La corrida del dólar de ayer llegó en la peor coyuntura económica y política para el gobierno argentino: con la posibilidad de que la oposición pueda habilitar y aprobar la semana que viene en Diputados una ley para quitarle parte del IVA a las tarifas y con la imagen del Presidente Mauricio Macri de capa caída.
Aunque los expertos en finanzas dicen que se trató de una tormenta perfecta y que el mal tiempo amainará, el hecho de que el Banco Central tuviera que gastar en un solo día casi 1.500 millones de dólares encendió las alarmas en el mercado cambiario.
Para empezar, es la mayor intervención diaria de la entidad monetaria en toda la historia. Y para seguir todavía no está claro si los inversores extranjeros que apostaron a las Lebac y ayer las vendieron para pasarse al dólar van a seguir haciendo lo mismo en las próximas horas debido a la persistente suba de las tasas en los Estados Unidos.
El Presidente del Banco Central, Federico Sturzeneger entendió rápido lo que estaba pasando: no solo demandaron dólares los fondos de inversión en el exterior que habían hecho buenos negocios con las Lebac. También se pasaron a dólar y desarmaron sus carteras invertidas en Lebac los inversores argentinos que eligieron eludir el nuevo impuesto a la renta financiera aprobado en la última reforma fiscal.
En todo caso, Sturzenegger tomó la decisión correcta: impedir que una suba brusca del precio del dólar impactara de lleno sobre la inflación en particular y la economía en general. Aunque la mayoría de los economistas subrayan que el Banco Central tiene 60 mil millones de dólares en reservas y espaldas de sobra, la volátil saturación financiera internacional los mantiene en estado de alerta.
En términos estrictamente políticos, se trata de una gran oportunidad para Cristina Fernández y la oposición: lo que pasó ayer, demuestra que el Gobierno puede ser muy vulnerable a los vaivenes de la economía internacional y la especulación financiera.
Es decir: los delirios de la expresidente puedan sonar aparentemente más lógicos con una inflación alta, un dólar inquieto y el mal humor metropolitano por los aumentos de las tarifas de gas.
Macri debería tomar debida nota de los acontecimientos de las últimas horas si no quiere que la reelección se le diluya como agua entre los dedos.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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