El Gobierno de Cambiemos ha pasado del gradualismo fiscal y monetario al shock sin anestesia para intentar romper con la inercia inflacionaria y el desequilibrio de las cuentas externas. El resultado inicial fue una fuerte recesión, con más impacto negativo sobre el poder de compra de los salarios que sobre el nivel de empleo.
Muchos economistas han expresado sus dudas por “este experimento de déficit cero y emisión monetaria cero”, según se planteó en la cuarta Conferencia de Economía Internacional organizada por el Banco Ciudad y la Universidad Torcuato Di Tella. Sin embargo, hay quienes sostienen que hay claras experiencias con resultados negativos, como el ex viceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis.
El actual consultor de empresas, en particular de pymes, algunas grandes empresas, bancos y financieras, dos sindicatos y 4 municipios, a través de la consultora PxQ que armó con otros economistas, y también director de la carrera de Economía en la Universidad Nacional Arturo Jauretche, en Florencio Varela, resaltó la estrategia adoptada por el nuevo presidente del Banco Central para frenar la corrida cambiaria, pero cuestionó la acelerada estrategia del Ministerio de Hacienda para equilibrar las finanzas públicas en un año.
Con el handicap que le da haber sido uno de los pocos economistas que en los primeros días de marzo de este año, cuando nadie insinuaba los episodios de corrida cambiaria que se extendieron hasta fines de septiembre, había anticipado que “el panorama está complicado, aún si se pone a un genio para que lo acomode” y que “el 2018 será similar al 2016”, dio su visión sobre la situación actual y las perspectivas para el 2019, donde explicitó quién definirá el resultado de las elecciones, en su carácter de “kirchnerista, portador sano”, como dice que lo bautizó un periodista.
– ¿Cómo ve la política económica para cortar la corrida cambiaria que tuvo lugar desde fines de abril hasta fines de septiembre?
– Aplaudo la política monetaria de Guido Sandleris, porque las tasas de interés altas son un torniquete muy fuerte y rápido para salir de la crisis cambiaria. Si hoy se hubiese mantenido la tasa de interés en 75% anual le hubiera dicho la cadena de pagos se rompe mañana. Pero hizo lo que enseñan los libros y paró la corrida contra el peso. ¿Eso es sostenible de manera permanentemente, la emisión cero? No; pero el trabajo que vino a hacer el sucesor de Luis Caputo en el Banco Central, en 60 días lo hizo, y las tasas ya están en 59% anual a 7 días.
– ¿El mercado está leyendo bien ese proceso, porque a diferencia del objetivo de déficit fiscal primario cero, como dice Carlos Melconian, no es un punto de llegada, sino de partida, porque después hay que ir al superávit para poder pagar 3% del PBI de intereses de deuda pública, la emisión cero es un objetivo transitorio que dependerá de la decisión del mercado a volver a aumentar la de la moneda nacional?
– Le agrego una complejidad. Los intereses de la deuda pública equivaldrán a 3% del PBI con un dólar a $40 a fin de 2019; con un tipo de cambio de $50 se eleva a 4% del PBI, porque tres cuartas parte de la deuda está en moneda extranjera o atada a la devaluación del peso. Creo que eso es lo que hay que renegociar con el FMI rápido: angostar la zona de no intervención cambiaria.
Imagine el siguiente ejercicio que hice con un cliente que es una sociedad de Bolsa: suponga que el 30 de diciembre de 2018 el tipo de cambio sube al techo de la banda de 48 pesos…
– Un 25 de devaluación en 15 días…
– Exacto. En ese ejercicio hipotético volaría todo por el aire. Por eso creo que el Banco Central logró parar la corrida cambiaria. Pero llegado a ese punto creo que habría que acordar con el FMI subir $2 el piso y bajar $2 el techo, para poder con mayor poder de fuego de intervención, para ir a un escenario más acotado.
El Banco Central logró parar la corrida cambiaria. Pero llegado a ese punto creo que habría que acordar con el FMI subir $2 el piso y bajar $2 el techo, para poder con mayor poder de fuego de intervención
– ¿Semejante brecha de la zona de no intervención en el mercado del dólar puede explicarse como vía para desalentar el carry trade, porque la tasa de interés también se movería como un resorte, y elimina una suerte de seguro de cambio?
– Si, y hay algo que me hizo asustar al principio, pero que ahora se desarmó, es que se armara un carry trade más complejo y más inestable. Cuando se miran los depósitos de corto plazo o cuenta corriente remunerada vía fondos de inversión se observa que crecieron por esta modalidad en unos 2.500 a 3.000 millones de dólares. Ahí no veo un factor de riesgo.
Sí me parece, para mí, la duda más sustantiva que tengo, que el año que viene habrá una seguidilla de elecciones que le van a meter mucha inestabilidad económica al mercado, porque se dirá: “ganó el Peronismo; no ganó Cambiemos; no triunfo tal coalición”, que se traducirá en un par de días con subibaja del dólar; y del riesgo país.
Y además, veo que estamos en la paradoja en que el ganador de la elección lo definirá Christine Lagarde. Mi cuenta es si el Fondo le da USD 11.000 millones de los que necesitaba el Gobierno para pagar los vencimientos al fisco. Hoy el Banco Central se encarga de comunicar que Hacienda eso los va a vender, que se lee como piso estructural de oferta de dólares. Eso en un año electoral no alcanza.
Además, se acaba de obtener la ampliación del swap de China, que suma la oferta potencial a USD 20.000 millones. Con ese monto yo me animo para enfrentar cualquier movimiento del mercado. Pero suponga que para garantizar todo riesgo se busquen otros 6.000 a 7.000 millones de dólares más, ya se llegaría a un Banco Central con USD 26.000 millones de reservas para enfrentar cualquier intento de nueva corrida cambiaria.
– ¿Entonces por qué dice que Christine Lagarde definirá el resultado de las elecciones?
– Porque si Lagarde dice: bueno, ante un evento de corrida cambiaria el Banco Central puede intervenir, porque acá hay un factor de incertidumbre electoral que yo no se lo puede atribuir a los fundamentals de la economía, ahí a mí me parece que Cambiemos consigue la tranquilidad cambiaria que necesita para que la elección se dispute en el terreno político, no en un terreno donde todo vuela por el aire.
Pero si el FMI se pone en fundamentalista y le dice al Central: “no intervenga”, entonces con un mes en que la corrida cambiaria se lleve 2000 o 3.000 millones de dólares, que no sería raro porque la expectativa es que el tipo de cambio real se aprecie, no que se devalúe, eso puede generar una espiralización muy rápido. Ese es mi miedo. Y además, realmente, frente a la expectativa de una elección que será blanco o negro, de continuidad con más ajuste, porque habrá que ir al superávit fiscal; o cambio que para mi igual, en la peor expresión de la oposición, será moderado, porque no veo a nadie con intención de hacer locuras.
Si el FMI se pone en fundamentalista y le dice al Central: “no intervenga”, entonces con un mes en que la corrida cambiaria se lleve 2000 o 3.000 millones de dólares, que no sería raro porque la expectativa es que el tipo de cambio real se aprecie, no que se devalúe, eso puede generar una espiralización muy rápido. Ese es mi miedo
– ¿Eso porque no quieren o no pueden porque no tendrán los recursos para volver al populismo extremo?
– Termino la idea: para mí si el FMI se pone en fundamentalista hará que gane Cristina Kirchner, paradójicamente. Pero si adopta una postura heterodoxa hará que gane Mauricio Macri. Y del lado de la oposición, con todos los actores con los que hablo veo mucho nivel de conciencia de que se llega a fin de 2019 con una economía a la que no le sobrará nada. Con un tipo de cambio en $45 a $50 a fin del próximo año estará con un nivel de deuda pública del 93 a 94 por ciento del PBI; los vencimientos de los próximos 4 o 5 años implican que se necesitará otro Luis Caputo (ex presidente del Banco Central y ex secretario de Finanzas); es decir se requerirán colocar unos USD 100.000 millones para refinanciar los vencimientos. Eso no va a pasar.
Esto lo paró el FMI con USD 9.000 millones, no con USD 56.000 millones. Se necesitarían 4 Néstor si se quisiera hacer la patriótica para cancelar la deuda con el Fondo. Creo que no hay lugar para plantear una estupidez del tipo defaulteamos la deuda; nos peleamos con Lagarde y crecemos al 7%. Si eso sucediera el PBI caería 15%. Me parece que esa es la diferencia con lo que sucedió en 2004, cuando se venía con una economía con default, tipo de cambió recontra alto; China creciendo al 7%; la soja en USD 320 a 350 la tonelada y subiendo; era otro mundo. Ese mundo hoy no está.
Se necesitarían 4 Néstor si se quisiera hacer la patriótica para cancelar la deuda con el Fondo. Creo que no hay lugar para plantear una estupidez del tipo defaulteamos la deuda; nos peleamos con Lagarde y crecemos al 7%. Si eso sucediera el PBI caería 15 por ciento
– ¿Qué se debería hacer?
– Me parece que hay espacio para plantear un programa más razonable. Creo que Cambiemos, como siempre juega al extremo. Si hoy Nicolás Dujovne se sorprende de que el Gobierno se sostenga con un objetivo de déficit fiscal cero; yo no se que haría si se propusiera el objetivo de un superávit de 3% del PBI que sólo tuvimos en el 2002, cuando el PBI cayó 15% y las jubilaciones se licuaron en un 70% en minutos; y las retenciones sobre las exportaciones eran más altas. Era una economía muy particular, donde el superávit fiscal era una expresión de la debilidad interna, no de su fortaleza.
– En este escenario, ¿cómo ve al sector empresario, o al menos a muchos de sus dirigentes y altos influyentes en el mundo de los negocios, con expresiones de alerta que no tuvieron a fines de 2001?
– Me parece que hay 2 fenómenos. El Merval en dólares se multiplicó por 2, en el mejor momento de la presidencia de Macri; y algunos pensaron que sus empresas valían el doble en dólares, pero no hay fundamento en la economía real que explique eso. Como tampoco, como está pasando ahora que el valor de las compañías cayó 70% en dólares porque “chocó” la economía. Veo que estamos en un ciclo de euforia y depresión que nos pone muy extremistas.
Por eso la nota de color fue que un empresario creía que era billonario porque el tipo de cambio estaba atrasado en$17 y el valor de la acción de su empresa estaba en un máximo histórico en pesos. Eso era lo raro. Me parece que muchos creyeron que eso era una ganancia estructural y no vendieron a tiempo, y la corrida cambiaria se llevó puesto a todo el mercado.
La nota de color fue que un empresario creía que era billonario porque el tipo de cambio estaba atrasado en$17 y el valor de la acción de su empresa estaba en un máximo histórico en pesos. Eso era lo raro
El otro punto es que esto que está haciendo Cambiemos es un experimento de mercado como nunca tuvo la Argentina. Porque en el caso de llamada política neoliberal y del Consenso de Washington que se le decía a la de la presidencia de Carlos Menem, el precio más importante de la economía no lo definía el mercado, sino una ley del Congreso, la Convertibilidad de $1 por dólar, que era un programa que en sus 2 a 3 primeros años fue de shock y ultra heterodoxo.
– Y fue efectivo entonces, porque sacó a la Argentina de 2 procesos hiperinflacionarios y la volvió a poner en el rango de un dígito anual en muy poco tiempo…
– Exacto, porque no se fue a un esquema de liberar todos los precios, sino de anclarlos. Incluso, la tesis de Domingo Cavallo, que enseño en la facultad y que fundamenta la Convertibilidad, es un programa de choque para cortar una espiral hiperinflacionaria. Pero lo que hizo Cambiemos de mucha apertura comercial, libertad financiera, no sólo de la cuenta capital, sino también para tomar deuda externa; retracción del gasto público; apertura de importaciones, chocó en 2 años. Eso hay que asumirlo, porque de lo contrario va a volver a ocurrir lo mismo.
Y decir que fracasó el programa porque no se hizo el suficiente ajuste no lo compro. Que nos presten en ese período USD 100.000 millones no fue una expresión de la confianza, sino de la oferta especulativa que se le ofreció a los inversores, que fue la más grande y la más corta de la historia al mismo tiempo. Si usted me dice que el programa de Macri era tomar USD 15.000 millones por año; bajar un punto del PBI al gasto público por año; abrir selectivamente las importaciones; liberar un poco más el mercado de cambio porque estaba muy apretado, eso hubiese sido un programa razonable.
Que nos presten USD 100.000 millones no fue una expresión de la confianza, sino de la oferta especulativa que se le ofreció a los inversores, que fue la más grande y la más corta de la historia al mismo tiempo
– Sin embargo, en marzo último, cuando le hice la primera entrevista, una de las cosas que le preocupaba era “el gradualismo del shock de la política de Cambiemos” y finalmente el shock lo hizo el mercado. ¿Lo critica?
– No, no, en ese momento la discusión era que el Gobierno era gradualista y muchos le reclamaban el shock, y yo le decía “están graduando el shock, hacer el ajuste que podían hacer. Para mí es al revés, el peor shock es el que hace el mercado. Y dónde creo que hubo impericia total fue en el manejo de la política monetaria y cambiaria, que fue un anexo de la política financiera, porque el entonces ministro de Finanzas, Luis Caputo, no tomaba USD 100.000 millones de deuda si las Lebac rendían sólo 20% anual. Ese ese mecanismo de transmisión existió y fue el que explicó el lío posterior.
Y digo al revés, si no se tomaba ese nivel deuda externa no se podría haber abierto la cuenta de capital como se hizo, porque si no el tipo de cambio hubiese estado mucho más alto que ahora. Lo veo como 2 caras de la misma moneda. Mí frustración es que realmente “se fumaron un veranito” en materia financiera que ahora de cara a lo que viene va a ser la primera vez que un gobierno va a tener que tomar una medida precautoria y adelantándose a un posible default, no porque la cesación de pagos esté a la vuelta de la esquina, sino porque si realmente se va a llegar con el mercado apretado como creo que va a estar, porque las mayores tasas en los EEUU llegaron para quedarse, y con el actual nivel de vencimiento en 2022 va a haber un problema.
Y si ve que en 2021 van a haber elecciones de medio término, al final del día va a tener que reestructurar, no defaultear, en 2020. Pensar en estructurar plazos, renegociar y canjear deuda corta por larga. Eso le va a pasar a Macri, Vidal, Cristina, Felipe, o quién sea. Esa inconsistencia el mercado la está viendo, por eso es ahí donde creo está el problema. Lo tomo como válido el riesgo de cambio político, pero la curva de rendimientos de los bonos de la Argentina está partida no por el miedo a que vuelva Cristina Kirchner, sino porque el FMI no está dispuesto a poner más plata.
– Eso por un lado, pero por el otro, y no sé por qué no lo dice explícitamente el Gobierno, ni tampoco los analistas del mercado, que una cosa es la capacidad que tienen los fondos de inversión del mundo de tener en sus carteras títulos de deuda Argentina sin acuerdo con el FMI y otra mucho menor con el reaseguro de una red de contención para no caer en una disrupción cambiaria y financiera. Por eso están forzados a disminuir su exposición y sube el índice de riesgo país…
– Claro, porque el FMI es un acreedor privilegiado, es el primero que cobra, el resto no. Si usted toma Suiza y la lleva a cerrar un acuerdo con el FMI, automáticamente la deuda del gobierno suizo tiene que rendir más, independientemente de lo que indiquen los indicadores fundamentales de la economía. Porque no somo todos iguales, el Fondo es un acreedor privilegiado. En el peor momento del gobierno anterior el riesgo país estaba en 700 puntos básicos, no puede ser que esté en 750 porque alguien dice hay 50% de chances que gane Cristina.
Es así porque nadie sabe si en 2020 el mercado estará abierto, y si lo está el primero que cobra es el Fondo. Por eso creo que, en ese escenario, para mí está bajo. Lo que me da miedo es que Cambiemos transite con ese diagnóstico, que, de verdad es negativo. Puede ser que esté bien para hacer campaña, para ganar las elecciones y que Nicolás Dujovne haga lo que está haciendo. Pero creo realmente que debe haber que esté pensando cómo se arregla esto rápidamente, a comienzos de 2020.
Lo tomo como válido el riesgo de cambio político, pero la curva de rendimientos de los bonos de la Argentina está partida no por el miedo a que vuelva Cristina Kirchner, sino porque el FMI no está dispuesto a poner más plata
– En alguna medida, en el mundo se está planteando esto. Eso fue lo que se planteó en la Cuarta Conferencia de Economía Internacional en Buenos Aires, donde encumbrados académicos y ministros y ex ministros de Economía observaban que las líneas del FMI y otras similares eras utilizadas por muy pocos países, de los casi 100 que enfrentan algún tipo de problema financiero. Por eso consideraban que pensar en un cambio en la arquitectura financiera internacional…
– Exacto, porque hay un problema reputacional. Una vez que un país acude al Fondo precautoriamente transforma una crisis en real. Lo que veo probable que el FMI intente, parecido a lo que hizo Uruguay que después la parte de análisis del organismo lo estuvo desarrollando, que es reperfilar los vencimientos de la deuda pública.
Creo que de alguna manera hay un escenario donde se le puede empezar a decir al mercado, con el FMI como respaldo, que frente a cada vencimiento se le ofrecerá un instrumento a cambio, con un poco más de tasa y también más plazo. Si se hace eso con la economía abierta como está hoy y frente a esa propuesta el resultado es cero, gatilla una crisis de deuda.
Por eso, me parece que en un esquema donde el FMI diga “Argentina propone pagar los vencimientos con nueva emisión de deuda, pero si no lo acepta acá está su capital”, por lo tanto, cobra o cobra. Ese escenario podría permitir una reestructuración gradual de la deuda. Le tengo mucho miedo a dar un solo paso: llamar a todos los acreedores y ofrecerle un mega canje, o un plan similar. Pero para que eso no ocurra, y sea gradual, la posición del FMI tiene que cambiar.
Me parece que en un esquema donde el FMI diga “Argentina propone pagar los vencimientos con nueva emisión de deuda, pero si no lo acepta acá está su capital”, por lo tanto, cobra o cobra. Ese escenario podría permitir una reestructuración gradual de la deuda. Le tengo mucho miedo a dar un solo paso: llamar a todos los acreedores y ofrecerle un mega canje, o un plan similar
– ¿Cómo ve el objetivo de déficit fiscal primario cero para 2019?
– Yo haría como España, se propuso ese objetivo en 8 años, y con mecanismos de salvaguarda. Lo que dice es si me toca una época de vacas flacas para las finanzas públicas puedo relajar la meta, y la compensa cuando la economía vuelva a crecer. Es decir, es un objetivo estructural. Cambiemos se lo propuso hacerlo en 6 meses, y eso provoca un nivel de estrés de esfuerzo social que la economía real no lo resiste. Con déficit fiscal cero vamos a tener una caída del PBI entre extremos de 6 por ciento.
– Algunos economistas dicen que no hay muchos antecedentes relevantes de un experimento del paso rápido a una situación de déficit fiscal cero y emisión monetaria cero, y por tanto, no se atreven a predecir cómo termina esto. ¿Cuál es su visión?
– La evidencia dice que esto termina mal. Déficit fiscal cero, por ley, hay 8 experiencias en todo el mundo que son Ucrania, Pakistán, España, Italia, Argentina en el 2000, Bielorrusia, Argentina el año que viene, y…me falta uno. En todos los casos el PBI cae y el endeudamiento sube.
– ¿Eso se produce en el primer año objetivo, y luego se revierte, o se agrava en el tiempo?
– En el año objetivo las 8 experiencias fallan.
– ¿No le parece que es un efecto natural, el costo que hay que pagar para normalizar una economía desequilibrada, con déficit gemelos, fiscal y de divisas?
– No, en la mayor parte de los países tienen un período promedio de convergencia al déficit fiscal cero de entre 2 y 3 años. Sólo Ucrania (PBI USD 112.100 millones), que colapsó en 2008. Ahora, política monetaria con base cero emisión son sólo 3 experiencias: Ucrania, que creo es el referente para la Argentina; con una muy mala experiencia, el PBI cae 12%; y Sri Lanka (PBI USD 87.350 millones) que lo hace 2 veces. Y en general son esquemas del Fondo. Y si esa es la idea, que la economía caiga 15%, bueno que se lo planteé así.
– Y se explicite el costo social…
– Pero si el esquema es realmente como lo define el FMI “ajuste fiscal expansivo”, entonces que se establezca un esquema de convergencia. Pero no se puede vivir en una Argentina donde se cambian los objetivos de las variables en un año. Eso ni pasa con el mercado.
– Muchas veces la economía argentina se ha comportado como una excepción, y lo que no funciona en otras partes del mundo aquí sí, como generar ingresos en pesos y ahorrar en dólares; o el nuevo fenómeno de que cae la circulación de pesos pero aumenta el uso del dinero electrónico ¿Ve alguna posibilidad de que los objetivos de déficit cero y emisión cero puedan funcionar y ser también la excepción?
– Eso hace que los economistas llaman el multiplicador bancario sea absolutamente volátil. No creo que el Banco Central tenga un objetivo de base monetaria cero. Si usted lee el papel detenidamente, la variación será más menos lo que marque en cada momento. Es decir si la cotización del tipo de cambio se dispara deja que el nivel de las tasas de interés también se eleve, con lo que el nivel de la base monetaria es endógena, siempre estará cumpliendo el objetivo de expansión base cero. Y cuando lo analiza en términos desestacionalizados hasta junio veo que llega cómodo.
Yo creía que lo que iba a proponer el Banco Central era retirar del mercado 15% de la base monetaria, y llevar a la actividad económica al quinto subsuelo. Pero digo al revés, tampoco que la economía se someta a las locuras que nos someten a nosotros. Me hubiese gustado que el Gobierno le dijera al Fondo “vamos a un esquema donde me comprometo a censurar mis impulsos políticos a apreciar el peso, que lo tienen la derecha, la izquierda, el centro, todo el mundo, para generar un veranito financiero, y acuerdo un crawling-peg, ajuste del tipo de cambio por inflación más algo; es decir no se atrasa, sino incluso se adelante, pero déjeme que yo lo conduzca, que no me lo marque el mercado. Es decir, si en algún mes el tipo de cambio se dispara, digamos un 8% que pueda intervenir y acotar la suba al 3%; y déjeme converger a equilibrio fiscal en 2 o 3 años”.
¿Por qué el mercado no compra eso?, habría que plantear la discusión, porque creo que un programa así sería más creíble. Pero éste plan no lo cree nadie. Si hace una encuesta general nadie espera que la inflación baje al 23%; y además la recaudación se cae como un piano. Y además, veo una escalerita en la que las empresas grandes se financian con la Pymes, y las están matando con las tasas de interés si se atrasan 5 días. Las Pymes como no se pueden financiar con los bancos se financian con la AFIP a través de los diferentes planes de facilidades. Y al final del día el organismo no recauda lo que necesita para asegurar el déficit fiscal cero.
Veo una escalerita en la que las empresas grandes se financian con la Pymes, y las están matando con las tasas de interés si se atrasan 5 días. Las Pymes como no se pueden financiar con los bancos se financian con la AFIP
– En la AFIP aseguran que las empresas están aceptando los planes de pago no sólo para pagar las deudas atrasadas con el fisco, sino incluso las obligaciones del mes en 2 o 3 veces, con lo que no acumulan deudas, sobre todo porque las tasas de interés del 3% por mes que exige se han convertido en las más bajas del mercado…
– Por eso, al final del día, el fisco está haciendo políticas de fomento de tasas. Eso es muy bueno, porque la economía necesita un puente financiero para cumplir con el objetivo de déficit cero, o habrá que imprimirle una velocidad al ajuste del gasto que será imposible de tolerar.
– Usted fue el único o por lo menos uno de los pocos economistas que he entrevistado, sobre todo entre octubre de 2017 y abril de 2018, antes de que empezara la corrida cambiaria, que dijo y está escrito, que veía un 2018 muy parecido al 2016. Por otras cosas, le preocupaba la definición de las paritarias para el año, la secuencia de la recuperación tarifaria, en particular del servicio de transporte. Pero al final del día, preveía un año recesivo, justo cuando la actividad pasaba por su mejor momento. ¿Cómo ve ahora el año próximo, complicado como anticipan la mayoría de sus colegas, o vuelve a diferenciarse?
– Recuerdo que fue difícil de sostener. Para mí el desafío de la política económica es que el 2019 se mueva como una L, tras la caída que se estabilice y no recupere, y no que derive en una “I”, barranca abajo, que no caigamos en caída libre, producto de que si ocurre otro cimbronazo cambiario arrastrará a lo financiero, porque a la economía real no se a dónde la vamos a buscar.
No veo recuperación de la actividad en 2019. De hecho, para que la economía caiga como prevé el Presupuesto, en el último trimestre el PBI tiene que crecer 9%, eso no va a suceder, a pesar de que la cosecha aumente 25%, no 30% como aún sostienen algunas estimaciones. Para mi la economía cae, luego habrá una leve recuperación estadística, y se vuelve a planchar, ni cae ni sube.
No veo recuperación de la actividad en 2019. De hecho, para que la economía caiga como prevé el Presupuesto, en el último trimestre el PBI tiene que crecer 9%, eso no va a suceder, a pesar de que la cosecha aumente 25%, no 30% como aún sostienen algunas estimaciones. Para mi la economía cae, luego habrá una leve recuperación estadística, y se vuelve a planchar, ni cae ni sube
-¿Por qué no ve posibilidades de que con la desinflación que empezó en octubre y que el Relevamiento de Expectativas de Mercado que hace el Banco Central proyecta ese proceso hasta mayo, más el sobrecumplimiento del objetivo de déficit fiscal cero, más los aumentos de salarios por paritarias, mejore el humor de las familias y de los empresarios?
– Si el Gobierno quiere avanzar con la quita de subsidios a los servicios públicos como está presupuestado eso implicará que Luz, gas, agua y transporte tienen que subir, en promedio, entre 55% y 65%. Y hoy no son los $50 de luz que heredó del kirchnerismo; hoy son $1.000 de luz; $700 de gas, más $3.000 en invierno, ya son números que asustan, porque si lo hacen va a estar complicada la pauta de inflación y también la de consumo.
Segundo, si lo interpreté bien al ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, que ha hecho una cosa muy muy importante que vamos a ver si al sector privado le alcanza la plata para pagarla, “la pauta para la paritaria del año que viene es 23%” hay dos lecturas: 1) “que mal tipo, quiere volver a bajar el salario real de los trabajadores”; o 2) la que veo, que la base del aumento es 23% por arriba de la cláusula gatillo por el desvío con la inflación del corriente año, o del Bono de diciembre, por tanto a marzo mi cuenta me da que el promedio de los salarios habrán crecido nominalmente entre 12% y 13% respecto de diciembre, con lo que el número final se aproximará a un rango de 36% a 38 por ciento.
Y además lo que está diciendo Sica es “tratemos de concentrar el ajuste en el primer trimestre”, para que la reactivación la financie el sector privado, no el sector público, porque seguirá siendo muy contractivo.
– En una economía con el grado de dolarización que acumuló ¿cree que el sector privado está en condiciones de afrontar esa paritaria?
– Creo que no. Disponer un aumento de salarios de una cuota del 23% implicaría fundir a la mitad de las empresas, en particular las Pyme. Pero el Gobierno diciendo eso lo veo como una señal de “tratemos que el salario real vaya empatando”. Pero si empata es empate, no es mejora. Y si a eso le suma la quita de subsidios, se seguirá dañando el consumo.
Otro factor que creo seguro que no va a estar es la obra pública porque presupuestariamente no aguanta; y porque las PPP que tienen riesgo país, más riesgo cuadernos; más los propios del mercado. Y no creo que, hablando medio en broma, medio en serio, pintando la línea amarilla de una ruta, y con eso se ganen las elecciones. Además, la plata tampoco alcanza para eso.
Disponer un aumento de salarios de una cuota del 23% implicaría fundir a la mitad de las empresas, en particular las Pyme. Pero el Gobierno diciendo eso lo veo como una señal de “tratemos que el salario real vaya empatando”. Pero si empata es empate, no es mejora
Y tampoco va a estar el año que viene el crédito para poder salir del estancamiento; y la línea Argenta ya acumula más de un millón de personas que están endeudadas de las elecciones pasadas, y la tasa está en el 55%, mientras que el ajuste de las jubilaciones será del 30%. Salvo que la Anse haga algo absolutamente irresponsable y cambie las métricas precautorias para impulsar el consumo. Y el crédito privado, entre expansión de base monetaria cero y tasas de Leliq altas, no pueden ser impulso de nada. Por todo eso, para mí el desafío es estancarse y no empeorar.
– Este esquema que apunta a la desinflación sobre la base de objetivos sustentables, y que el REM lo ubica en torno al 2% hacia mediados del próximo año…
– Con todo el respeto que me merecen mis colegas, creo que el REM siempre corrió de atrás en la perspectiva de inflación, entre 5 y 6 puntos porcentuales menos, estructuralmente. Yo no veo esas expectativas de inflación, con los ajustes de tarifas presupuestados, para mí desafíos están causando este esquema de inflación; paritaria al 23% sobre cláusula gatillo anterior, y tipo de cambiando viajando a un ritmo del 20% no veo un IPC subiendo al 26%, es raro ese cálculo. A mí no me da la matemática, más el arrastre de la devaluación de este año. Yo 32% lo firmo con los ojos cerrados. No veo menos, siempre que el tipo de cambio no suba en términos reales.
– ¿Cómo evalúa la tendencia a la redolarización de carteras en un año de elecciones presidenciales?
– Vuelvo al comienzo de la nota. Todo dependerá de si en ese escenario el FMI accede a flexibilizar las condiciones de intervención del Banco Central en el mercado de cambios. Usted lo debe haber visto claro. ¿Por qué Mauricio Macri volvió a recuperarse en las encuestas? Porque paró el dólar. Los que gobiernan no pierden por una recesión, pierden por la inestabilidad cambiaria y financiera que nos pone a los argentinos en una situación que nos lleva a pensar “mañana este barco se hunde”.
Porque la economía caiga 3% el Gobierno no va a perder las elecciones, Carlos Menem ganó en 1995 con el PBI cayendo 4%. Y además, los efectos del dólar nos pone psicóticos a todos, porque la economía llegará a 2019 con 12% de desempleo, pero esos votos valen 1 no 4; pero si se dispara el tipo de cambio todo el mundo pasa a votar en contra. Por tanto, creo que la condición necesaria para que el Gobierno gane las elecciones es que el sector financiero y cambiario lleguen estabilizado. De lo contrario, perderá, esté Cristina o cualquier otro candidato en frente.
Fotos: Lihue Althabe
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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