La expectativa era enorme pero solo duró 3 minutos y 59 segundos. Starship el cohete más grande y poderoso jamás construido fue lanzado esta mañana y explotó en el aire en su primer vuelo de prueba.
La empresa de Elon Musk logró un histórico lanzamiento que no pudo alcanzar la órbita terrestre, pero que demostró la capacidad para ejecutar el despegue. ¿Fracaso o éxito? Siempre es opinable y se puede observar desde distintos puntos de vista, de acuerdo a lo que se acaba de realizar: un vuelo de prueba.
“Aprendí mucho para el próximo lanzamiento de prueba en unos meses”, fue el primer mensaje de Elon Musk por la red social Twitter luego de la explosión en el aire de Starship. Es que esa mirada de aprender para estar listo, con la mira en un próximo lanzamiento en unos meses tiene que ver con la visión y lema de Space X: falla rápido, para trabajar sobre los errores y seguir avanzando.
Si bien a simple vista el lanzamiento de hoy puede considerarse un fracaso, hay varias razones que pueden explicar que no lo fue. Fue fracaso porque el cohete comenzó a girar pasados tres minutos de su despegue, y a los 3.59 minutos explotó en el aire. Porque no logró separarse el propulsor principal de la nave que debía semi orbitar la Tierra. Y porque el vuelo no duró los 90 minutos programados.
Al alcanzar la marca de tres minutos después del lanzamiento, se le debía ordenar al propulsor Super Heavy separarse de la nave principal y caer en el Golfo de México, aproximadamente 8 minutos después de iniciado el vuelo. Pero eso no ocurrió. Starship debía continuar hacia el este, sobrevolando los océanos Atlántico, Índico y Pacífico antes de amerizar cerca de Hawai. El vehículo gigante alcanzó una altitud máxima de unas 39 kilómetros, según los datos del webcast de lanzamiento de SpaceX.
El objetivo final era llevar a Starship a una altitud máxima de aproximadamente de 233 km, luego traerlo de regreso a la atmósfera de la Tierra para una reentrada de prueba de fuego, terminando con un fuerte amerizaje en el Océano Pacífico, no muy lejos de la isla de Kauai, en Hawai, unos 90 minutos después del despegue.
Pero muchos piensan que sí fue un éxito, ya que el cohete logró despegar y no explotó en la base de lanzamiento, lo que hubiera sido un fracaso total, además de generar muchos daños en la estructura de despegue. Los motores se encendieron correctamente y la propulsión fue nominal (normal, en lenguaje espacial) hasta momentos antes de la explosión.
Además, el cohete en esos casi cuatro minutos de vuelo alcanzó la marca de MAXQ que es cuando la nave llega a la velocidad supersónica (velocidad del sonido a 331.6 metros por segundo) y su estructura alcanza la máxima presión aerodinámica. Esa marca la alcanzó y superó, por lo que su estructura no sufrió ninguna falla.
Los registros de vuelo de esos casi cuatro minutos fueron correctos en cuanto a velocidad, dirección y potencia. Pero luego todo falló. El cohete comenzó a dar vueltas en el aire y hasta ahora SpaceX comunicó que está revisando las causas de la incorrecta dirección del cohete que servirá en los próximos años para misiones a la Luna y Marte.
“La prueba de lanzamiento fue un éxito. Si bien el cohete no se separó, pudo elevarse correctamente hasta cierto punto. La nave cumplió en varias etapas críticas. El despegue, la salida de la plataforma, la trayectoria inicial, el haber soportado la máxima presión aerodinámica, que es el resultante entre la velocidad que lleva el cohete y la resistencia que genera la atmósfera. Todo eso lo realizó con éxito”, afirmó a Infobae el ingeniero aeronáutico Marcos Actis, director del Centro Tecnológico Aeroespacial de la Universidad de La Plata (CTA-UNLP).
“Ha habido un problema en la segunda o tercera etapa crítica, que es cuando la nave debía separarse del propulsor principal. Nosotros lo sufrimos con el primer satélite argentino, el SAC-B, que no pudo separarse del cohete que lo llevaba”, agregó el especialista y decano de la Facultad de Ingeniería de la UNLP. El SAC-B, originalmente llamado SAC-I, fue un satélite argentino desarrollado junto a la NASA para observar fulguraciones solares, rayos X, rayos gamma y átomos neutros de alta energía. Fue construido por INVAP, y lanzado el 11 de abril de 1996 por un cohete Pegasus, el cual sufrió una falla y no logró liberarlo.
“Y reafirmo que fue un éxito la prueba citando las palabras de Wernher von Braun, el ingeniero alemán y padre del cohete Saturno V, que llevó al ser humano a la Luna. Von Braun dijo después de haber tenido más de 100 lanzamientos fallidos que ‘vale más una prueba que mil opiniones de expertos’”, completó Actis.
Concretamente sobre Starship, el ingeniero aeroespacial afirmó que en una imagen tomada desde tierra, se observó que aparentemente no estaban encendidos los 33 motores del cohete. “Mi impresión es que todos los motores no estaban funcionando y eso pudo hacerlo girar. Evidentemente, al cohete le sobra empuje y los sistemas de controles lograron compensar esa posible falla. Por eso tal vez comenzó a girar y no pudo completarse la etapa de separación. Cuando esto ocurre, la nave debe estar bien alineada y estable”, indicó el especialista, que sugirió que SpaceX pudo haber deliberadamente hacer explotar el cohete al observar que estaba fuera de control.
“Todos los cohetes tienen un botón rojo de autodestrucción. Cuando se aprieta, se cortan los tanques y se mezclan los combustibles para hacerlos explotar en el aire y que no caiga en alguna zona que provoque daños. Todos los cohetes tienen uno. Otra causa de la explosión podría haber sido que en los giros, la estructura se dañó y allí los combustibles se mezclaron”, finalizó Actis.
Otra voz alentadora al reciente lanzamiento la aportó Bill Nelson, jefe administrador de la NASA. “¡Felicidades a SpaceX, en la primera prueba de vuelo integrada de Starship! Cada gran logro a lo largo de la historia ha exigido cierto nivel de riesgo calculado, porque con un gran riesgo viene una gran recompensa. Mirando hacia adelante a todo lo que aprende SpaceX, a la próxima prueba de vuelo, y más allá”, escribió en un tuit.
El cohete más poderoso
Starship, es el cohete más grande y poderoso jamás construido, con casi 120 metros de altura y una potencia de empuje que duplica al gigantesco Saturno V que llevó al hombre a la Luna.
El intento de lanzamiento del lunes último desde el sur de Texas fue cancelado debido a una válvula atascada en el propulsor de la primera etapa. Pero este jueves, todos los parámetros dieron bien para efectuar el histórico lanzamiento. Días antes, la compañía de Musk obtuvo el visto bueno de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés).
Este fue el primer lanzamiento con las dos secciones del Starship juntas. Las primeras versiones de la etapa superior con aspecto de ciencia ficción se lanzaron varios kilómetros a la estratosfera hace unos años, estrellándose cuatro veces antes de finalmente aterrizar en posición vertical en 2021.
El imponente cohete propulsor de la primera etapa, denominado Super Heavy, se elevó por primera vez. “No digo que llegará a la órbita, pero garantizo emoción. No será aburrido”, prometió Musk en una conferencia de Morgan Stanley el mes pasado. “Creo que tiene, no sé, con suerte, un 50% de posibilidades de llegar a la órbita”. No estaba errado Musk. Era un vuelo de prueba y con ese 50% fue cauto.
El poderoso cohete Starship
El Starship de acero inoxidable tiene 33 motores principales y 16,7 millones de libras de empuje. Todos menos dos de los motores de primera etapa alimentados con metano se encendieron.
Dada su fuerza, Starship podría cargar con hasta 250 toneladas y acomodar a 100 personas en un viaje a Marte. Musk quiere usar Starship para lanzar satélites a la órbita terrestre baja, incluidos sus propios Starlinks para el servicio de internet, antes de enviar a una persona al espacio.
Starship eclipsa fácilmente los cohetes lunares de la NASA: el Saturn V de la era del Apollo y el Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS) del programa Artemis que registró su primer viaje lunar a fines del año pasado. También supera al cohete lunar N1 de la antigua Unión Soviética, que nunca pasó de un minuto de vuelo y explotó sin nadie a bordo.
El complejo, llamado Starbase, tiene más de 1.800 empleados, que viven en Brownsville o en cualquier otro lugar del Valle del Río Grande. La plataforma de lanzamiento de Texas está equipada con brazos robóticos gigantes para eventualmente sujetar un propulsor que aterrice en próximos vuelos.
Musk es notablemente franco sobre las posibilidades de éxito. El empresario estima un 80% de posibilidades de que una de ellas alcance la órbita a finales de año. Él calcula que tomará un par de años lograrse una reutilización completa y rápida.
Con Starship, la empresa SpaceX, con sede en California, se está enfocando en la Luna por ahora, con un contrato de la NASA de 3.000 millones de dólares para llevar astronautas a la superficie lunar a partir de 2025, utilizando la nave espacial de la etapa superior. Será el primer alunizaje de astronautas en más de 50 años.
Los astronautas viajarán en la cápsula Orión de la NASA y el cohete del Sistema de Lanzamiento Espacial; luego se transferirán a Starship en la órbita lunar para descender a la superficie y posteriormente regresarán a Orión. Para llegar a la Luna y más allá, Starship primero deberá recargar combustible en la órbita terrestre baja. SpaceX prevé un depósito en órbita con Starships sin ventanas como buques de combustible.
Las ambiciones y sueños son muchos, pero la realidad por ahora marca que Starship deberá analizar todos los fallos en los que incurrió hoy y por qué el cohete explotó a los pocos minutos de vuelo. Y luego sí, seguir trabajando para futuras misiones espaciales.
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