El Mar de las Calmas, de ser arrasado por un volcán a estar a punto de ser parque nacional

Cristina Magdaleno

Santa Cruz de Tenerife, 30 jul (EFE).- En 2011, una erupción submarina del más adelante denominado como volcán Tagoro arrasó buena parte de la vida subacuática del Mar de las Calmas, al sur de El Hierro, un vergel de vida que se recuperó a un ritmo vertiginoso en un proceso que aún hoy sigue siendo objeto de estudio.

En este entorno se acumulan comunidades biológicas singulares, como algas fotófilas, todo ello con una enorme presencia de cetáceos poco conocidos y estudiados, como los esquivos zifios, y de tortugas, siendo también un lugar clave para la reproducción de aves marinas como la pardela chica macaronésica, en peligro crítico de extinción.

Este martes ha llegado al Consejo de Ministros la propuesta de convertir este lugar único en parque nacional, una cuestión que más adelante deberá ser ratificada por el Congreso de los Diputados en forma de ley y que, para el delegado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Canarias, Manuel Nogales, “es una excelente noticia”, pues será el primer parque nacional de la red en España exclusivamente de ámbito marítimo, dice en declaraciones a EFE.

Con 24.000 hectáreas (ha), el Mar de las Calmas se convertiría en el decimoséptimo parque nacional de España y el quinto de Canarias, pero el primero en superficie en el archipiélago, superando ampliamente las cerca de 10.000 ha que posee el Teide.

El delegado del CSIC en Canarias recuerda que la futura declaración como parque nacional trae consigo importantes compromisos de conservación y financiación que ayudarán a crear puestos de trabajo y a desarrollar tanto el parque como sus áreas de influencia periférica, de manera que a administraciones como el Cabildo de El Hierro o al Ayuntamiento de El Pinar le llegarían anualmente partidas para hacer cumplir las consecuencias de que un espacio de estas características sea declarado Parque Nacional.

Nogales apunta que este movimiento hacia la declaración como parque nacional responde no solo a una voluntad regional o nacional, sino a un movimiento de carácter europeo enfocado en generar más áreas protegidas en los espacios marítimos y la creación de parques nacionales marinos.

“La gente de la isla ha tenido cierta reticencia en el pasado, porque no sabía bien a lo que obliga un parque nacional. A menudo se asocia con muchas obligaciones, pero también supone un mayor control por parte de las autoridades”, explica Nogales, que recuerda la importancia a nivel de reclamo científico de lo que supuso la erupción volcánica de hace 13 años, después de que el ecosistema se haya recuperado “fantásticamente bien”.

También apunta al momento de “crisis de biodiversidad mundial”, de modo que una iniciativa así es “música celestial” para aplacar las dificultades de conservación de estos espacios, pues la biodiversidad “no es un tema baladí”.

“Debemos estar muy decididos en la conservación integral de los mejores espacios naturales de la red española, que son los parques nacionales, los espacios naturales de mayor valor ecológico, y el Mar de las Calmas desde hace mucho tiempo lo merece”, reflexiona el científico.

Preguntado por las consecuencias de una mayor turistificación de la zona si finalmente se aprueba la declaración, Nogales apunta a que aunque el turismo debería tener mayores regulaciones, no cree que El Hierro haya alcanzado un punto de saturación, de modo que “no es malo” que se active económicamente.

“Las reticencias de los residentes suelen estar siempre vinculadas al miedo por la actividad pesquera, pero esto está perfectamente regulado, de la misma manera que ocurre en los otros dos parques nacionales que cuentan con espacio marítimo, como el de Cabrera (Baleares) o el de las Islas Atlánticas (Galicia), que no han tenido ningún problema siempre y cuando se cumpla la ley”, responde.

A juicio del delegado del CSIC en Canarias, tener un parque nacional “bien instaurado y bien controlado” es positivo para todos, resume. EFE

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