Desde que inició la invasión a Ucrania existe la preocupación de que el conflicto escale y se convierta en uno de carácter global. Pero cabría preguntarnos, si no nos encontramos ya, inmersos en un mundo en guerra. Tal vez el conflicto manifiesto que consideramos aislado es en verdad un conflicto que involucra a una porción interesante de la población mundial, sobre todo cuando vemos que se trata de países con poder de decisión e influencia. Pensémoslo un momento.
¿La guerra entre Ucrania y Rusia es un conflicto meramente bilateral o posee otros jugadores? Creo que la respuesta es clara. El conflicto en Ucrania surge como un conflicto regional/local que involucra la participación de una potencia, con un tira y afloja, que viene generando tensión en el sistema internacional desde el 2014 aproximadamente. Pero la situación ha escalado y hoy nos encontramos ante un conflicto bélico, en apariencia bilateral, pero si analizamos los hechos de cerca, tal vez nos encontremos con una realidad muy distinta.
Aunque la guerra, en teoría, es de índole bilateral, lo cierto es que existen varios actores que se encuentran participando de forma activa en el conflicto, ejerciendo presión, imponiendo voluntades y contribuyendo a la maquinaria de guerra. De este modo podemos decir que directamente se encuentran financiando la guerra, enviando arsenal militar y ayudas económicas, por ende, participando activamente de esta. No son meros observadores que han emitido su repudio en redes sociales, algún discurso o documento oficial, o incluso ayuda humanitaria, sino que han involucrado sus recursos en pos de su propia agenda política, porque lo que suceda en Ucrania, afectará los intereses de occidente a futuro.
La Unión Europea y la OTAN han enviado millones de dólares en ayuda a Ucrania y han aplicado una batería de sanciones a Rusia en un intento por doblegar a Putin y sus esfuerzos de guerra.
Según datos de abril de este año, la Unión Europea y gobiernos del G7 han dirigido a Ucrania un total de 13 billones de euros, tan sólo en el primer mes de guerra, siendo Estados Unidos el país que más ha apoyado económicamente a Ucrania con un total de 7.6 billones de euros. Además de la UE y de la OTAN, también se encuentran involucrados otros organismos como el FMI y algunos de índole privada.
De este modo, si miramos el mapa, encontramos que la mayoría de las potencias militares y económicas del mundo se encuentran involucradas de forma directa en la guerra de Ucrania: me refiero a Rusia, Estados Unidos y Europa Occidental.
Si analizamos la guerra en Ucrania vemos que no se trata de un conflicto local y especifico, sino por el contrario, se trata de uno complejo y global.
El orden geopolítico está en jaque, y la economía mundial se ve afectada con cada día de guerra que pasa. Esto me lleva a otro punto, las guerras económicas. Se puede decir que en lo que ha guerras económicas respecta, Estados Unidos y Rusia se encuentran inmersos en una.
Entonces, ¿qué se entiende por una guerra mundial?
El concepto de guerra mundial clásico refiere al involucramiento de varios Estados en un conflicto desparramados por varios continentes, como fue el caso de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Pero los tiempos han cambiado, y en un mundo globalizado e hiperconectado ya no es necesario blandir un arma para luchar con el enemigo. Existen otras técnicas más eficientes, y más discretas, que se pueden emplear. Por eso es por lo que considero que la actual guerra en Ucrania tiene tanto de mundial, como las guerras mundiales que estudiamos en los libros de historia.
Basta con mirar cómo se vienen comportando los países del bloque occidental, cuál es su grado de involucramiento y cómo se encuentran participando del conflicto.
Lo que está en juego aquí, no es meramente la supervivencia de Ucrania como Estado soberano, sino el orden geopolítico. El sistema internacional sigue jugando al mismo juego de ajedrez que jugó por más de 40 años, con los mismos protagonistas que estremecieron al mundo durante la Guerra Fría, y que continúan generando tensión en distintos escenarios del mundo. No nos olvidemos de Siria, y las múltiples veces que EE. UU y Rusia protagonizaron escenarios de tensión.
¿Por qué considero que Ucrania es el escenario principal de un conflicto más grande? Porque los países están abasteciendo de armas a Ucrania abiertamente y no en secreto como se acostumbra a hacer en el caso de las guerras subsidiarias, dónde los Estados facilitan ayuda económica o de armamento, pero lo hacen de forma extraoficial, empleando el secretismo e intentando permanecer fuera del radar de la opinión pública, – aunque esto último no siempre resulte exitoso en los tiempos que corren -. Pero en este caso puntual, existe una campaña pública para apoyar abiertamente a Ucrania y perjudicar a Rusia. De forma directa y publicitada los Estados miembros de la OTAN, envían armamento defensivo y ofensivo, cuyo fin es atacar la ofensiva rusa, lo cual acentúa la participación de los Estados y por consecuencia su involucramiento.
Las partes enfrentadas son bien claras, lo mismo que sus posturas. Y aunque no estemos presenciando un enfrentamiento militar directo entre las grandes potencias (OTAN – Rusia) si estamos ante un escenario complejo de enfrentamiento donde se están utilizando los recursos de la guerra económica, la ciberguerra y la guerra de la información.
Además, hay que tener en consideración que la mayoría del armamento que llega a Ucrania pasa por la frontera polaco-ucraniana, un miembro de la OTAN. Dicha acción, fácilmente podría ser considerada, por la otra parte, como una escalada en la participación de Polonia y sus aliados de la OTAN. Dicho de otra forma, como un acto de guerra.
Aunque Rusia hace está lectura, – así lo ha manifestado muchas veces Putin -, no ha tomado acciones militares, probablemente, por no querer o no poder escalar el conflicto más allá de Ucrania.
Analizando la narrativa de guerra
Aunque se podrá discutir sobre si el mundo está en guerra, lo cierto es que el tono utilizado en la narrativa del conflicto evidencia posturas duras e irreconciliables que, sí podrían llevar a la humanidad al clásico enfrentamiento armado de una guerra mundial.
El problema es que, los mismos mandatarios ayudan a contribuir en la confusión y la naturaleza de su posición cuando hacen sus discursos públicos. Tomemos como ejemplo al presidente estadounidense Joe Biden cuando argumenta que no participará de la guerra enviando tropas a Ucrania, pero luego emite sanciones económicas, insta a los países del mundo a hacer lo mismo, y envía armamento sofisticado y millones de dólares en ayuda financiera. ¿Cómo es que se puede no participar de una guerra cuando se está enviando recursos por 7 billones de euros y se es el principal benefactor?
No se puede ser el principal financiador del conflicto y considerarse no participante de este. Es contradictorio y ambiguo.
Lo cierto es que esto recién comienza, y si revisamos la historia, podemos ver lo rápido que puede escalar un conflicto cuando las partes involucradas son potencias enemistadas de hace varias décadas. Además, como antecedente histórico, la participación estadounidense en ambas guerras mundiales siempre comenzó brindando ayuda económica y armas a sus aliados.
Es claro que la invasión a Ucrania no ha resultado ser fácil para Putin, y esto se ha debido principalmente al involucramiento de EE. UU y Europa Occidental. Sin la ayuda económica, ni el envió de armamento, podemos cuestionar si hoy el escenario no sería muy distinto. Además, cabe preguntarse si la indignación occidental frente a la invasión rusa hubiese tomado el mismo tono, si se hubiese tratado de otro país, uno lejano a las fronteras de occidente.
Por ello no es prudente considerar que esta guerra no involucra al mundo, porque es precisamente el involucramiento de tantos Estados lo que ha complicado la posición rusa, y lo que podría derivar en una expansión del campo de batalla, si Rusia continúa sintiéndose cercada. La admisión de Suecia y Finlandia a la OTAN, sin duda contribuye a esto.
El objetivo de este organismo, casi desde siempre, ha sido cercar política, económica y militarmente a Rusia. Anularla bajo el poderío de dicha organización militar, para que no represente una amenaza para el orden mundial que teje occidente bajo el liderazgo americano. China viene disputando este orden y Rusia también. Hace tiempo vemos ya, como estas potencias quieren emerger y salir de la sombra de occidente, buscando crear un orden mundial distinto al imperante. Lo que vemos en Ucrania tiene implicaciones geopolíticas y económicas, más grandes de lo que se ve a simple vista. Ucrania no es el fin, sino el medio.
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