El riesgo de los decretos de cumplimiento imposible

Domingo en la plaza Arenales
Plaza Arenales en Villa Devoto, uno de los tantos lugares de esparcimiento de los porteños (Fernando Morales)

Aunque parezca lejano, aquel 9 de junio de 2020 cuando con bombos, platillos y casi en cadena nacional el presidente Alberto Fernández anunciaba la intervención y posterior expropiación del holding empresario Vicentin está a la vuelta de la esquina. Impulsado por la joven senadora mendocina Anabel Fernández Sagasti, el primer mandatario y sus colaboradores inmediatos y mediatos nos explicaron al detalle los “profundos motivos” que llevaban a adoptar tal extrema medida en resguardo de la “soberanía alimentaria

Siendo por demás conocida la reacción legislativa, mediática, social y empresarial que la desprolija y apresurada iniciativa gubernamental generó, no profundizaré sobre la cuestión, pero sí permítaseme acotar que ni en sus más profundos sueños Gustavo Nardelli (directivo de la empresa sujeta a expropiación) imaginó que, luego del repudio social que generó su violación de la por entonces incipiente cuarentena en el pasado mes de marzo cuando fue sorprendido a bordo de un lujoso yate en el río Paraná, vería peregrinar a cientos de miles de argentinos a lo largo y ancho del país en defensa del derecho a la propiedad privada y en contra del avasallamiento a los elementales derechos de los ciudadanos. El contundente mensaje social, la inflexibilidad del juez que lleva adelante el concurso de acreedores y un estrepitoso encuentro con la realidad, hicieron que sin tanta bulla mediática y también con “sólidos” argumentos el presidente diera marcha atrás y también decreto mediante anulara todo lo actuado.

Inevitables fueron las comparaciones entre la medida presidencial con las fellinescas imágenes que llegan desde Venezuela y que muestran al presidente Nicolás Maduro blandiendo decretos al grito de “exprópiese”, imitando a su mentor, el extinto teniente coronel Hugo Chávez Frías. Maduro, el mismo que creó el Ministerio de la Felicidad y anticipó un par de meses la celebración de la Navidad. (Importante dato sobre el que volveré más adelante).

La rebelión de la plaza Arenales

Ubicada en el corazón de Villa Devoto (mi barrio) y casi replicando lo que sucede en las plazas de los pueblos del interior, este enorme espacio verde suele ser centro de encuentro de fieles católicos en procesión, militantes de los principales partidos políticos en torno a los candidatos a jefes de la comuna, niños en la calesita por la tarde, adolescentes haciendo sus travesuras por la noche y vecinos en general dando las inefables vueltas saludables a toda hora. Podría decir sin dudar que en especial este fin de semana, sacando los feligreses cristianos, todos los demás se dieron cita al mismo tiempo y durante todo el día.

Domingo en la plaza Arenales
El acceso principal al hospital Zubizarreta, se cierra al tránsito para que los runners realicen su actividad (Fernando Morales)

Así resultó interesante observar cómo mientras papás y mamás “sacaban a pasear” a sus hijos junto a sus abuelos y hasta al perro, señoritas con impecable look fitness entrenaban al trote, con rollers o en bicicleta mientras que grupos de amigos (no todos necesariamente jóvenes) compartían unos mates y se prodigaban todo tipo de acercamientos afectivos. Dentro de la “prolija” organización municipal, merece una mención particular el hecho de haberse cerrado al tránsito la propia calle de ingreso al hospital Zubizarreta para posibilitar el paso cómodo de los runners. Brutal contraste, tanta vida y energía al trote de un lado de la medianera hospitalaria mientras que del otro ya no quedan camas para alojar pacientes. Un grupo de médicos y enfermeros que gozan de un respiro en la entrada al hospital parecen ser el único nexo entre dos situaciones tan distantes como inevitables. Todo esto condimentado por la presencia de una nutrida cantidad de personal policial, de tránsito y algunos de una nueva raza que ha creado el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que deambula en parejas con unos chalecos (obviamente amarillos) sin que nadie sepa bien qué función cumplen (tal vez ellos tampoco).

José, María y la cátedra policial

Uniendo la reciente mezcla de súplica y amenaza presidencial, las aseveraciones del “selecto” grupo de expertos en pandemias que asesora al Presidente a pesar de no haber vivido nunca antes una situación parecida y lo que tenía ante mis ojos, me dirigí al corazón mismo de las fuerzas policiales “acantonadas” en una de las esquinas de la plaza para requerir alguna que otra precisión acerca de lo que en mi modesta opinión era una situación “fuera de control”.

Domingo en la plaza Arenales
El personal policial manifiesta que no pueden reprender a los ciudadanos por cuestiones que no configuren delitos o contravenciones

Lo que sigue es un magistral resumen de algo tan evidente que sólo quienes a fuerza de choferes, custodios, helicópteros y alcahuetes a sueldo parecen no ver. O que tal vez -peor aún- no quieran ver.

“Mire, señor, mi compañera y yo estamos en este barrio hace ya bastante, no le voy a decir que conocemos a cada vecino, pero sí conocemos el movimiento general de la zona y lo mismo pasa con otros compañeros en otros barrios de la ciudad. Cuando esto empezó teníamos pocas directivas pero muy concretas. En principio nadie podía andar por la calle, la gente lo cumplía y uno desde la parada veía a fulano pasar con la bolsa de las compras vacía y al rato regresar con la bolsa llena”.

Domingo en la plaza Arenales
Agentes municipales parecen ignorar a un grupo de vecinos que consumen alimentos sentados en la puerta de un local gastronómico ( Fernando Morales)

María agrega ” A medida que se fue prolongando la cuarentena, comenzaron a superponerse órdenes, contraordenes, decretos nacionales, disposiciones municipales, horarios para una cosa y para la otra, circulación por número de documento que ahora nos dicen que ignoremos, el uso del barbijo primero optativo luego obligatorio, comercios a los que se puede ingresar y otros a los que no se puede pero si se puede pasar por la puerta a retirar lo que uno compra y todo se fue complicando a punto tal que nuestros propios jefes no saben qué tenemos hacer. Conclusión hacemos nuestro trabajo de policías y punto. Si hay un conflicto intervenimos, pero si un señor que camina se sienta en el borde de una reja o si dos amigos se dan un abrazo no podemos hacerles un escándalo”. Va más allá y dice. ” Se supone que quien corre puedo hacerlo sin barbijo y quien camina debe tenerlo puesto. ¿Quien nos define a partir de que velocidad una persona está corriendo? Definitivamente una cosa es lo que se anuncia desde un escritorio y otra muy distinta es llevarlo a la práctica.

Domingo en la plaza Arenales
Las ambulancias del SAME entran y salen constantemente del Hospital Zubizarreta que cuenta con una de las UFU ( Unidad Febril de Urgencia)

Tanto María como José (nombres simbólicos escogidos para evitar que mañana la fuerza policial tenga dos efectivos menos) reducen el edulcorado poder presidencial a la nada misma (en materia de restricciones ciudadanas me refiero) cuando dicen: “Usted se para en la puerta de una panadería del barrio, ve salir a un señor o señora con dos tremendos paquetes. Usted los tiene vistos, sabe que viven solos o a lo sumo que en la casa son dos. Es evidente que recibirán visitas, tal vez sus hijos o nietos o ambos. ¿Qué se supone que tiene que hacer? No podemos interrogarlo y preguntarle si se va a dar un atracón o si va la parentela de visita”.

La charla, que fue bastante extensa y rica en anécdotas barriales, trasciende obviamente el chisme del pago chico. Para muestra basta un botón, pero este botón se replica en serie en cada “comarca” de la tan caliente AMBA.

Domingo en la plaza Arenales
Mate y facturas. Una de las formas escogidas para pasar la tarde (Fernando Morales)

Mientras se tipea esta columna, en la sede del Boletín Oficial ya está impresa y digitalizada la edición en la cual se publica el nuevo DNU presidencial en la que se detallan los pormenores de la ya no se sabe bien qué fase de cuál etapa de la cuarentena más larga de la historia universal (DNU Número 641/2020) En su artículo 5º se le ordena a la población: “Se deberán mantener 2 metros de distancia, utilizar tapabocas, lavarse las manos asiduamente, toser en el pliegue del codo, desinfectar los ambientes y dar estricto cumplimiento a todos los protocolos vigentes”. El artículo 9º, por su parte, prohíbe las reuniones sociales o familiares de cualquier tipo en domicilios particulares, disponiendo que semejante ilícito debe ser denunciado por la autoridad interviniente a la autoridad competente (sic), quien determinará si son de aplicación los artículos 205 y 239 del Código Penal.

Insoportablemente extensa resulta ser esta aggiornada versión del aislamiento social, Interminablemente largas sus consideraciones previas, absolutamente inaplicable y de imposible control su cumplimento. ¿Será que acaso las fuerzas del orden a semejanza de aquellas maestras de nuestra infancia nos pedirán mostrar las manos en controles sorpresa para ver si están limpias? ¿Serán declarados ilegales los pañuelos de tela que algunos señores mayores seguimos usando? ¿Quién nos dará por aprobada la ventilación del cuarto principal?

Si el señor presidente tan afecto al diálogo y al asesoramiento de “expertos” se diera un tiempito para pedirles a los agentes policiales a los que los móviles de televisión enfocan a diario durante horas que -protocolo mediante- lo ilustren un poco acerca de la “verdad verdadera”, podría entender que en algún punto la gente dijo basta hace rato. Nadie habla de una manada de irresponsables que no valoran la vida. En absoluto. Este mismo columnista el pasado 2 de abril terminaba su entrega con el famoso #Quedateencasa. Pero pasaron más de cuatro meses y todo se acaba. No habrá decreto, ordenanza, bando, orden o mandamiento capaz de hacer cumplir aquello que es sencillamente de cumplimiento imposible no solo por la poca predisposición social a hacerlo sino porque los propios agentes de la ley eventualmente responsables de su aplicación no se sienten predispuestos a ejecutar misiones imposibles. Nadie quiere ser el que le coloque las esposas o le labre una infracción a un abuelo que acarició a su nieto.

Domingo en la plaza Arenales
Adolescentes y no tanto aprovechan la salida deportiva para el reencuentro

Ciertamente la situación es tan delicada como compleja. No es menos cierto que Alberto Fernández y el resto de los dirigentes con responsabilidad funcional la tienen difícil. Pero alguien debe explicarle al primer mandatario -aún a riesgo de caer antipático- que no es un Rey mucho menos un Dios y que está transitando una peligrosa senda que lo puede llevar a la irreversible situación de tener que gobernar a un pueblo que no le hace caso.

Si la cuarentena de Fernández comienza a parecerse a la navidad de Maduro, se le hará muy complicado a nuestro primer mandatario transitar los casi tres años y medio de mandato que aún le quedan. No hay nada peor para quien quiere jugarla de asustador que el asustado no se asuste. Un mandatario no debería pretender que el pueblo le tema pero sí necesita que la sociedad que preside lo respete.

Domingo en la plaza Arenales
“Tratamos de limitarnos a controlar que no existan desmanes y desorden” Señalan los agentes policiales

Quizás ha llegado el momento de prohibir menos y seducir más, apelar in extremis a los cuidados personales y colectivos, predicar con el ejemplo (que mucho no cunde entre la dirigencia) antes que con el decretazo represor y aceptar gallardamente que la sociedad tiene una dinámica distinta a lo que ocurre puertas adentro del palacio.

Consultados María y José sobre cómo harían para controlar la prohibición de encender las parrillas domiciliarias los fines de semana, responden con una carcajada: “Que el Presidente declare ilegal la venta de carbón”. Mientras me alejaba de la cordial charla sentí miedo de que en alguna próxima aparición presidencial se nos desee feliz navidad por adelantado, mientras que un pajarito azul se pose sobre el hombro del primer mandatario y sea presentado como Néstor, Eva, el General o algún otro conspicuo difunto.



FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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