Cuando China despierte, el mundo temblará. Así rezaba la célebre frase, atribuida a Napoleón Bonaparte, al referirse al poder latente de la China imperial. Hoy vemos cómo Occidente comienza a darse cuenta de la imparable transferencia de poder hacia Oriente. Pasó más de un mes de la realización del 19° Congreso del Partido Comunista Chino, que le renovó el poder y mandató a Xi Jinping por cinco años más al frente del gigante asiático. Lo erigió como un nuevo líder para encarar la nueva etapa de los planes quinquenales con el fin de internacionalizar la excepcionalidad china. Como en casi todos los casos, la distancia nos permite analizar con más amplitud.
Heredero de una familia política cercana a los círculos del poder —su padre, Xi Zhongxun, fue vice primer ministro de China—, con un papel privilegiado en la creación de la China moderna, el presidente Xi, de una amplia formación intelectual, es doctor en Teoría Marxista, también supo de la realidad durante la revolución cultural, cuando fuera enviado a trabajar al campo. Tiene, entonces, una visión integral de la estructura antropológica de su país.
Este congreso no sólo fue una formalidad institucional para la reelección del liderazgo dentro del partido y, por ende, para legitimar la conducción de China. Fue el anuncio urbi et orbi, de China al mundo, de que comienza una nueva etapa en la sinergia de los sistemas políticos globales. Una etapa donde China emerge, mientras países como Estados Unidos están concentrados en su propio sistema de tensiones internas, lo que los lleva a cerrarse y a levantar la bandera proteccionista, recordando otros tiempos.
El discurso del presidente Xi Jinping marcó un claro horizonte en el proceso de profundizar la apertura de la República Popular China de cara al mundo. Para el exterior, nos dijo que ellos son la nueva globalización, que van a ser el motor del nuevo orden comercial, político y social. Para el interior, preparó a su pueblo para las nuevas tensiones dentro del sistema político chino, un sistema de gobernanza de 1400 millones de personas, en un contexto geopolítico de más de 9 millones de kilómetros cuadrados y más de 56 grupos étnicos, con 9 lenguas.
Todo esto es China y mucho más. Es el único país que ingresa el 10% de su población a la clase media. Producto de eso son los miles de ciudadanos chinos que inundan los aeropuertos de las principales capitales del mundo, son los mismos que descubren los viajes después de los cuarenta años de edad. El gobierno chino tiene una doble tarea que está llevando a cabo con precisión quirúrgica, la de educar y hacer comprender el “gran cambio” a millones de personas en su territorio a través del sistema educativo, de la vía pública, la comunicación y la propaganda. Para el mundo, nos están mostrando de a poco esa visión sinológica fundada en más de cinco mil años de historia, a veces distante para sociedades con vida institucional y nacional de apenas doscientos años como la nuestra.
En ese contexto, Argentina mira a Oriente con asombro y convicción. Ya estamos convencidos de que nuestro socio principal va a ser China, de nuestros líderes políticos será el desafío de lograr equilibrios en la balanza comercial, un diálogo político adulto y responsable. Este año próximo, 2018, será clave teniendo en cuenta la reciente asunción de Argentina en la presidencia del G20.
Que la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, esté en estos días en el país asiático muestra su interés, su visión estratégica y la de su equipo al tomar la vanguardia en el posicionamiento, impulsando el papel del primer Estado argentino para buscar profundizar las relaciones de la provincia con estados clave dentro de China.
Seguramente en esa estrategia se encaminarán el resto de las provincias argentinas con vistas a potenciar sus ventas y atraer inversiones, con la esperanza de ser parte del desarrollo de un gigante que sigue creciendo y se aproxima a su coronación como potencia plena en el concierto de las naciones.
El autor es licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Director Ejecutivo de la Fundación Pro Humanae Vitae.
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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