Lo había anticipado Cristina Kirchner, un poco por conveniencia y otro tanto por olfato, en su última aparición televisiva de mediados de mayo, un mes antes del cierre de candidaturas, de bendecir a Sergio Massa como el postulante de la unidad mayoritaria y de llamarse otra vez a silencio, como en estas recientes cuatro semanas. “Lo que importa es, más que el techo, el piso, para entrar al balotaje. Van a ser unas elecciones atípicas, de tercios”, pronosticó en C5N.
La ex Presidenta tenía razón. Es evidente que, con excepción de algunos pocos especialistas, la performance de este domingo de Javier Milei sorprendió incluso a la vicepresidenta, que según testigos privilegiados del Gran Buenos Aires llegó a preguntarse en privado, en las últimas semanas, si la elección de la estrategia y los precandidatos de la interna de Unión por la Patria había sido lo adecuada.
Lo cierto es que el escenario de tres tercios de las primarias de ayer -escrutado casi el 100% de los votos, el precandidato de La Libertad Avanza obtenía un sorprendente 30,1% de los votos, la coalición Juntos por el Cambio un 28,2% y el frente UP el 27,1% de las adhesiones-, Cristina Kirchner acertó el vaticinio y la primera vuelta electoral arroja, a priori, un escenario que contempla una serie de interrogantes que obligan a las tres fuerzas a repensar la estrategia de cara a octubre.
¿Cuál es el techo del economista liberal? ¿Es techo, o es piso, como planteó la ex Presidenta?
Algunos analistas consultados por este medio en la previa de las PASO habían insistido en la persistencia de un creciente malhumor social y el hartazgo de una porción relevante del electorado con la política tradicional que Milei supo capitalizar en las elecciones legislativas del 2021, cuando obtuvo el 17% de los votos en la ciudad de Buenos Aires. Un verdadero cisne negro que ninguno de los encuestadores tradicionales supo detectar en ese caudal de votos.
Desde esa performance, el libertario redobló la apuesta, exacerbó sus apariciones y captó la atención de un electorado esquivo a lo que el postulante denominó como “la casta”: en dos años, el economista casi que duplicó sus votos, y se impuso en provincias como Córdoba en la que, hasta ahora, el “cordobesismo peronista” parecía imbatible.
La principal incógnita hacia adelante para Milei es hacia dónde buscar los votos necesarios para ganar un balotaje en caso de llegar a la segunda vuelta.
Ese dilema se plantea por estas horas en el campamento de Juntos por el Cambio, atravesado este domingo por la algarabía del triunfo de Patricia Bullrich que hasta anoche no permitía a los principales exponentes del sector halcón de esa coalición analizar en profundidad la cosecha de votos de esa coalición, bastante por debajo de las adhesiones conseguidas en la elección intermedia del 2021 y en las presidenciales del 2019.
Hace dos años, JxC obtuvo, en la categoría diputados, un 41,8% de los votos a nivel nacional, más del 10% que en esta elección y que en los comicios generales del 2019, cuando Mauricio Macri obtuvo el 39,6% de los votos y no le alcanzó frente a Alberto Fernández.
Para Bullrich, que se impuso con holgura ante Horacio Rodríguez Larreta -la impresionante ingeniería financiera desplegada a lo largo de todo el país no alcanzó ante la campaña empática que planteó la ex ministra-, el desafío no deja espacio para el margen de error. La ex ministra cosechó el 16,7% de los votos, casi la mitad que Milei y algo más de 4 puntos menos que Massa, el postulante de UP que no sumó lo que esperaba obtener en la previa.
¿Bullrich será capaz de absorber el 11,1% de los votos que adhirió a la postulación del jefe de Gobierno porteño o, por el contrario, podría haber una migración de votos del fallido precandidato presidencial para una opción más moderada, como el propio Massa o el cordobés Juan Schiaretti, que esperaba sellar un acuerdo post PASO con Rodríguez Larreta si el jefe de la Ciudad ganaba la interna?
A la ex ministra de Seguridad de Cambiemos, a pesar de su contundente triunfo interno, la performance de Milei le cayó como un baldazo de agua fría. Por algo felicitó sin titubear al candidato libertario. Y se abrazó con Rodríguez Larreta en el centro del escenario de Parque Norte, a pesar de las operaciones cruzadas de las últimas semanas y de la rivalidad manifiesta que, en algunos episodios, estuvo cerca de llegar a un punto de no retorno.
En las últimas horas, había trascendido una versión que daba cuenta de una suerte de acuerdo que contemplaba a Rodríguez Larreta como eventual jefe de Gabinete de Bullrich si ella ganaba la PASO como al final sucedió, y a la ex presidenta del PRO como supuesta ministra de Seguridad del jefe de Gobierno si él se imponía en la primaria, como finalmente no pasó.
En el entorno de ambos rechazaron la información, una suerte de entendimiento que, según circuló, habría sido propiciado por el ex presidente Macri.
En ese sentido, la posibilidad de un armisticio entre ambos contendientes del PRO y la transferencia automática de votos de Rodríguez Larreta hacia Bullrich se sumaban desde este lunes a la lista de inquietudes de Juntos por el Cambio de cara a la primera vuelta de octubre.
Bullrich -hasta anoche no se comunicó con Milei, según sus colaboradores- había advertido durante la campaña la posibilidad de un acercamiento y un acuerdo parlamentario con Milei en caso de llegar a la Presidencia, y Macri coqueteó en todo este tiempo con el candidato de La Libertad Avanza. Son dos señales que podrían darle a la candidata presidencial del PRO un plus pero recién en un eventual balotaje. Primero tiene que llegar a noviembre, y esperar que el economista libertario pierda lo que cosechó este domingo.
En ese contexto, el rol que Macri de las próximas semanas también es un punto a tener en cuenta de cara a las elecciones generales de octubre. Este domingo, el ex presidente se sintió reivindicado: así lo evidenció en su paseó por el escenario de Parque Norte, antes de viajar a Marruecos para el mundial de bridge del próximo fin de semana. Macri será, de ahora en más, el principal interlocutor con Milei. Anoche mismo le envió un mensaje con sus felicitaciones.
En el caso de UP, el panorama se presentaba cuesta arriba este domingo.
En las elecciones generales del 2019, la dupla Fernández-Kirchner obtuvo casi 13 millones de votos. Anoche, el escrutinio provisorio arrojaba en la suma de la interna Massa-Juan Grabois menos de la mitad, algo más de 6,3 millones de votos. Es decir que, en casi cuatro años de gestión, el peronismo había perdió en el camino más de 6 millones de electores.
En UP había, con razón, una creciente preocupación por el nivel de participación de estas primarias: votó el 69% del padrón, la participación más baja en una primaria presidencial, y el peronismo obtuvo su porcentaje más bajo desde el retorno de la democracia. ¿Podría estar el PJ frente a un escenario bisagra desde su fundación?
Para Massa, que por segunda vez buscará la Presidencia, el camino es empinado. Anoche no sabía cómo irían a reaccionar este lunes los mercados, pero se apuró en polarizar, en su discurso de pasada la medianoche en el búnker del complejo C, con el voto radicalizado, un anticipo de la “campaña del miedo” que la coalición peronista tratará de desplegar en los próximos dos meses para revertir su magra performance y atraer a una porción del voto de centro de Rodríguez Larreta y Schiaretti, y de los electores que no votaron en estas PASO.
En UP no creen que la performance haya sido techo. Pero el piso, como planteó Cristina Kirchner como concepto en mayo pasado, fue más bajo del esperado. Deberán trabajar, y mucho, para el objetivo balotaje.
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