El sombrío balance en derechos humanos de Raisi, favorito en las presidenciales de Irán

El favorito de las presidenciales de Irán, Ebrahim Raisi, es un pilar del poder judicial del país y, como tal, responsable de graves violaciones de los derechos humanos, incluidas las ejecuciones masivas de presos de la oposición en 1988, denuncian activistas en el exilio.

“El único lugar para Raisi es el banquillo de los acusados, no la presidencia”, dijo Shadi Sadr, directora ejecutiva de la oenegé Justice for Iran, con sede en Londres.

“El mero hecho de que sea el actual jefe de la Autoridad Judicial y un candidato presidencial muestra el nivel de impunidad en Irán”, añadió, en referencia al historial de este ultraconservador partidario del “orden” y de la línea dura contra los opositores.

Raisi, de 60 años, es un hodjatoleslam (rango inferior a un ayatolá en el clero chiita). Lleva más de tres décadas en la judicatura iraní, que lidera desde 2019.

Nombrado fiscal adjunto del tribunal revolucionario de Teherán a mediados de la década de 1980, desempeñó un papel clave en la ejecución en 1988 de miles de detenidos marxistas o de izquierdas, en su mayoría sospechosos de ser miembros del movimiento prohibido de los Muyahidines del Pueblo (MEK), según los activistas.

El MEK está acusado de ataques mortales en Irán a principios de la década de 1980.

En 2018 y 2020, preguntado sobre este oscuro capítulo de la historia reciente, Raisi negó haber desempeñado ningún papel pero rindió “homenaje” a la “orden” que, según él, dio el ayatolá Jomeini, fundador de la República Islámica, de llevar a cabo la purga.

Las ejecuciones masivas de 1988, que tuvieron lugar entre julio y septiembre, siguen siendo un tema tabú. Según los activistas en el exilio, varios miles de prisioneros fueron asesinados.

El Consejo Nacional de la Resistencia de Irán (CNRI), brazo político del MEK, afirma que 30.000 personas fueron ejecutadas. La cifra real es probablemente más cercana a cuatro o cinco mil.

– “Sin piedad” –

En septiembre de 2020, un grupo de expertos de la ONU consideró que las ejecuciones de 1988 podían constituir “crímenes contra la humanidad”.

Según Amnistía Internacional, Ebrahim Raisi formaba parte de una “Comisión de la Muerte” de cuatro miembros que condenó a muerte a reclusos sin juicio en la prisión de Evin de Teherán y en la de Gohardasht, en el distrito de Karaj, cerca de la capital.

Los prisioneros ejecutados fueron enterrados en fosas comunes sin identificar.

Raisi debe ser investigado por “los crímenes contra la humanidad de asesinato, desaparición forzada y tortura”, dijo a la AFP la investigadora de Amnistía Raha Bahreini.

Según una grabación de audio que salió a la luz en 2016, Hosein Ali Montazeri, considerado como posible sucesor de Jomeini antes de ser destituido, había advertido a los miembros del comité calificando las ejecuciones como “el mayor crimen de la historia de la República Islámica”.

Hosein Abedini, un responsable del del CNRI, dijo que Raisi era un “asesino de corazón de piedra” con un “historial de 40 años de represión”.

Antiguos detenidos que ahora viven en el exilio testificaron en una reciente conferencia organizada por el CNRI.

“Cuando comparecí ante la comisión de la muerte, vi a Raisi con un uniforme de la Guardianes de la Revolución”, dijo Reza Shemirani, que cumplió diez años de prisión y ahora vive en Suiza.

Era “el miembro más activo de esta comisión” que dictaba sentencias de muerte, dijo.

“Tenía rencor contra todos los prisioneros y no quería que hubiera supervivientes. No tenía piedad”, aseguró otro exdetenido, Mahmud Royaei.

El Tesoro de Estados Unidos incluyó a Ebrahim Raisi en su lista de personas bajo sanción en 2019, acusándolo de formar parte de la comisión de la muerte en 1988 y también de participar en la represión del Movimiento Verde contra la reelección presidencial de Mahmud Ahmadineyad en 2009.

Como jefe adjunto de la Autoridad Judicial en 2004, Raisi prometió “enfrentarse a los alborotadores” y “extirpar la sedición”.

Los activistas también denuncian un endurecimiento de la represión desde que se puso al frente de la Autoridad Judicial.

“Raisi es un pilar de un sistema que encarcela, tortura y mata a las personas que se atreven a criticar al Estado”, afirma Hadi Ghaeni, director del Centro de Derechos Humanos de Irán, con sede en Nueva York.

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