Un año después de que el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) lanzara su ofensiva contra Israel, en la que murieron casi 1.200 personas y otras 240 fueron secuestradas, la cruenta respuesta militar israelí sobre la Franja de Gaza sigue sumando decenas de víctimas diarias –casi 42.000 muertos en total– y acrecenta unas necesidades humanitarias que en estos meses han quedado aún menos satisfechas por la menor entrada de convoyes al enclave palestino.
Las organizaciones internacionales han denunciado desde el estallido de la guerra que las autoridades políticas y militares de Israel han dificultado la entrada de ayuda humanitaria en el enclave palestino. A esto se le suma también las acciones hostiles de civiles israelíes extremistas, que han llegado a asaltar convoyes cargados de ayuda y suministros básicos en plena ruta por carretera hacia la Franja de Gaza.
“El volumen de ayuda que ha entrado en Gaza durante el último año nunca ha estado ni cerca de satisfacer las necesidades, que no dejan de crecer”, ha destacado el secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), Jan Egeland, quien además ha asegurado que una media de 50 camiones han cruzado a Gaza al día durante el mes de septiembre, “el nivel más bajo” registrado hasta la fecha.
Estas estimaciones coinciden con las del portavoz del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), James Elder, quien en una reciente entrevista con Europa Press reconocía también que el mes de agosto había sido el periodo en que menos ayuda humanitaria había ingresado en el enclave. Elder aprovechó para reprochar que en meses anteriores “se prestó mucha atención” a la entrada de ayuda en Gaza pero “ahora a nadie parece importarle”.
Naciones Unidas cifra en unos 500 los camiones que ingresaban diariamente a la Franja de Gaza antes de la Guerra, mientras que en el pasado mes de agosto tan solo 1.559 camiones pudieron cruzar los pasos fronterizos de Kerem Shalom y Rafá –los únicos que siguen operativos– a pesar de que este verano se haya declarado la alerta por hambruna en algunas zonas de Gaza.
El comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA), Philippe Lazzarini, también ha confirmado estos hechos, apuntando que en agosto más de un millón de personas no recibieron raciones de alimentos, mientras que en el mes de septiembre esta cifra aumentó hasta los más de 1,4 millones de personas.
“Mientras tanto, más de 100.000 toneladas de suministros de alimentos están varados fuera de Gaza debido a las restricciones de acceso, la inseguridad, las carreteras dañadas y el colapso del orden público”, ha añadido Lazzarini, que denuncia también que los altos niveles de destrucción en campos de cultivo “obliga a depender exclusivamente de la ayuda humanitaria”.
Según datos de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), en torno a 1,9 millones de palestinos (el 90 por ciento de la población) está actualmente desplazada debido a la ofensiva del Ejército de Israel. Parte de estos civiles gazatíes se han visto obligados cambiar de ubicación en varias ocasiones tras los ataques israelíes, perpetrados incluso en zonas catalogadas como ‘seguras’.
“Los gazatíes se enfrentan ahora al hambre rampante, la propagación de enfermedades, una vasta destrucción, un sistema sanitario diezmado, infraestructuras de agua y saneamiento y una grave carencia de productos de primera necesidad”, ha resumido Naciones Unidas en un reciente informe que evalúa la situación en el enclave palestino.
Una de las zonas más complicadas es el norte de la Franja, donde se ubica la ciudad de Gaza. Fue el principal escenario inicial de la ofensiva israelí, si bien con el paso de las semanas las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) extendieron sus ataques hacia el sur. En esta zona “las necesidades urgentes persisten”, pero la OCHA no ha podido acceder al lugar en el último mes.
EL CONFLICTO SE EXTIENDE, PERO GAZA SIGUE NECESITADA
Cuando se cumple un año del inicio de la guerra en la Franja de Gaza, las hostilidades se han extendido también a Líbano, donde el Ejército de Israel se centra en desarticular el partido-milicia chií Hezbolá con ataques en varios puntos del país, incluida la capital, Beirut, y gracias a los cuales ha eliminado a gran parte de la cúpula de la organización islamista.
A medida que los ataques se extienden en Líbano –donde han fallecido ya en torno a 2.000 personas por la ofensiva israelí– existe el riesgo de que se “ensombrezca” la crisis en Gaza, tal y como advirtió Elder. “No hay duda de que hay mucha menos cobertura (mediática) sobre Gaza (…) mientras que los ataques han continuado con toda su fuerza”, relató el portavoz de UNICEF.
Por su parte, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios ha recordado que los principales actores humanitarios han hecho especial hincapié en las necesidades sanitarias, de suministro de agua, saneamiento e higiene en Gaza para combatir el auge de casos de diarrea e infecciones.
El alojamiento es otro de los principales retos a los que se enfrenta la población palestina. Sobre la Franja de Gaza pesan actualmente más de medio centenar de órdenes de evacuación, lo que afecta a más del 80 por ciento del enclave. El Centro de Satélites de la ONU (UNOSAT) ha señalado en su último informe de hace una semana que en torno al 66 por ciento de las estructuras de Gaza están destruidas por los ataques israelíes.
De hecho, la asesora de género de Oxfam Intermón en Gaza, Fidaa al Araj, ha expresado en declaraciones a Europa Press que la comunidad internacional no solo debe presionar para que se alcance un alto el fuego, sino que tmabién debe exigir a Israel rendición de cuentas “por la reconstrucción de Gaza”.
En este contexto, el conflicto se avecina a su segundo invierno, lo que eleva los temores de las organizaciones humanitarias. El comisionado general de la UNRWA ha advertido de que “con la llegada del invierno y el deterioro de las condiciones meteorológicas, la falta de suministros humanitarios adecuados no hará más que generar más sufrimiento”.
La llegada de la temporada de lluvias amenaza con deteriorar aún más “las ya de por sí terribles condiciones de vida” en Gaza. Al Araj ha advertido de que el frio, el riesgo de precipitaciones y los deslizamientos de tierra hacen que aumente la preocupación de que “esta situación de riesgo empeore”.
El temor es tal que ha motivado a Naciones Unidas y sus socios para desarrollar un “plan de acondicionamiento para el invierno”, según detalla la OCHA, de cara a abordar las necesidades de más de dos millones de personas durante los meses de invierno.
ISRAEL PROMETIÓ “INUNDAR GAZA” CON AYUDA HUMANITARIA
Naciones Unidas y otras organizaciones han denunciado en reiteradas ocasiones que Israel está obstaculizando el ingreso de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza, mientras que las autoridades israelíes han defendido que en todo momento proporcionan ayuda a los civiles gazatíes y facilitan su entrada en el enclave.
El representante permanente israelí ante Naciones Unidas, Danny Danon, ha llegado a aseverar que los esfuerzos humanitarios desempeñados por su país son “incomparables” a los del resto de la comunidad internacional. Danon ha cifrado en más de un millón de toneladas la ayuda entregada por Israel y ha reiterado su predisposición a “trabajar con agencias de cooperación”.
Meses atrás el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, aseveró que el país iba a “inundar Gaza con ayuda humanitaria”, empleando con cierto sarcasmo el mismo término con el que Hamás denominó su ofensiva del 7 de octubre: Inundación Al Aqsa.
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