La historia comienza como todas las otras historias de viudas negras, porque siempre atacan de la misma forma. Algunas son un poco más retorcidas que otras. Esta comienza el 23 de agosto de 2021 en el bar Staff de Flores, con mesas de pool y luces negras. Allí, un taxista de 50 años, ex beneficiario de la AUH, fue a tomar una cerveza con un amigo. Tres mujeres se le acercaron, comenzaron a beber. Cerca de la 1 decidieron ir a otro bar en la plaza San Justo, en La Matanza. A las 3 de la mañana decidieron retirarse. Su amigo se fue primero, y quedó el taxista solo con sus citas de ocasión.
Luego, el hombre se quedó dormido, pero no en su cama.
Despertó a bordo de su auto a las 9 de la mañana en el pasaje La Porteña de Flores. Faltaba su teléfono Samsung. En pánico, el taxista pensó en su dinero. Cuando ingresó una hora después a su home banking, vio que diez transferencias por 47 mil pesos habían sido dirigidas desde su cuenta hacia Mercado Pago, luego hacia otra cuenta, a nombre de un tal Juan Ramón Montenegro. Incluso, quienes lo desvalijaron hicieron una compra por 980 pesos en un kiosko a las 5 de la mañana, también pagaron con Mercado Pago. Luego, el hombre hizo la denuncia. Sintió las secuelas: los mareos por la cerveza seguramente drogada persistieron por días.
Este lunes, casi un año después, la División Delitos Informáticos Complejos de la Superintendencia de Lucha contra el Cibercrimen de la Policía de la Ciudad arrestó a Montenegro en su casa de la villa Los Piletones, sobre la avenida Lacarra. La viuda negra fue artera, pero no lo suficiente. Junto a Montenegro estaba la principal sospechosa, una mujer de 38 años llamada Yanina Mariel Vázquez, pareja del hombre.
Según fuentes policiales, Vázquez habría estado la noche del ataque en el bar.
El teléfono del taxista también fue encontrado. Seguía allí, sin ser descartado: lo habían escondido en un domicilio también sobre Lacarra, a menos de tres cuadras de distancia. La mujer que ocupaba la casa donde estaba el aparato también fue imputada por encubrimiento.
Hubo también otro descuido, más allá de la torpeza de mandarle dinero robado al marido de la principal imputada. Una de las atacantes, que se hizo llamar María, le dio su teléfono a la víctima, lo que permitió una serie de intervenciones telefónicas.
Vázquez tiene una vieja historia con la Justicia: estuvo presa entre 2007 y 2008 en un penal federal por causas iniciadas dos años antes, por los delitos de robo simple y tenencia de arma de guerra. En septiembre de 2015, el Tribunal N°8 negó un pedido de prescripción de su defensa. El fiscal ante el tribunal fue el hoy destituido Julio Castro, condenado por violar a su ex pareja. Recibió en un momento una probation, con horas de servicio comunitario.
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