Los turistas rusos comienzan a regresar con sus bolsillos llenos de rublos, pero no es suficiente para devolverle la sonrisa a los centros turísticos de Turquía, que temen una nueva temporada negra a causa de la pandemia.
“En la última temporada turística tuvimos una baja de actividad de 75%” dijo a la AFP el alcalde de Bodrum (suroeste), Ahmet Aras, desde la terraza de la biblioteca municipal con vista al mar Egeo.
Si bien la reanudación de vuelos desde Rusia y Europa representa la esperanza de una recuperación, Aras cree que la “convalecencia” del turismo turco en su conjunto aún está lejos.
“Tomará años alcanzar una recuperación completa”, vaticinó.
Las restricciones de viajes por la pandemia del coronavirus golpearon duramente al sector turístico, privando a la economía turca de una importante fuente de ingresos.
Bodrum, conocido como el “Saint Tropez turco”, recibió 4,34 millones de turistas en 2019.
Pero las cifras se desplomaron en 2020, y la ciudad recibió apenas 350.000 entre enero y mayo de 2021.
Con la reciente baja diaria en el número de casos de covid-19, las autoridades turcas cruzan los dedos por un regreso de turistas.
Para atraerlos, el presidente Recep Tayyip Erdogan los eximió del confinamiento estricto impuesto el mes pasado a los turcos.
Pero la cuarentena impuesta por numerosos países a sus ciudadanos de regreso de Turquía disminuyó el efecto de la medida.
– “Zombi” –
Ankara también pagó el precio de las tensiones con Moscú a causa de Ucrania. Rusia suspendió en abril, oficialmente por razones sanitarias, los vuelos entre los dos países, privando a Turquía de su principal contingente de turistas extranjeros, y la restricción solo fue levantada la semana pasada.
Un número mayor de visitantes europeos podría también llegar con el levantamiento de algunas restricciones a partir del 1 de julio.
Mientras tanto Bodrum, una zona turística apreciada tanto por extranjeros como por la clase acomodada de Estambul, enclavada entre el mar y las colinas, no es más que la sombra de lo que fue.
“Mire esos barcos”, suspira el guía turístico Baris Kasal al apuntar a la marina de Bodrum, “habrá quizás uno que saldrá hoy a dar un paseo”.
Para Kasal, si la temporada turística del año pasado fue “muerta”, la de este año es como un “zombi”.
“Se mueve un poco, pero continúa muy, muy modesto”, lamentó.
Iclal Kayaoglu, directora de operaciones del aeropuerto Milas-Bodrum, explicó que el número diario de pasajeros representa apenas una décima parte del volumen de 2019.
“Se trata principalmente de rusos y británicos. El número de vuelos va a aumentar”, dijo a la AFP.
– Sin fuerzas –
Algunos turistas rusos encontraron la forma de llegar a Turquía esquivando las restricciones impuestas por Moscú, por ejemplo mediante una escala en Polonia.
¿Pero su regreso gradual será suficiente para salvar a los comerciantes y hoteleros que se endeudaron masivamente para enfrentar la escasez del año anterior?
“Pensamos que este sería el año en que nos recuperaríamos”, contó Engin Erkan, gerente de una tienda de ropa de cuero. “No tenemos fuerzas para enfrentar un segundo año así”, lamentó.
Las ventas de los comerciantes de Bodrum cayeron 80% comparado con 2019, según el presidente de la cámara local de comercio, Mahmut Serdar Kocadon.
“Los comercios están al borde de la quiebra”, advirtió.
El ministerio de Turismo espera este año la llegada de 30 millones de turistas, frente a 49 millones de 2019, pero los observadores del sector creen que tal objetivo será difícil de alcanzar.
Ucranianos y ciudadanos de otros países del este de Europa, que son de los pocos turistas actualmente en Turquía, se aprovechan de las playas vacías.
“Las puertas de Europa están cerradas a causa de la pandemia, así que Turquía es un destino ideal”, dijo Michael Grunnyi, quien llegó de Ucrania con su esposa e hija.
Pero la presencia de estos visitantes no basta para que el alcalde de Bodrum pinte un cuadro positivo.
“No se puede arrancar la temporada turística en julio y esperar salvarla”, dijo el alcalde. “No es así como funciona”.
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