Por Álvaro Murillo
SAN JOSÉ, 6 feb (Reuters) – El expresidente de Costa Rica, el centrista José María Figueres, aseguraba el domingo su pase a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, pautada para el 3 de abril, pero aún estaba en suspenso quién sería su rival, a medida que iban avanzando los resultados oficiales preliminares.
Con el 53,91% de las urnas computadas, Figueres, mandatario durante 1994 y 1998 y abanderado del Partido Liberación Nacional (PLN), recogía el 27,56% de los votos. El segundo lugar lo peleaban palmo a palmo el exministro de Hacienda Rodrigo Chaves, con el 16,66% de las preferencias, y el predicador evangélico Fabricio Alvarado, con el 15,67% del apoyo.
Más atrás figuraba la exvicepresidenta conservadora Lineth Saborío, con el 12,87% de los votos. A la contienda acudieron 25 candidatos -todo un récord- pero ninguno logró sumar el 40% de apoyo requerido para evitar la segunda vuelta.
Un 59,35% de los poco más de 3,5 millones de costarricenses acudieron a las urnas en una jornada marcada por la indecisión hasta último momento. Según encuestas, un tercio no había decidido su voto para suceder al progresista Carlos Alvarado para el período 2022-2026.
“Antes, uno veía caravanas enormes de gente apoyando a los partidos, pero ahora se me cayó el negocio por los gobiernos malos que hemos tenido”, confesó Victor Morales, un vendedor de banderas de 56 años asentado en la capital.
En el último cuarto de siglo, Costa Rica ha tenido un crecimiento sostenido de su Producto Interno Bruto (PIB), altos indicadores de desarrollo humano y cobertura universal de salud, en medio de una de las democracias más “plenas” del continente, según The Economist.
Sin embargo, aunque en el aspecto político el país sigue siendo un oasis en la región, su modelo económico empezó a mostrar grietas evidenciadas por la pandemia del coronavirus, en especial, para los jóvenes y las clases menos favorecidas.
Según encuestas, las mayores preocupaciones de los costarricenses son el desempleo (situado en 14%) y el manejo de la economía, junto con la corrupción, que salpicó al saliente Alvarado, cuyo partido (PAC) recibía menos del 1% del respaldo.
CONGRESO VITAL
Figueres, de 67 años, dirigió un gobierno turbulento e impopular, pero ahora exalta que abrió camino a la actual industria de la tecnología en Costa Rica al lograr, en 1997, la instalación del gigante de microprocesadores, Intel.
Graduado en West Point como ingeniero industrial, el exmandatario asegura que es el candidato con mejores contactos internacionales y capacidad para gobernar de manera pragmática y enfocado en acelerar la economía para generar empleos.
“Quiero darle a Costa Rica una vida de trabajo. Quiero darles mi experiencia para traer el mundo a Costa Rica”, dijo recientemente.
Sin embargo, quien fue ministro de Comercio Exterior y Agricultura y Ganadería entre 1986 y 1990, enfrenta un fuerte rechazo de una parte de la población, que le atribuye actos de corrupción por la supuesta influencia para que la multinacional Alcatel lograra contratos con el Estado en 2004.
Por su parte, Chaves, de 60 años, carga con acusaciones de conductas sexuales inapropiadas contra colegas suyas mientras se desempeñaba como funcionario del Banco Mundial, al que renunció tras los señalamientos.
Doctor en Economía por la Universidad de Ohio e investigador de Harvard, fue ministro de Hacienda durante seis meses en el gobierno de Alvarado, al que criticó durante la campaña electoral por “beneficiar a sectores poderosos de la economía”.
El economista, que se presenta como abanderado del malestar popular con los partidos políticos tradicionales y el funcionamiento del Estado, promete bajar el costo de vida mediante decretos y dice que ordenará “con mano dura” el funcionamiento del sector público.
“No podemos seguir dando el poder a los (tres) partidos que han manejado este país en los últimos 10 gobiernos. Yo tengo la experiencia internacional que se necesita para ordenar la economía y soy valiente para acabar con la fiesta de los mismos de siempre”, ha dicho Chaves.
Sin embargo, la mayoría de las propuestas del futuro mandatario deben ser aprobadas finalmente por el Congreso unicameral, cuyos 57 escaños se definían también el domingo, con la previsión de una alta fragmentación partidaria, según analistas.
Actualmente, el PLN es la mayor fuerza legislativa con 17 diputados, seguido del PAC, con nueve.
De la nueva composición de la Asamblea Legislativa dependerá la aprobación de medidas de austeridad y aumento de impuestos propuestas por Alvarado para cumplir con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pactado en 2021 para estabilizar las finanzas públicas golpeadas por la pandemia.
(Editado por Diego Oré)
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