“Usted me ayuda a pensar”, fue un regalo de la calle, alguien que sabía cómo desplegar un elogio. Y también en otro escenario luego de entrevistas con respuestas dramáticas escucho “no puede ser tan pesimista”, que no es un elogio pero tampoco es una agresión, solo una manera de exigirnos que cambiemos la realidad. Atravesamos la más dura de las decadencias, el exceso de soberbia con escasez de talento junto al peor de los retrocesos de una sociedad, la concentración de la riqueza en pocas manos, una receta que termina imponiendo el más perverso de los capitalismos. En el “Pacto de Olivos” no hubo grieta, la dirigencia política acordó una forma de reparto de beneficios que salvó la burocracia a cambio de destruir la sociedad.
Mi generación viajaba a Puerta de Hierro a dialogar con el jefe condenado al exilio por quienes lo acusaban de “dictador”, algunos otros iban a Cuba a recibir instrucciones para asegurar heroicos fracasos y ahora viajan a Lago Escondido donde un inglés usurpó una belleza natural de la visita de los ciudadanos de a pie. Para ese tipo de peregrinaje se necesita un cipayismo notable, gracias a Dios no tan fácil de encontrar. Dicen que el delito más grave está en la grabación de los diálogos, los ladrones quieren evitar la mirada de las cámaras. Más grave, nefasto y triste es revisar la lista de pasajeros que resultó ser un amontonamiento de perversos difícil de superar. Falta la publicación oficial de la premiación, “a los jueces obedientes los llevamos a pasear en avión privado”, eso sí que es tener poder. Cristina fue condenada en buena ley y los de Santa Cruz después de expulsar al procurador y negarse a reponerlo enfrentando la orden de la Suprema Corte pasaron hace tiempo los límites de la impunidad tolerable. Estaban terminados en los tiempos en que Macri fue electo pero su exceso de talento los superó en daños y les devolvió la vigencia.
La historia se repite dos veces, la segunda como comedia y desde esa mirada, Ercolini sería la versión grotesca de Oyarbide. Es posible, es un buen comediante. Cristina acusa a Magnetto, la lista de pasajeros que fue a esconderse para una reunión en el Lago le aporta datos contundentes. En Perú pareciera que los negocios están estabilizados mientras la política se ocupa de tareas menores. Hay un nivel de desigualdad que convierte a la democracia en una formalidad sin contenido. El presidente de la Corte Suprema dio una entrevista que aclaró muchas cosas, dejó de sobra demostrado que es un sólido ocupante del lugar. El presidente de la Nación es su contracara, siempre deja la sensación de ni siquiera saber para qué está e intenta reivindicar sus logros, tan revolucionarios que son clandestinos.
Es necesario mencionar que en una larga entrevista Mayra Arena define su visión de la realidad, se asume peronista, claro que por distintas o parecidas razones y justamente por eso los ocupantes del gobierno la marginan y cuestionan lo mismo que al presidente de la Corte. Se trata de dos figuras muy distantes entre sí que poseen convicciones y principios firmes, virtudes que el progresismo y el marxismo de moda nunca lograron soportar. No soportan a quienes piensan un peronismo como idea y como pertenencia, no como esquema para hacer negocios. Al Gobierno no le gustan quienes creen en un peronismo de los obreros y los pobres, no en el de los militantes de La Cámpora cuya jefa es Cristina que interpretan y explican pensadores marxistas de diversos orígenes. Cuando votan la creación de nuevas universidades, cuesta imaginar su relación con la excelencia puesto que es probable que engendren burocracias adictas al dogmatismo sin contenido de sus causas.
Entre los bancos y los monopolios que se llevan sus ganancias y los oficialistas que se apropian del Estado, entre ambos, nos dejan sin destino. El petróleo en Qatar se convirtió en una ciudad asombrosa que se luce con orgullo en un campeonato mundial de fútbol. Si hacemos comparaciones ellos son patriotas mientras los nuestros fugaron y endeudaron, demostrando que no tienen pertenencia. Transitamos sobre tres cauces de pensamiento, dos decadentes que son el colonial donde el PRO es hegemónico y el progresismo marxista que agoniza sin destino en el kirchnerismo. El pensamiento nacional sobrevive refugiado en peronistas, radicales, el agro, una incipiente burguesía industrial y algunos conservadores lúcidos no logrando hasta el momento imponer una propuesta digna que reivindique el trabajo y el patriotismo, ese que el deporte nos regala y la política no llega a interpretar.
Lamentable conclusión resulta que la antipatria es liberal con el PRO y marxistoide con el kirchnerismo. Crecimos sustituyendo importaciones, ahora nos venden el negocio de la dependencia, la asociación de importadores y bancos nos invitan a expulsar productores y fabricantes. Desde el nombre extranjero del bar que ayer era de don Pepe a los rematadores con dependencia extranjera, todos pagan un royalty para engendrar miserias. Desregularon todo para que los ricos pudieran terminar de esclavizar a la clase media. El que tiene dinero lo debe esconder o exiliar, el que lo necesita no tiene donde pedirlo para producir, es la tormenta perfecta para destruir una sociedad. Si existiera un mundial de dirigentes, políticos, sindicales o empresarios, no tenemos ni para poner el arquero, ni quien viajara a presenciar el papelón. Asoman expresiones de reflexión en algunos periodistas opositores, los oficialistas tienen prohibido respirar fuera del dogma, la impunidad intenta asumirse casual, el talento y la rebeldía no ocupan el espacio de lo rentable. El deporte nos dio una lección de dignidad y patriotismo, por ahora en la política no hay quien lo emule. Es hora de que aparezcan los que nos van a devolver ese destino usurpado.
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