En un rincón del mundo, específicamente en el sudeste asiático, en Birmania o Myanmar como se llama desde 1989; los elefantes blancos son símbolo de suerte y prosperidad por parte de sus habitantes, tanto así que los adoran y veneran por medio de rituales y cuidados, según reseñó National Geographic. Esta especie, que básicamente traduce a un elefante albino, es supremamente especial y son pocos los ejemplares en el mundo.
Sin embargo, en Colombia, el término elefante blanco es más común, incluso, que en Myanmar; y, en vez de atraer prosperidad y suerte, encontrarse uno de estos elefantes es símbolo de corrupción, hambre, desigualdad y completa vergüenza.
De acuerdo con lo que explica el portal Expost, los elefantes blancos en su historia representaban el poder real de los reyes de Siam (actualmente Tailandia), por lo que eran obsequiados tanto a amigos como enemigos, debido a que su costosa manutención y cuidado podía provocar la ruina en quien no tuviera los recursos para hacerlo. De ahí surgió la analogía con el elefante blanco que solemos encontrarnos en Colombia, e incluso en otros países de Latinoamérica.
“Se denomina elefante blanco a un acto de autoridad pública que destina recursos financieros o humanos a una obra de infraestructura, en el que los costos de proyecto superan a los beneficios sociales, generan una utilidad distinta a la originalmente planeada; están inconclusos o en desuso, o no resuelve el problema público para el que fue creado”, según reseñó el mencionado portal web.
Era necesario hacer este repaso histórico para afirmar que en el país cafetero hay un elefante blanco que ha llamado la atención, es amigo de todos y su presencia provoca la prosperidad en obras, proyectos y contratos públicos que se encontraban en el abandono, y que representaban motivo de desdicha en quienes lograban encontrárselo. No obstante, este elefante blanco también se ha convertido en la ‘piedra en el zapato’ de contratistas, concesiones viales y el mismo Estado y gobiernos de turno.
Elefante blanco, que además es influencer, acumula más de 218.000 seguidores en la red social Instagram (aparece como @elefantescol), lo que se ha convertido en su canal de denuncia de cientos de ciudadanos que son testigos del pasar de los años y de la falta de gestión en los recursos que se obtienen de los impuestos, tanto suyos como míos.
Este elefante blanco era un ciudadano común y corriente, trabajaba a diario como ingeniero (se reserva el área de profesión) para aportarle positivamente al país. Un día tuvo la oportunidad de prestar sus servicios al sector público, durante el periodo de Gobierno de un alcalde local que él admiraba por considerarlo un ‘político diferente’, pero esta percepción cambió:
“Pensaba que esa persona iba a ser diferente, porque así lo había prometido. Mi llegada fue técnica, es decir, cuando llego a ese puesto fue porque la persona requirió mis servicios técnicos, le gustaron y a mí no me era indiferente lo que esa persona prometía; es decir, prometía ser diferente y, además, era una persona joven”, expresó Elefante, quien se estrelló con la realidad cuando conoció el funcionamiento irregular de algunas alcaldías en el país.
En vez de ‘comer callado’, Elefante comenzó a denunciar esas irregularidades que finalmente le costó el cargo al alcalde que prometía que iba a hacer las cosas bien. A pesar de las buenas intenciones de Elefante, esa acción, que debería ser elogiada y aplaudida, fue motivo de estigmatización y despido en sus dos empleos:
“Yo perdí dos trabajos en su momento, uno en una alcaldía y otro en una entidad de control y fue a consecuencia precisamente de hacer lo que correspondía, hacer lo correcto y aplicar el Código Penal (…). Yo estuve amenazado muchos años, de hecho, a mí me tocó rehacer mi vida a raíz de una amenaza que tuve por hacer lo correcto. Me tocó irme. Aunque es raro decirlo, porque uno haciendo lo correcto no debería pasar por esto. Cuando uno dice que ‘lo echaron por hacer lo correcto’, la gente lo mira a uno raro, es obvio, porque no es normal que eso pase en otras partes, pero acá en Colombia pasa todo el tiempo (sic)”.
Cansado de la desdicha de ser un veedor ciudadano indignado del despilfarro de los recursos públicos, y por esto ser víctima de represalias y amenazas; vivió un momento de gozo cuando se le ocurrió la idea de personificar un elefante blanco para continuar con su labor ciudadana.
“Yo me dije: Bueno, si bien hay que seguir denunciando, porque mis principios están claros en que hay que hacer las cosas así haya consecuencias para uno, obviamente aplicando la ley; pero tampoco puedo ser tan necio de seguirme castigando a mí mismo perdiendo el empleo, porque en últimas uno de qué vive. A partir de allí fue que una vez, en una conversación con una persona, dijimos: qué bueno hacer como un personaje que proteja la identidad, que reúna todo lo que está pasando en Colombia, que sea un personaje positivo, o sea, que de alguna manera sea como una burla a todo esto que está pasando y que baile en las obras inconclusas del país, que son muchas”.
Así fue como Elefante blanco pasó de estar en el anonimato, evitando a toda costa en convertirse en un elefante más, a tomar la gallardía para bailar la canción de salsa Chico vacilón de La sonora de Perú frente a una obra de ha durado más de nueve vergonzosos años de construcción: el puente de Juanchito de Cali.
“El puente Juanchito, aunque no es algo enorgullecerse porque sabemos que le falta una calzada y han resultado varias situaciones por falta de la veeduría anterior, es el proyecto (cuenta de Instagram y disfraz) el que lo hizo público hace más o menos dos años y medio, pero antes de eso el puente estaba totalmente a la deriva”.
Y es que este Elefante, con el ceño fruncido y con una cadena en el cuello, se ha enfrentado a los pesos pesados del país; una hazaña que poco hacen los políticos que, según Elefante, tienen miedo interponer demandas a personajes como la Gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro.
“Hay unos congresistas del Valle que, a raíz de las denuncias que hemos hecho, han despertado, pero en últimas despertado cómo, ¿haciendo bulla en medios?, pero un congresista no está para hacer bulla. ¿Por qué a nosotros nos toca sacar demandas, sacar tutelas contra los contratistas, contra la Gobernación para que ejerzan lo que tienen que ejercer?, porque a los congresistas les da miedo pelearse políticamente con la gobernadora del Valle o con el contratista que sea, y eso es lo que a uno le duele, porque el hecho de que la obra haya avanzado tanto, por ejemplo, sin un control fiscal adecuado, hace que ahora que está en este punto, sea difícil hacer veeduría”.
A propósito, a Elefante blanco le ha tocado tragar entero frente a aquellos inescrupulosos que sacan pecho por las denuncias que él ha hecho virales, gracias a la indignación de la gente y las donaciones para que Elefante pueda visitar otros elefantes blancos en el país o que están a punto de convertirse en uno.
Entre las anécdotas destacó la de un congresista que quiso, como dice Elefante, “abudinearse” el disfraz: “él dice que eso fue algo espontáneo de la comunidad”, añadió.
“Y el otro caso es un congresista, el tipo ya había hecho algunas denuncias de Juanchito, pero no sirvieron mucho, porque realmente cuando el puente se reactiva, como lo dijo la prensa, es cuando hace el baile el elefante y este señor, aprovechando de sus conocimientos de redes, por allá logró que le sacaran unas notas de prensa, no sé si directa o indirectamente, pero logró que le sacaran notas de prensa, diciendo que por el baile del elefante se había reactivado Juanchito y que además había sido por gestión de él. Fue muy duro eso, ahí tocó, digamos, tragarnos ese sapo hasta que ya el proyecto empezó a crecer y la comunidad comenzó a entender que eso no era la gestión de ningún congresista”.
Por ello, Elefante blanco aclaró que ha tratado de “blindar” el proyecto ciudadano (redes sociales y disfraz) de políticos que, sin voz ni voto, supuestamente, se atribuyen los “logros ajenos”. Asimismo ha destacado que este Elefante seguirá siendo blanco, sin color político de izquierda o de derecha: “El proyecto no tiene partido político, o sea, las necesidades de la gente no tienen partido político. Aquí le hemos dado madera, como se dice, a la izquierda y a la derecha por igual, a la medida en que los errores existan y se tengan que evidenciar”.
Sin embargo, Elefante blanco reconoce que algunos de sus seguidores le han pedido que se vincule como figura política, lo cual aportaría significativamente al proyecto ciudadano, pues, según sus cuentas, los viajes, equipo y herramientas que utiliza consumen en promedio de $15 a $20 millones por mes, dinero del que solo $12 millones son financiados a través de las donaciones ciudadanas, a través de Vaki; por esto, Elefante no descarta una futura aspiración política:
“En la medida en que ese sueldo que se da en el Congreso pudiera ser útil para ayudar a financiar, pues sería bueno, pero si uno logra que la financiación ciudadana sea superior, mejor, porque si con $12, más o menos, se está haciendo lo que se está haciendo al mes, imagínate con más. En promedio al mes se están recuperando unas dos obras, eso es mucho decirlo o por lo menos las están reactivando. ¿Qué congresista puede decir lo mismo? ninguno. Aquí no somos amantes del dinero”.
Elefante blanco aprovechó el espacio para enviar un contundente mensaje a los contratistas que quisieran denunciar irregularidades pero, por temor a represalias, no lo hacen; a los ciudadanos, que cada vez se interesan más en saber en que se invierten los recursos que salen del impuesto que se paga en la libra de arroz, en el predial o en el recibo de servicios públicos; y por último, envió un mensaje al Estado, que está representado en los Gobiernos de turno que mucho tienen que ver en la gestión de los recursos y el cumplimiento de las obras o proyectos andando:
- Contratista: “Es precisamente invitarlos a que si tienen conocimiento de irregularidades en situaciones, anómalas y las quieren expresar de manera anónima, pues buscamos la manera de hacerlo, ellos deben saber que hay otra opción, que las cosas no tienen que hacerse como se vienen haciendo, que las cosas se pueden hacer diferente. La verdad es que están haciendo daño a mucha gente, están dañando el sector”.
- Ciudadanos: “Los canales son todos @elefantescol, allí pueden enviar sus denuncias, pero preferiblemente al correo elefantescol@gmail.com, allí pueden contar inquietudes o preguntas que tengan. También los invitamos a participar en el curso de veedurías que se lanzará próximamente, va a ser muy accesible para la comunidad y con eso también se va a financiar el proyecto. Los invito a que estén pendientes de la redes que ahí siempre estamos haciendo anuncios”.
- Gobierno: “Al actual, que le baje un poquito al ego, que escuche más la parte técnica cuando los ciudadanos le hacemos denuncias, escuche con humildad. Y a los antiguos, que están por ahí haciendo ‘vacas’, decirles que realmente eso debieron hacerlo con los recursos que tenían a disposición en su momento, ya no es tiempo de eso, ahorita lo que le corresponde, por culpa de esas malas gestiones, es que el Estado le toca sacar más plata para terminar obras que ellos en su momento debieron haber terminado. Hay que decirlo con claridad”.
Una de las últimas hazañas que Elefante blanco lideró en conjunto con la comunidad, fue la denuncia de la presencia de una caseta que funcionaba como un peaje irregular, en el sector Loma Linda, en Barbosa (Antioquia).
“Aquí levantando la talanquera del peaje Loma Linda, un peaje que a pesar de no tener vida legal, por no estar dentro de un contrato de la Concesión Vías del Nus, cobra 17 mil pesos para permitir el paso. De hecho, el peaje corresponde a severa trocha y a un vía ancestral, donde no se puede cobrar peaje, pero se cobra con el beneplácito de William Camargo, el Ministro de Transporte del actual Gobierno (sic)”, se lee en la publicación del 20 de marzo y que alcanza más de 20.000 ‘me gusta’ en Instagram.
El peaje irregular supuestamente había sido instalado para evitar que algunos conductores usaran esta vía para no pagar el paso vehicular cercano. Lo que terminó afectando a los habitantes de Loma Linda, Melonada, El Rincón y San Diego, veredas que conforman la zona, según reseñó El Colombiano.
El dos de abril, exactamente 13 días después de que la denuncia se viralizó masivamente en redes sociales y medios de comunicación, la caseta de cobro irregular fue desmotada por la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI). Fue la comunidad, emocionada por el acontecimiento, los que informaron a Elefante el nuevo logro ciudadano.
“¡Caseta fuera del contrato Loma Linda fue retirada! Comunidad me acaba de informar desde Barbosa Antioquia, que caseta Loma Linda; el peaje que venían cobrando hace años y que di a conocer semana pasada, acaba de ser retirado”, escribió Elefante, a través de su cuenta en la mencionada red social.
“La gratitud que la gente siente al poder viajar por La Felisa (Vía que conduce desde Medellín al Eje Cafetero) en este momento, y que me dicen que, por primera vez en diez semanas santas: ‘puedo viajar con tranquilidad con mi familia por esta vía, muchas gracias, Elefante’. Yo creo que eso es muy gratificante, porque uno ve que la gente agradece, ve y nota el resultado de la apropiación ciudadana sobre la solución de las obras públicas, porque no es el favor ni del presidente, ni nadie, es la gestión pública”, expresó Elefante a este medio.
Elefante blanco ha demostrado que trabajar en colectivo para cuidar los recursos públicos es una alternativa para que inescrupulosos no se ‘mecateen’ la platica y entreguen lo que se comprometen a construir, o, por lo menos, logra visibilizar a esos elefantes blancos que causan repudio en distintas regiones del país, y que así se estigmatice los nombres que están detrás de los desfalcos millonarios a la Nación.
Sé el primero en comentar en"Elefante Blanco, el influencer que conformó un colectivo ciudadano para hacer veeduría en obras inconclusas"