La Guerra del Pacífico marcó un hito en la historia de Perú, Chile y Bolivia. El saldo de ello fueron territorios ganados, territorios perdidos, recursos cedidos, el comienzo de una nueva era para cada gobierno y muchas muertes.
Si bien aquella guerra terminó en 1884 tras un pacto de tregua, las heridas quedaron durante algunos años más y se convirtieron en el anhelo principal de algunos políticos y también en el insumo primordial de popularidad. Cerca de llegar al centenario de aquel conflicto, Perú descubrió que había espías en su territorio y que la información clasificada sobre armamentos ya tenía un precio.
No obstante, se trató de un caso muy rápido y poco claro, tal como lo señala el historiador, Bruno Polack.
El último espía fusilado por traición a la patria en Perú
Eran las 6:00 a.m. del 20 de enero de 1979 y Julio Vargas Garayar, un suboficial de la Fuerza Aérea del Perú (FAP), cumplió su condena de fusilamiento, ¿el motivo? Traición a la patria bajo la modalidad de espionaje en favor del gobierno chileno, que era presidido en aquel entonces por Augusto Pinochet.
La población no supo del fusilamiento hasta conocer el comunicado del entonces llamado Gobierno Revolucionario de las F.F.A.A., que bajo Resolución Ministerial 0099-79 de Aeronáutica dejaba en claro que la sentencia de pena de muerte se había cumplido a la hora mencionada y que también había sido privado de los honores y derechos que le correspondía como miembro de las fuerzas del Perú.
Perú pasaba por dos cosas, se encontraba cerca del final de la dictadura militar y el deseo heredado del expresidente Velasco Alvarado, la reivindicación del centenario.
Cuando este caso de espionaje se dio, quien gobernaba era el expresidente Francisco Morales Bermúdez. El Perú no tenía datos claros sobre este acontecimiento, ya que se trataba de un gobierno dictador.
“Todo se mantuvo en secreto. La población no reaccionó mucho porque no sabía qué era lo que pasaba en realidad. En la revista Caretas se habló del tema y el resultado fue una sanción por parte del gobierno de Bermúdez”, declaró Polack para Infobae.
DATO: El juicio de Vargas fue realizado en secreto y solo tras el término de la dictadura militar en Perú, se pudo conocer más datos sobre esta historia.
¿Cómo fue que Julio Vargas fue contactado por los chilenos para ser espía?
En 1976, el joven suboficial de la Fuerza Aérea del Perú (FAP), ingresó a trabajar en la embajada de Chile que estaba ubicada en Lima. Según la versión dada por la milicia peruana, Vargar Garayar fue contactado directamente por oficiales del gobierno chileno para ser espía.
Según se supo, el trabajo que hacía era realizar tomas fotográficas a las bases aéreas del Perú, entre ellas la de La Joya en Arequipa.
El servicio de inteligencia del Perú manifestó que los chilenos le entregaron una cámara Kodak 125 y dinero.
El seguimiento que le hizo Perú a los espías chilenos
A finales de 1978, llegaría al puerto de Talara ubicado en Perú, un barco de BT Beagle de Chile, para recargar su combustible; sin embargo, hubo algo que llamó la atención de la armada peruana. Este transporte marítimo trasladaba a dos oficiales chilenos, el capitán Sergio Jarpa y el teniente Alfredo Andozegui.
Sin dudar de que su presencia se hacía sospechosa, se dirigieron a la base militar peruana en Talara para poder tomar fotografías de los nuevos aviones de combate que el Perú había adquirido de la Unión Soviética (URSS).
Un exhaustivo seguimiento por parte de la Policía de Investigaciones del Perú (PIP), permitió la captura de los oficiales chilenos en el mismo lugar. Al ser capturados, los interrogatorios comenzaron, y la defensa peruana terminó siendo sorprendida por la increíble respuesta de los oficiales sureños.
Solo cumplían órdenes del embajador chileno en Perú, Francisco Bulnes Sanfuentes, un político con gran trayectoria en su país. Pero eso no fue todo, pues confirmaron la existencia de cuatro espías chilenos más. Rápidamente, la defensa peruana logró ubicarlos y fueron capturados en la base aérea de La Joya, en Arequipa.
El expresidente Morales Bermúdez, decidió llamarlo “persona no grata” en el país, y es así que Bulnes es expulsado de tierras peruanas, pero antes hizo un pedido y era retirarse con todos sus compatriotas, es decir, con los espías chilenos.
Línea del tiempo de la muerte del último espía fusilado
Se le aplicó la pena de muerte al suboficial de la FAP y luego se declaró persona no grata al embajador chileno en Perú. A continuación, te mostramos la línea del tiempo de la muerte de Julio Vargas Garayar.
– El 9 de noviembre de 1978 la Fuerza Aérea del Perú denunció al suboficial peruano.
– El 14 de diciembre, el tribunal militar declaró culpable a Julio Vargas, condenándolo a recibir la pena de muerte y realizar un pago por reparación civil de 100.000 soles a favor del Ministerio de Aeronáutica.
– El 15 de diciembre el expediente fue elevado al Consejo Supremo de Justicia Militar tras la apelación del abogado de Vargas Garayar.
– El 19 de enero de 1979 se confirma la sentencia apelada y se le niega el indulto que solicitó.
– El 20 de enero de 1979, Julio Vargas es fusilado.
DATO: En aquel año la constitución que regía al país era la de 1933, donde la pena de muerte era válida para casos de traición a la patria.
¿Por qué Chile pagaba por espiar a Perú?
En Perú existía una corriente de soberanía y recuperación de territorio perdido durante la Guerra del Pacífico. Era un anhelo que los gobiernos militares peruanos manifestaban.
Chile sabía que en 1979 se cumplían 100 años de aquel histórico enfrentamiento y Pinochet, el expresidente de Chile, creía que Bolivia, Argentina y Perú podían aliarse para enfrentarlo y recuperar los territorios perdidos.
El historiador peruano cuenta cómo fueron aquellos años para los peruanos que vivían en Chile o que tenían familia en dicho país.
“Mi tío nació en Perú, pero vivió toda su vida en Chile. Su madre era peruana y su padre chileno. Él me contó que en esos años venía a Perú y un tío que era militar lo recogía al cruzar la frontera de Tacna. Cuando él regresó a Santiago de Chile, las milicias chilenas lo detuvieron y comenzaron a interrogarlo. Eso nos puede dar una idea de qué tan tenso eran esos años para los chilenos y sobre todo para los peruanos que viajaban ahí por diversos motivos”.
Más versiones sobre la verdad de la muerte de Julio Vargas
Una fuerte leyenda existe alrededor de aquel hecho. Morales Bermúdez habría descubierto que fueron un total de siete implicados por espionaje, lo cual significaba un hecho bochornoso para el país, tomando en cuenta que se trataba de un gobierno militar.
Para evitar caer en cuestionamientos a su gobierno, el expresidente habría decidido liberar al canciller chileno, junto con sus militares, y fusilar a Vargas, quien habría sido un contraespía, es decir, una persona que se hacía pasar por espía o traidor con el fin de otorgarle información falsa a Chile.
El mismo Vargas dejó una carta en la que indicaba ello y, además, mencionaba que se declaró culpable por las torturas que recibió mientras estaba detenido.
Años más tarde, su hija, María Consuelo Vargas Chávez, manifestó en ATV, que ella no creía que su padre haya sido un espía y que su muerte se había dado de forma injusta, pues nunca logró ver el cuerpo y su familia tampoco pudo velarlo.
SEGUIR LEYENDO
Los primeros cines de Lima y cuál es la condición actual de estos lugares de entretenimiento
Sé el primero en comentar en"El último fusilamiento en Perú por traición a la patria: Una historia de espionaje en medio de gobiernos militares"