Por David Alire Garcia
29 jul (Reuters) – Acostada de lado con un vestido sin mangas, una paciente anciana respiraba con dificultad en una de las pocas unidades médicas de la capital haitiana equipadas para atender a los más afectados por la pandemia de coronavirus.
La mujer de 81 años llevaba una máscara de plástico transparente en el rostro unida a un tanque de metal que le proporcionaba 21 litros de oxígeno por minuto, el máximo reservado para los casos más graves de COVID-19 en el Hospital St. Luke en las afueras de Puerto Príncipe.
“Cada respiración que toma, cada movimiento respiratorio, es muy doloroso”, dijo la Dra. Nathalie Colas, directora médica del hospital, en un recorrido por la sala, donde las habitaciones estaban separadas por finas cortinas que se movían suavemente con la brisa caribeña, en medio del sonido de los ventiladores de techo.
Haití se ha visto sumido en la agitación política por el asesinato del presidente Jovenel Moïse este mes, mientras lucha contra la pandemia en un contexto de escasos recursos médicos, falta de vacunas y violencia callejera.
Aproximadamente 40 pacientes de COVID-19 estaban recibiendo atención en St. Luke, en comparación con alrededor de 100 en los últimos meses. Eso podría ser una señal de que la pandemia se está calmando en el país más pobre de América, que todavía tiene las cicatrices del devastador terremoto del 2010.
Pero es casi imposible saberlo con certeza, según el padre Rick Frechette, fundador y presidente de St. Luke. “Ni siquiera puedo adivinar”, dijo.
Frechette comentó que había muchos otros factores en juego, incluida la ausencia casi total de pruebas y vacunas, además de la violencia de las pandillas que impide que muchos haitianos infectados accedan a atención médica.
La tasa de muerte entre los aproximadamente 800 pacientes con COVID-19 tratados hasta la fecha en el hospital era de alrededor del 10%, dijo Frechette.
El Gobierno de Haití, que ya carecía de recursos, se sumió en el caos por el asesinato de Moïse, por el que el gobierno culpó a una banda de mercenarios en su mayoría colombianos.
El Ministerio de Salud de Haití informó el 6 de julio cerca de 19.400 infecciones totales y solo 487 muertes. Pero las cifras no se han actualizado desde entonces y muchos expertos se muestran escépticos al respecto. (Reporte de David Alire García; Información adicional de Andre Paultre y Robenson Sanson, editado en español por Juana Casas)
Sé el primero en comentar en"En Haití, la pandemia de COVID se desata en medio de la crisis política"