganado. Dijo que no estaba en el evento para hacer un favor, sino que lo estaba por su familia.
Fue ahí cuando dijo que en ningún momento estuvo de acuerdo con el proceso de paz, “para nosotros, para las víctimas en el departamento del Cesar y en la Costa no estuvimos ni estamos de acuerdo con este proceso de paz como fue llevado a cabo. Nosotros queríamos que los responsables fueran a la cárcel, no fueran al Congreso”.
Y siguió diciendo que todavía consideran que necesitan un ‘castigo’ por lo que les hicieron y por la violencia en el país. “No lo digo, lo dicen muchas personas en la región y yo estoy de acuerdo con muchas cosas que todavía decimos”. Resaltó que aunque seguía sin creer en la justicia transicional, “pues estoy aquí para decir que esto tiene que continuar, desafortunadamente, como lo armaron”.
“Tiene que continuar, ellos [los excombatientes] no pueden volver a las armas, pero también tiene que dejar el discurso de las armas todavía, ese discurso que todavía lo utilizan en el Congreso y en cada una de sus declaraciones. Esa paz también es necesaria hacerla”, señaló.
Sin embargo, denunció que en el proceso no se les dio el mismo protagonismo a las Farc que a las víctimas. “Volaron nuestras fincas, nuestros negocios, mataron a nuestras vacas y hasta mataron a nuestros trabajadores en algunas ocasiones, qué tristeza. El horror de la guerra es inconcebible como ellos lo hicieron”.
Por eso dijo que era necesario que todos los colombianos siguieran adelante y se llenaran de amor, “por nosotros mismos, por nuestras familias, por el bien de Colombia”. Dijo que podía perdonar, pero que no podía olvidar.
“Todas las atrocidades que hicieron no las puedo olvidar. No puedo olvidar todos estos horrores que uno después conoció con sus mismos guerrilleros, con las violaciones y todas estas cosas que hacen falta también decirlas. A mis hijos, muchas gracias”, concluyó.
Por su parte Diana Daza, su esposa, dijo que quería sanar el corazón “buscando perdonar a las personas que ocasionaron este sufrimiento. Este hecho que dejó tantas secuelas en nosotros y que después de 31 años todavía nos preguntamos por qué”. La mujer dijo que cuando sucedió el secuestro llevaban 15 días en Valledupar tras llegar de Bogotá y describió la situación como “una zozobra permanente”.
La mujer expresó que le pudo enviar una ruana, la biblia y hasta frutas para acompañarlo en su cautiverio ya que las Farc se lo permitieron. Pero también explicó que para las Farc tuvo que ser dificil la decisión de irse a la selva y que hoy puede verlos como seres humanos, más allá de victimarios.
“Nada justifica lo que se hizo, que la resolución de conflicto no debe dañar la humanidad ni la dignidad del ser humano y deben reconocer lo que pasó. Que sintamos que lo que hemos hecho valió la pena”, fue el mensaje que dejó Diana a sus victimarios.
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