Por Will Dunham
WASHINGTON, 23 feb (Reuters) – El grupo de dinosaurios llamado terópodos incluía a los carnívoros terrestres más grandes que ha habido en la Tierra, pero también había otros del tamaño de un gato atigrado y otras dimensiones, entre ellos frugívoros con pico y sin dientes y algunas extrañas especies de largas garras.
Los científicos creyeron durante mucho tiempo que estos dinosaurios seguían un patrón uniforme en cuanto al tamaño corporal de una especie, ya fuera gigantesca o diminuta, siendo la tasa de crecimiento el factor decisivo: más rápido significa más grande y más lento significa más pequeño.
Pero un nuevo estudio viene a refutar esta idea.
Investigadores explicaron el jueves que examinaron los anillos denominados marcas de crecimiento cortical, que se formaban anualmente en el interior de los huesos a medida que estos animales crecían -similares a los anillos de los árboles-, de tres docenas de especies de terópodos.
Los anillos muy espaciados indican un ritmo de crecimiento más rápido y los poco espaciados uno más lento.
No hallaron un patrón común para el tamaño corporal: Algunos terópodos enormes crecían rápidamente y dejaban de crecer y otros crecían gradualmente durante un periodo de tiempo más largo hasta alcanzar el mismo tamaño, mientras que otros pequeños crecieron rápidamente y otros lentamente.
“Nuestro trabajo echa por tierra un axioma sobre el crecimiento de los dinosaurios, lo que sugiere que también deberían estudiarse otros grupos para ver si nuestras conclusiones aplican a otros animales”, afirma el paleontólogo Mike D’Emic, de la Universidad Adelphi de Nueva York, autor principal del estudio publicado en la revista Science.
“Es igualmente probable que un animal haya evolucionado hacia un mayor tamaño corporal creciendo al mismo ritmo durante más tiempo, en lugar de limitarse a crecer más deprisa”, añadió.
“Es sorprendente e importante saber que es igual de probable que los animales evolucionen hasta tamaños gigantescos a ritmos lentos. Eso significa que son más pequeños durante más tiempo -y, por tanto, están más tiempo expuestos a los depredadores- y tienen una vida más larga”, remarcó.
El Tiranosaurio Rex, que superaba los 12 metros de longitud, era un ejemplo de terópodo grande y de crecimiento rápido, con un gran estirón en su adolescencia, llegando a cuadruplicar su masa corporal en algunos años. El Acrocanthosaurus, un poco más pequeño que el T.Rex, era un ejemplo de terópodo grande pero de crecimiento lento.
El Coelophysis, de unos 2 metros de largo, era un terópodo más pequeño de crecimiento rápido, mientras que el Xixianykus, uno de los dinosaurios más pequeños con 50 cm de longitud, era un terópodo pequeño y de crecimiento lento.
El Spinosaurus, un inmenso terópodo semiacuático de hasta 15 metros de longitud, crecía mucho más despacio que el T.Rex. El Mapusaurus, que alcanzaba unos 11,5 metros, crecía aún más rápido que el T.Rex, mientras que su primo de tamaño similar, el Tyrannotitan, tenía una tasa de crecimiento como la del Spinosaurus.
“Aunque (este trabajo) se centra en los terópodos, las implicaciones deberían extenderse a la mayoría de los grupos de animales terrestres, permitiendo delimitar mejor la interacción entre la genética, el desarrollo y los factores ambientales que dan lugar a la diversidad de la vida que nos rodea”, dijo Patrick O’Connor, biólogo evolutivo de la Universidad de Ohio y coautor del estudio.
Los terópodos son conocidos por su postura bípeda y una serie de rasgos anatómicos comunes. Los primeros terópodos pueden haber vivido hace 230 millones de años, durante el Periodo Triásico, en Sudamérica.
El grupo se extendió por todo el mundo y perduró hasta el final de la era de los dinosaurios, cuando un asteroide desencadenó una extinción masiva hace 66 millones de años, durante el Cretácico.
Las aves evolucionaron a partir de pequeños terópodos emplumados durante el Jurásico y se consideran parte del grupo de los terópodos, aunque no se incluyeron en este estudio. (Reporte de Will Dunham. Editado en español por Javier Leira)
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