El jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Herzi Halevi, dijo este lunes en una visita al norte del país que su misión contra el grupo chií Hezbollah “aún no ha concluido” tras el ataque masivo lanzado ayer con más de 100 aviones contra el sur del Líbano.
“Hezbollah tiene otras capacidades”, aseguró Halevi en una vista al Comando Norte junto a su homólogo estadounidense, el general Charles Q. Brown, que se encuentra de visita en Israel para tratar la posibilidad de una represalia iraní, y junto al ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant.
“Estamos fortaleciendo nuestra cooperación en respuesta a los retos y amenazas en Oriente Medio”, añadió Halevi sobre la visita del estadounidense, alegando que, si bien “Israel se defiende a sí mismo, siempre está bien tener un aliado fuerte a tu lado”. Gallant, por su parte, aseguró que “la agresión de Irán ha alcanzado un máximo histórico” que requerirá el trabajo conjunto con Estados Unidos.
El jefe del Estado Mayor insistió en que las fuerzas armadas seguirán eliminando a comandantes de la milicia proiraní, así como anulando sus medios y capacidades, con el objetivo de garantizar el retorno de los evacuados del norte del país a sus comunidades.
En total, más de 60.000 israelíes se vieron obligados a abandonar sus hogares en la frontera con el Líbano en octubre del año pasado, cuando Hezbollah, en solidaridad con las milicas palestinas en Gaza, comenzó a atacar sus comunidades, lo que desató un intercambio de fuego con Israel que continúa a día de hoy.
Ayer el Ejército israelí lanzó un “ataque preventivo” masivo en el que más de 100 aviones destruyeron miles de lanzacohetes de Hezbollah cuando se disponían a bombardear el norte y centro del país en represalia por la muerte -hace un mes- de su comandante, Fuad Shukr, en Beirut.
El grupo chií logró disparar unos 300 proyectiles, la mayor escalada bélica entre las partes en casi dos décadas.
Mientras las tensiones con Hezbollah continúan, el Gobierno israelí aprobó este lunes ampliar la asistencia hotelera de los israelíes evacuados -tanto los del norte como los del sur, provenientes de las comunidades fronterizas con Gaza- hasta el próximo 31 de diciembre.
Así, los más de 60.000 israelíes que vivían cerca de la divisoria con el Líbano y llevan más de 10 meses habitando en hoteles y otros alojamientos subvencionados por el Estado continuarán en dicha situación al menos hasta final de año.
“La decisión incluye un presupuesto de alrededor de 500 millones de séqueles (unos 122 millones de euros) para financiar la ampliación de las ayudas estatales para el alojamiento en viviendas temporales, es decir, casas de huéspedes y hoteles”, recoge un comunicado de la oficina del primer ministro, Benjamín Netanyahu.
Esta tarde, el miembro del consejo regional norteño de Mateh Asher, Moshe Davidovitch, aseguró que no reabrirá las escuelas de su región hasta que estén completamente protegidas.
“Estoy harto del espectáculo. No comenzaremos el año escolar en un lugar desprotegido. No permitiremos otro Majdal Shams”, aseguró, según la cadena pública israelí Kan, en referencia al ataque en el que murieron 12 niños cuando jugaban al fútbol en dicha localidad.
“Este Gobierno nunca, jamás, será perdonado”, sentenció.
Mateh Asher, junto con el consejo regional de la Alta Galilea y la ciudad de Metula, cortaron ayer sus relaciones con el Gobierno central en protesta por la desatención del norte en plena crisis con Hezbollah.
(Con información de EFE)
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