Roma, 6 nov (EFE).- De las semifinales de la pasada edición a una final, esta vez anticipada, en la presente campaña de Liga de Campeones. El Milan se juega este martes ante el PSG buena parte de sus opciones de pasar a los octavos de final de la máxima competición continental mientras navega en un crisis deportiva, sumido en una espiral de resultados negativos que bien necesita olvidar ante los parisinos para sumar los que serían sus primeros tres puntos en el grupo.
De aquellas semifinales ante el Inter queda poco ya. Un recuerdo amargo de lo que pudo haber sido pero que el máximo rival le arrebató con merecimiento en un duelo histórico. Ahora, de nuevo en el Giuseppe Meazza, en San Siro, en el mismo escenario en el que hace dos temporadas se celebró un ‘Scudetto’ y en la reciente unas semifinales de ‘Champions’, el Milan se la juega sin red ante los que dirige el español Luis Enrique, reforzado precisamente tras el 3-0 endosado hace apenas dos semanas a los ‘rossoneri’ en el Parque de los Príncipes, en un partido en el que los de Stefano Pioli dejaron al descubierto todas sus costuras.
Y es que suenan las alarmas en el club de las siete Copas de Europa tras los últimos partidos disputados, en los que los resultados fueron simple y llanamente una consecuencia natural al juego prestado sobre el verde, ramplón e indefinido. Son cuatro partidos seguidos sin ganar (3 derrotas y 1 empate) y solo una victoria en los últimos 6 (3 derrotas, 2 empates).
La única victoria, además, fue ante el Génova en aquel partido recordado por la gran actuación del francés Olivier Girud bajo palos. Solo 3 goles a favor y 7 en contra en estos seis últimos partidos.
La última derrota, en San Siro ante el Udinese, un equipo que no había inaugurado el casillero de partidos ganados hasta esta jornada, confirmó la crisis de un equipo que se la pasada campaña se vio en una situación similar pero que supo encontrar consuelo, precisamente, en esta competiciàon que ahora le es esquiva y en la que marcha último de grupo con 2 puntos, 3 goles encajados y ninguno a favor.
Quedarse fuera en fase de grupos sería un fracaso, un golpe inesperado después de un ilusionante mercado de fichajes facilitado por la venta del italiano Sandro Tonali al Newcastle.
Stefano Pioli no se esconde en rueda de prensa, entiende las críticas a su persona y a su equipo y es consciente de que se encuentra al borde del abismo en la competición europea.
“Contra el Udinese decepcionamos a todos, los que nos abuchearon lo hicieron bien. Entreno a un equipo con un gran sentido de la responsabilidad. Si hablamos de la Liga de Campeones, es sin duda el partido decisivo”, comentó este lunes.
“Tenemos que jugar como el Milan. Estamos en una encrucijada”, apuntó.
Y apeló a la épica del mítico San Siro ante una situación desesperada: “Nuestra afición hará todo lo posible para animar al equipo.Necesitamos al Milan que conozco. Tenemos que volver a encontrarnos a nosotros mismos”.
No es una situación desconocida para los milanistas, pues ya vieron cómo el pasado año los suyos eran incapaces de ser regulares en la Serie A pero dieron el do de pecho en los partidos más importantes. Es más, el empate ante el Nápoles (2-2) en el Estadio Diego Armando Maradona de hace dos jornadas dejó uno de los mejores primeros tiempos de la temporada para los milanistas, que se aferran a este argumento como clavo ardiendo ante la posibilidad de quedarse prácticamente fuera de la competición anhelada.
La victoria es más necesaria que nunca en casa Milán. Y para lograrla tienen que aparecer los jugadores llamados a guiar al equipo en los partidos grandes. El luso Rafael Leao sigue siendo la principal amenaza de un equipo que también cuenta con el francés Theo Hernández, capitán, como un activo peligroso por ese perfil zurdo que dominó Italia en la 2021-2022.
El Milan atraviesa su primera crisis de la temporada. Está ante un abismo, ante una “encrucijada”, según Pioli. El PSG puede ser la sentencia del Milan en ‘Champions’ y del técnico italiano en el banquillo milanista. Pero es también una oportunidad de oro para poder darle la vuelta a la situación tan delicada y reivindicarse. Ante el PSG, el Milan se juega una final anticipada en la que necesitará de su mejor versión, esa que no ha mostrado en sus últimos partidos pero que sí exhibió en sus primeros encuentros de la temporada.
Tomás Frutos
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