Juan José Lahuerta
Madrid, 6 ene (EFE).- La suerte por fin vuelve a sonreír a Luis Milla, esquiva en las dos últimas temporadas para el exquisito centrocampista del Getafe, irregular desde su llegada al club azulón por culpa de tres lesiones que ha superado hasta convertirse en un hombre clave para el esquema de José Bordalás.
Su tanto al Espanyol, que clasificó al Getafe este sábado para los octavos de final de la Copa del Rey, coronó la gran evolución de Milla desde que comenzó noviembre. El primer día de ese mes se apuntó su primera titularidad del curso, precisamente en Copa ante el Tardienta, y desde entonces no ha dejado de crecer.
Se ha convertido en un fijo en las alineaciones de Bordalás, que no pudo contar con Milla ni durante la pretemporada ni durante las diez primeras jornadas de LaLiga EA Sports a causa de una lesión muscular. Muy tocado al final del curso pasado, tuvo que forzar para pelear por la salvación del Getafe y acabó lesionado y en el quirófano.
Esa pesadilla queda lejos para Milla, que este sábado volvió a marcar un gol después de 616 días. La última vez que celebró una diana fue frente al Celta con la camiseta del Granada el 1 de mayo de 2022. Desde entonces, en la temporada y media que lleva en el Getafe, y hasta este sábado, no había conseguido anotarse un tanto.
La realidad es que Milla se ha perdido poco más de los minutos que ha podido disputar con el Getafe. A la lesión de esta temporada y del final de la pasada, se unió una tercera al principio de su etapa en el club azulón que le obligó a perderse los cinco primeros partidos del curso. En total, ha disputado 2.945 de los 5.670 minutos posibles desde que fichó por el Getafe. Es decir, un 51,9 por ciento del total.
Por eso, su celebración después de marcar al Espanyol fue especial. Con los brazos en cruz se deslizó de rodillas sobre el césped y pegó un grito de alivio que sirvió para desterrar para siempre todas las dudas que pudo generar por una aparente debilidad generada por la mala suerte.
Y su tanto no fue un tanto cualquiera. Fue el de un súper clase. Él solo se fabricó el gol con la ayuda de Enes Ünal, otro que ha vuelto tras superar una grave lesión. Milla robó la pelota cerca del área, se deshizo de un rival, aceleró como una bala hacia la portería y se apoyó en el delantero turco para hacer una pared tras la que se quedó delante de Joan García, a quien batió con un buen zurdazo.
Poco después de su tanto, y a los medios de su club, Milla reconoció estar contento después de haber firmado el tanto de la victoria del Getafe: “En lo general ha sido un partido bueno del equipo. Veníamos de una buena dinámica a pesar de la derrota del otro día ante el Rayo Vallecano (0-2). Estoy muy feliz por sentirme bien, por estar disponible para mis compañeros y a partir de ahí pues las cosas salen y muy feliz de que estén saliendo”, dijo.
Ahora Milla, junto a Maksimovic, y con la grave lesión de Arambarri, es un jugador clave en el centro del campo del Getafe. Es el jugador distinto, el más creativo de todos los que pueden generar juego en el equipo de Bordalás, que necesitaba a un hombre diferente para marcar los tiempos de los partidos. Hasta ahora lo tenía, pero no terminaba de asentarse. Pero sin lesiones y con continuidad, Milla ha terminado de explotar. Ante el Espanyol, con un golazo, certificó el regreso de su mejor versión. EFE
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