Por Enrique Cano
Excéntrico, controvertido, influyente, visionario, de pasado humilde, pero hoy poseedor de una de las 10 fortunas más grandes del mundo, se convirtió en el hombre que salvó y llevó a los primeros lugares del mundo del tenis al Masters 1000 de Indian Wells, un torneo que había comenzado a divisar su derrumbe, en un ocaso que casi lo termina depositando en la Argentina.Larry Ellison agrandó dimensiones, lo vistió de glamour y le dio detalles de categoría que lograron desplazar del podio al Miami Open, el Masters 1000 de la Costa Este, que fue obligado a una millonaria inversión para adecuarse a los nuevos patrones impuestos desde el sur de California.
El presente de Indian Wells está atado a las excentricidades de un millonario que es un personaje por sí mismo. Pero nada de lo que se ve en el torneo, hoy, remite al pasado ni del certamen ni de Larry. Hijo de Florence Spellman, madre soltera de 19 años, y de un padre del que sólo se sabe que era militar, Lawrence Joseph Ellison contrajo pulmonía a los 9 meses de edad y su madre decidió entregarlo en adopción a su hermana, para desaparecer por 48 años. Así fue como su tía Lillian Spellman junto a su parco y austero marido Louis Ellison, quien le daría su apellido, se encargaron de la crianza y la salud del pequeño bebé de Nueva York.
Una serie de mudanzas lo llevaron de la Gran Manzana a un departamento de dos ambientes en Chicago, luego Illinois y por último California (1966), después de la muerte de su madre adoptiva. Intentó varias carreras universitarias, pero nunca llegó a completar, siquiera, tres años de alguna de ellas.
Si bien fue criado en el seno de una familia judía, Larry se negó a su bar mitzvah, a los 13 años, y aún sostiene que “los dogmas particulares del judaísmo no son dogmas a los que suscribo, pues no creo que sean reales. Pero son historias interesantes. Lo único que me conecta con Israel es su espíritu innovador en la tecnología”.
Ese amor por la tecnología lo llevó a realizar trabajos en diferentes empresas de software hasta que desarrolló un producto a medida para la CIA, al que denominó Oracle, y decidió formar su propia empresa, junto a sus dos jefes. Con sólo 1.400 dólares, en 1977 fundaron Laboratorios de Desarrollo de Software (SDL), la que años más tarde y luego de varios bautismos intermedios tomaría el nombre definitivo de su producto estrella, la base de datos Oracle.
Con Ellison a la cabeza, la empresa tuvo un ritmo continuo de crecimiento, a excepción de 1990, en la que tuvo que superar una crisis, por la que despidió a 400 de sus empleados.
Fundador de Silicon Valley, en su pelea por el posicionamiento empresarial y por su amistad con Steve Jobs llegó a tener a Bill Gates como uno de sus enemigos. Además de Microsoft, Ellison se puso en la vereda de enfrente de IBM, Unix, Sybase e Informix. Continuó al frente de su Oracle en el ingreso al nuevo siglo y su fortuna comenzó a incrementarse de manera casi geométrica. En 2015 dejó su cargo, luego de 37 años al frente de la compañía, y para fines de 2018 Forbes calculaba su fortuna en 56 mil millones de dólares, la décima del planeta.
Casado y divorciado en cuatro oportunidades, el fotógrafo oficial de su último matrimonio fue su amigo Steve Jobs. Nunca tuvo demasiados inconvenientes en sus rupturas matrimoniales, es más, su segunda esposa Nancy Wheeler Jenkins sólo aceptó 500 dólares por la separación.
Luego de separarse de su última mujer, la novelista Melanie Craft, a los 74 años suele aparecer en compañía de la modelo ucraniana Nikita Kahn.
A pesar de ello, quienes lo conocen un poco más de cerca, sugieren no esperar gestos desinteresados o algo que no esté dirigido a saciar algún aspecto de su personalidad o deseo, la filantropía no es su fuerte. Por eso, aseguran, de Ellison sólo pueden esperarse negocios y compras con fines de negocios. Las posesiones parecen su debilidad. Mansiones, autos, aviones de guerra y de práctica, barcos, yates y hasta una de las islas más grandes de Hawaii son parte de las propiedades que acumula entre sus pertenencias. En las que también incluye al Masters 1000 de Indian Wells, torneo que sus antiguos dueños Charlie Passarell y Raymond Moore, trasladaron en 1999 a la zona árida y ventosa, en la región conocida como el desierto de Mojave.
Allí, el deporte y las inversiones jugaron su aporte de manera conjunta y fue el tenis el que terminó por tallar la roca para transformarla en tribunas y el que sembró verde para dejar germinar césped y palmeras en lugares en donde el polvo y la piedra no le daban lugar a nuevos brotes de vida.
Muchos dudaron del éxito del proyecto, pero este certamen que tuvo como campeón a Juan Martín Del Potro en la temporada pasada, con una inversión de 77 millones de dólares lograron adaptarlo al California Desert Protection (1994), que preserva al Parque Joshua Tree (que le diera nombre al álbum de U2) y las montañas rocosas del Cañón del Colorado, para construir sobre un territorio indomable de 356 mil metros cuadrados de extensión el Indian Wells Tennis Garden.
Ubicado a unas dos horas de auto, hacia el sudeste de Los Angeles y a pocos kilómetros de Palm Springs, se extiende el Coachella Valley. De clima desértico, con temperaturas que pueden alcanzar los 50°C en verano, durante la mañana, pero que desciende por la noche hasta marcar 6 o 7°C en el termómetro ambiental.
El complejo pintó de verde lo árido y le dio mayor rotación de gente con un programa atractivo de deporte de alto nivel. Lo que antes era polvo y piedra, en el primer año del Siglo XXI se había transformado en un centro de
atracción. Pero el paso del tiempo, las necesidades económicas, las pretensiones de los jugadores y la globalización fueron minando las posibilidades de este torneo y comenzó a perder prestigio y valor.
En 2005, la compañía de seguros de retiro Pacific Life, principal sponsor del certamen, sufrió algunos inconvenientes que lo hicieron tambalear. El rumor de venta llevó a recibir ofertas de diferentes grupos que intentaron sacarlo no sólo del lugar, sino también de los Estados Unidos. China y Japón fueron dos plazas que se mencionaron por entonces, pero montados sobre los éxitos de la Legión argentina en el circuito profesional, hubo una posibilidad para evaluar si la Argentina podría convertirse en la nueva sede del ya Masters Series. Y el Parque Roca recibió una nueva inspección.
El torneo había entrado en un tobogán por falta de inversión y apoyo de sponsor y estaba destinado al fracaso. Además, el Miami Open lo empujaba cada vez más al abismo, pero un Grupo inversor que incluyó al propio Pete Sampras salió a rescatarlo y así consiguió superar ese 2006. Ya con el último resto, dos años más tarde, el multimillonario amante del tenis tomó su ticket y se sentó en uno de los palcos del Estadio, con capacidad para 10 mil espectadores, para ver la final.
El magnate se fue con la certeza de que él era el indicado para hacer resurgir un torneo que había caído en la popularidad de los tenistas. Fue así como en diciembre de 2009, el socio fundador y CEO de Oracle Corporation firmó la compra no sólo del torneo, sino también de la totalidad del Indian Wells Tennis Garden.
Larry debió reconstruirlo desde el propio ocaso del certamen, por eso, desde su adquisición, no ha parado de invertir en él. En 2014, descartó cuatro tribunas tubulares del Estadio 2, para 3 mil personas, y lo construyó de manera permanente, pero por casi el triple de su capacidad anterior, por un monto de 11 millones de dólares y luego destinó otros 127 a remodelar y ampliar al Estadio 1 en 6 mil asientos más. De esta manera, conquistó el corazón de los jugadores, que encontraron las respuestas a los pedidos de confort dentro de un torneo.
Indian Wells, como se lo conoce en el circuito, adquirió mayor jerarquía, con un área pública que destaca por la limpieza y los detalles de categoría, que hablan del nivel de gente que llega a ver a los monstruos del tenis. Si hasta cuenta con inodoros inteligentes en las zonas VIP, áreas cercanas a las suites que tienen las empresas en el primer nivel superior del Estadio 1, con vista a la cancha, en donde se puede disfrutar del match ya sea desde el living o bien desde la platea. Allí, las cosas no son viejas, en todo caso habrá antigüedades.
Actualmente, el predio es considerado multipropósito y cuenta con dos estadios permanentes con capacidad para 16.000 y 8.000 espectadores, respectivamente, y 29 canchas de tenis, 23 de ellas con iluminación artificial. En él se realizan diferentes actividades para socios y la comunidad, como así también exhibiciones en su estadio al aire libre, como el de la NBA o recitales como los de The Who, Tom Petty o Andrea Bocelli, entre otros.
En la zona desértica en donde un pluviómetro resulta tan inútil como el cenicero en una moto, las rocas, el viento y la diferencia térmica, finalmente fueron controlados por la extravagancia de un millonario excéntrico apasionado del tenis.
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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