
¿Es 2018 el año de los feminismos? Claro que sí. Este fue el año en que la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos se hizo más fuerte y más visible. Avanzamos mucho, mucho más de lo que esperábamos y ya es hora, llegó la hora, de hacernos cargo de los desafíos que tenemos por delante como movimiento político y social.
Desde la primera movilización del Ni Una Menos en 2015, las mujeres pusimos en agenda una problemática que había sido invisibilizada sistemáticamente. La violencia de género se corrió del ámbito privado, se corrió del “mejor no te metas” para indicar que eso, justamente eso, es algo en lo que hay que meterse, algo en lo que toda la sociedad debe involucrarse. Se instaló la figura de femicidio e impulsamos proyectos de ley para que la perspectiva de género sea algo transversal.
La discusión por el aborto legal, seguro y gratuito marcó un antes y un después en esta lucha. La media sanción que conseguimos en la Cámara de Diputados de la Nación no solo es un hecho histórico por todo lo que implica poner sobre la mesa una práctica escondida y demonizada, sino que ya no tiene vuelta atrás. Es hora de tener una ley que permita a las mujeres elegir libremente y estamos muy cerca de lograrlo. Por eso también impulsamos la producción pública de Misoprostol, para que todas las mujeres puedan tener un acceso igualitario y los mismos derechos.
Las discusiones en torno a la ley de educación sexual integral (ESI) también redundaron en una puesta en común de una sociedad que ya no quiere quedarse callada. Su aplicación (aunque aún es parcial) en todos los niveles de enseñanza ya ha demostrado su eficacia. Las herramientas que brinda su implementación ayudan a que niños, niñas y adolescentes puedan diferenciar los vínculos afectivos de los abusivos y esto derivó en un incremento en las denuncias de abuso sexual.
Lo que sigue es luchar por evitar que el gobierno de Mauricio Macri continúe con su política de desmantelamiento de las áreas de género. Sabemos que no existe un interés genuino en crear una estructura de contención interdisciplinaria que acompañe a las víctimas en su tránsito. Por eso, junto a diputadas de todos los bloques, impulsamos las leyes Micaela con el objetivo de desarrollar políticas de prevención de la violencia machista.
Después de superar muchos obstáculos logramos que una de ellas sea aprobada en el Congreso de la Nación. Esto significa que, a partir de su reglamentación, todos los agentes del Estado nacional, desde el Presidente, pasando por los funcionarios, la policía y todos los empleados del Estado, recibirán capacitación en perspectiva de género, lo que modificará sustancialmente la forma de vincularse con las víctimas y victimarios.
Las mujeres venimos derribando muchas barreras culturales y sociales, pero todavía quedan muchas cosas por mejorar. Llegó la hora de que por el mismo trabajo nos paguen lo mismo. Llegó la hora de que nadie pueda levantarnos la mano. Llegó la hora de que los violadores no sean impunes.
Por supuesto que hubo resistencias, y es seguro que siempre habrá, pero hoy miramos hacia atrás y vemos que valió la pena. Hoy, la violencia de género y la lucha de las mujeres por conseguir la igualdad ciudadana, política y laboral son problemáticas que ocupan a toda la sociedad.
Las mujeres no pedimos privilegios; exigimos respeto. Porque el feminismo no es fanatismo, es simplemente igualdad. No es revancha, es justicia.
Sí, 2018 es el año de los feminismos. Hemos avanzado mucho y aún queda mucho camino por recorrer. Sin dudas este 2019 será el año de superar los desafíos y construir una verdadera igualdad de derechos entre varones y mujeres.
La autora es diputada nacional (Movimiento Evita).
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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