Ethereum es una plataforma digital que adopta la tecnología de cadena de bloques (blockchain) y expande su uso a una gran variedad de aplicaciones, mientras que ether es su criptomoneda nativa. En el mundo de las finanzas digitales es común que la criptomoneda sea llamada como la red, aunque en realidad no son lo mismo.
La plataforma ethereum, fundada en el 2015 por el programador Vitalik Buterin, buscaba ser un instrumento para aplicaciones descentralizadas y colaborativas sobre las que se pueden hacer contratos inteligentes (dAPPs)
Sin embargo, entre sus deficiencias está su limitada escalabilidad, es decir, que solo permite hacer 15 transacciones por segundo, esta situación ya puso en jaque a ethereum cuando en diciembre de 2017 la aplicación CryptoKitties ‒un juego en donde los usuarios podrían intercambiar gatitos digitales con fines especulativos‒ llevó a la plataforma a una gran congestión en la que muchas transacciones no se realizaron. Actualmente se está trabajando en la versión 2.0 para hacer mejoras.
Al igual que el bitcoin, el precio de ether se disparó en un corto periodo de tiempo. En enero de 2016, ether cotizaba alrededor de un dólar y actualmente tiene un máximo histórico de 4891.7 unidades. Tampoco se ha salvado de grandes descalabros.
Precio de Ethereum
Mientras el debate se acalora cada día más sobre la conveniencia o no de su uso, Ethereum cotiza este 21 de julio a las 13:05 horas (hora UTC) en 1503.85 USD, lo que supone un cambio de -6.16% con respecto a las últimas 24 horas y una variación de 0.94% con referencia a su valor alcanzado en la última hora.
En cuanto a su capitalización de mercado, ha mantenido el puesto #2 entre las monedas digitales.

Todo sobre las criptomonedas
Las criptomonedas están dejando de ser elementos extraños y han comenzado a meterse en el lenguaje cotidiano, despertando el interés de aquellos a quienes les preocupan las finanzas o hasta llegar al grado de ser legalizadas en algunas regiones del mundo.
Como su nombre lo dice, las criptodivisas utilizan métodos criptográficos o de cifrado para realizar transacciones en un sistema desregulado y, la mayoría de ellas, por medio de cadenas de bloques (blockchain), lo que lo aleja de los modelos tradicionales en donde los bancos funcionan como intermediarios.
Su innovación ha ocasionado que muchas personas estén interesadas en invertir en las monedas digitales, pues su valor ha crecido considerablemente en los últimos años siendo Bitcoin, Ethereum y Dogecoin las más populares y las que mayor capitalización cuentan en el mercado.
Cada una de estas unidades son producidas a través de un proceso llamado “minado” y los usuarios las pueden adquirir a través de distintos agentes o bolsas de criptomonedas, para luego almacenarlas en “monederos criptográficos” o hacer diversas transacciones con ellas por medio de claves únicas.
Pese a que fue en el 2009 cuando el bitcoin entró al mercado como la primera criptodivisa en el mundo, lo cierto es que éstas apenas están experimentando un auge en el ámbito financiero, por lo que se espera que su uso incremente en un futuro cercano.
Las criptomonedas tienen diversos elementos que las hacen únicas: el no estar reguladas por ninguna institución; no requerir de intermediarios en las transacciones; y casi siempre usar bloques contables (blockchain) para evitar que se creen nuevas criptomonedas de forma ilegal o las transacciones ya hechas sean alteradas.
Sin embargo, al no tener reguladores como un banco central o entidades similares se les señala de no ser confiables, de ser volátiles, propiciar fraudes, no tener un marco legal que respalde a sus usuarios, permitir la operación de actividades ilegales, entre otras más.
Aunque podría ser una paradoja, a su vez las criptomonedas garantizan seguridad a sus mineros en cuanto a la red en la que se sitúa (entramado) y que implica un manejo de códigos; el romper esta seguridad es posible pero no tan fácil de lograr, pues quien lo llegara a intentar tendría que contar con una potencia computacional superior incluso a la que tiene el propio Google.
Quien invierte en este tipo de monedas digitales debe tener muy claro que esta forma trae consigo un elevado riesgo al capital, pues, así como puede haber un incremento, también puede tener inesperadamente un desplome y acabar con los ahorros de sus usuarios.
Para almacenarlas, los usuarios deben contar con un monedero digital o wallet, que en realidad es un software a través del cual es posible guardar, enviar y hacer transacciones de las criptomonedas. En realidad, este tipo de monederos sólo guarda las claves que marcan la propiedad y el derecho de una persona sobre cierta criptomoneda, por lo que estos códigos son los que en realidad se deben proteger.
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