Los forenses han asegurado este miércoles que el cadáver de Manuela Chavero no presentaba “ninguna lesión” en la parte posterior de la cabeza, sino que todas ellas estaban en la cara, provocadas por al menos “cuatro golpes” que tuvieron como consecuencia la fractura de la nariz, de cinco dientes o de las dos órbitas de los ojos.
Así se desprende del análisis realizados por los forenses de los restos óseos del cadáver de Manuela Chavero, que habían permanecido más de cuatro años enterrados en una finca, y que arrojan que no existía “ninguna” lesión en la parte posterior de la cabeza, “ni en la cabeza, ni en ninguna otra parte que no sea la cara”, ni tampoco en los lados del cráneo tampoco”.
De esta forma se han pronunciado dos forenses, Miguel Botella López y Sergio Fernández Moreno, durante su declaración este miércoles en el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Badajoz por el asesinato de Manuela Chavero el 5 de julio de 2016 en Monesterio, con un único acusado, Eugenio Delgado.
Durante su declaración, Miguel Botella López ha declarado que “todas las lesiones de la cabeza” de Manuela Chavero estaban “desde encima de los ojos hasta la mandíbula superior, hasta el maxilar”, además de las costillas.
En cuanto a las lesiones en la nariz, el cadáver presentaba “una fractura en el hueso nasal derecho que está parcialmente desprendido”, y además presenta “dos fracturas, una a cada lado, en el reborde orbitario inferior”.
“El golpe que se le dio a la nariz tuvo que ser tremendamente fuerte para que le llegase prácticamente a desprender todo el hueso”, ha señalado el forense, quien ha asegurado que el golpe que le dió para provocarlo “se dió de derecha a izquierda”.
El forense ha resaltado que “no cabe duda de que el cadáver estuvo echado del lado derecho, decúbito lateral derecho” cuando estuvo enterrado, tras lo que señalado que sus lesiones es “incompatible con las piedras cayendo encima en el momento del enterramiento, ni tampoco con una caída”.
También ha considerado que es “incompatible” estas lesiones con la presunta caída del cadáver del tractor, tal y como asegura el acusado.
“Si está del lado derecho y tiene una fractura en la parte externa del nasal no se puede haber producido esa lesión por la caída de una piedra, porque es imposible”, ya que en ese caso, la herida se habría producido en el otro lado, ha explicado el forense, quien ha descartado que también se haya producido por una caída.
Por tanto, las lesiones en la nariz están provocadas “por un golpe de derecha-izquierda, eso está clarísimo”, ha aseverado el forense Miguel Botella.
En cuanto a las órbitas de los ojos, ha señalado que la izquierda presentaba una fractura, que sería provocada “como un golpe desde el pómulo hacia arriba”, mientras que la órbita derecha está “exactamente igual”, por lo que estas lesiones “se deben a un impacto sobre el borde orbitario, que al mismo tiempo comprime el globo ocular”, lo cual “lo deforma, y como está lleno de líquido, hace estallar la cuenca orbitaria”.
Se trata por tanto, de “dos golpes mínimos”, que “en un 90 por ciento se producen o por un puñetazo o por un balonazo, que “no pueden ser compatibles” con el enterramiento o con la caída de la pala del tractor.
Respecto a los dientes, el forense ha señalado que cuatro dientes delanteros estaban rotos, y en otro “falta hasta la raíz del diente”, algo que “no cayó después de muerta cuando se enterró ni cuando cayó en la pala, supuestamente”, sino que ocurrió “antemortem o en el momento de la muerte”.
A preguntas de la abogada de la familia Chavero, las fracturas de cuatro dientes y el arrancamiento de una paleta no se pudieron producir con un único golpe, ya que “la energía necesaria para arrancarle un diente entero con raíz y todo, es diferente de la energía que se necesita para fracturar los dientes”, por lo que a su juicio son dos golpes.
Tampoco consideran los forenses que las fracturas de los dientes pudieran producirse en el enterramiento o en la presunta caída de la pala, debido a que “la cabeza que está cubierta por una tela, por un albornoz y por una bolsa de plástico”, y si cae solo desde 90 centímetros de altura “la probabilidad es bajísima”.
Además, el forense ha puesto de manifiesto que el cadáver no tenía apófisis estiloides, por lo que estaban rotas, por lo que “podríamos entender que algo compresivo en el cuello hubiese roto esas apófisis, hubiese hecho un mecanismo de compresión a la yugular y a la carótida y se hubiese roto”, por lo que también se produjo una asfixia.
“Yo diría que ahí hubo una presión importante”, por lo que “posiblemente fuese estrangulada”, ha señalado el forense.
CINCO COSTILLAS ROTAS O FRACTURADAS
A preguntas de la abogada de la familia Chavero sobre las lesiones que presentaba el cadáver en las costillas, los forenses han puesto de manifiesto que había cinco costillas con fracturas o rotas, que en también “se debe a un fenómeno compresivo importante que produce esa fractura, no produce la separación del cartílago, sino una fractura del hueso”.
Alguna de las costillas fracturaras están muy fracturadas, por lo que “para romperlas de aquí arriba, entiendo que es necesaria más presión que para romperlas de aquí abajo”, y por tanto se “rompieron por peso, por presión”, algo que él en su trayectoria profesional ha achacado a que “cuando se ponían encima y aplastaban a la persona para se asfixiara, pasaba eso, porque se flexiona la costilla”, y se produce la fisura.
Debido a todo ello, los forenses concluyen que Manuela Chavero sufrió “varios episodios de impactos violentos”, ejercidos con gran violencia y que le provocaron “mucho dolor” y que le provocaron abundante sangre y la muerte.
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