Heredero del prestigio profesional de tres generaciones de fiscales y abogados, casado desde hacía más de dos décadas con la madre de sus dos hijos y con una vida de lujos que discurría entre autos caros, barcos, mansiones y casas de veraneo, Alex Murdaugh (53), lo tenía todo. Pero a veces hay que desconfiar de los cuentos de hadas y príncipes. El ogro no siempre parece un ogro, ni los palacios son siempre seguras fortalezas.
Porque durante 2021, el mágico castillo comenzó a desmoronarse y los naipes volaron por los aires.
El sábado 4 de septiembre de 2021, este abogado de Carolina del Sur, Estados Unidos, llevó a cabo una parodia de asesinato que terminó dejando a la intemperie una saga de muertes “accidentales”, asesinatos y descalabros financieros.
El principio del hilo: una bala
Era sábado y el abogado Alex Murdaugh conducía su Mercedes Benz GLS sport negro por un camino rural cuando vio una luz parpadeante en el tablero que indicaba que tenía una rueda desinflada. Bajó la velocidad, estacionó en la banquina y, mientras cambiaba la goma, apareció una camioneta azul. El hombre que la manejaba se bajó y le ofreció ayuda, acto seguido le disparó directo a la cabeza.
Esto lo contó el propio Alex que, increíblemente, no murió y, poco después, estuvo lo suficientemente lúcido como para marcar desde su celular al teléfono de emergencias. Eran las 13.30.
Lo trasladaron en helicóptero al Centro de Emergencias de Parker de Savannah, en Georgia, donde fue tratado por su herida. Mientras algunos dijeron que era totalmente superficial, su defensa aseguró que la bala había fracturado su cráneo y que presentaba un orificio de entrada y otro de salida.
Las primeras especulaciones en la investigación señalaron que la acaudalada familia Murdaugh podría ser el objetivo de algún complot: Alex no era la primera víctima.
Dos días después, luego de ser dado de alta, el herido anunció públicamente que renunciaba a la firma de abogados donde trabajaba desde hacía décadas. ¿El motivo esgrimido? Entraría en una clínica para rehabilitación por abuso de drogas. Quería recuperarse de su adicción a la oxicodona, un analgésico opioide, que consumía desde hacía, por lo menos, veinte años.
El magnate, que atravesaba una profunda depresión desde los violentos asesinatos de su esposa y de su hijo menor tres meses antes, se había refugiado más que nunca en el consumo de estupefacientes.
Alex lo explicó públicamente: “Los asesinatos de mi mujer y de mi hijo me han causado enormes dificultades en la vida. Tomé un montón de decisiones de las que verdaderamente me arrepiento. Estoy renunciando a mi firma de abogados para entrar en rehabilitación luego de una larga batalla contra las drogas que fue exacerbada por estos crímenes. Estoy muy apenado por haber lastimado a otros, incluida mi familia, amigos y colegas. Recen por mí”.
La gente se compadeció de él. Un pobre hombre rico.
Fraude millonario
En realidad, Alex Murdaugh, no había renunciado voluntariamente a su puesto en el despacho de abogados Peters, Murdaugh, Parker, Eltzroth & Detrick. Había sido obligado a hacerlo por el mismo estudio cuando descubrieron que se había apropiado de manera indebida de altas sumas de dinero. El escándalo había estallado el viernes 3 de septiembre de 2021. Un día antes del mal tiro.
Los abogados de Alex insistieron en que su cliente había utilizado ese dinero para financiar su tremenda adicción a las drogas. Aunque la compañía nunca reveló el monto exacto, según los trascendidos, la suma faltante es exorbitante y alcanza las ocho cifras. Son muchos millones… ¿Cómo es que nadie se dio cuenta antes en la oficina de semejante faltante? Habrá mucho que explicar.
“Esto ha sido decepcionante para todos nosotros”, dijeron oficialmente los miembros del prestigioso bufete. Y agregaron que habían cortado todo lazo con Alex Murdaugh: “No hay lugar para él y su conducta en nuestra firma”.
El hermano mayor de Alex, Randolph Murdaugh IV (54), habló, por primera vez, en televisión y reveló: “Estoy shockeado, al igual que el resto de mi familia, por enterarme de la adicción de Alex y por que haya robado dinero de la firma”.
Una semana después, la justicia comenzó a investigar a fondo los hechos y la Corte le suspendió la matrícula de abogado a Alex Murdaugh. A todo esto se sumó que la policía había descubierto la verdadera trama que se escondía en el episodio del ataque en la ruta y el dichoso tiro.
La realidad era bien diferente a la que había relatado la víctima no tan víctima. Alex Murdaugh había contratado a su ex cliente y proveedor de sustancias ilícitas, Curtis Edward Smith, de 61 años, para que lo asesinara de un disparo. La intención era, según el propio Alex, que su único hijo vivo, Richard Alexander “Buster” Murdaugh (25), pudiera cobrar la cuantiosa póliza de su seguro de vida: diez millones de dólares.
Lo de la rueda desinflada había sido un cuento chino. Además, las cubiertas de su lujoso auto eran del tipo run-flat, quiere decir que estaban preparadas para seguir rodando, aun pinchadas, durante unos ochenta kilómetros. Razón por la cual, la mayoría de estos autos, no suelen tener goma de auxilio. En fin, un cuento mal hecho.
Los detectives contactaron a Curtis Edward Smith quien admitió su participación y pasó a enfrentar cargos criminales. Smith fue acusado por conspiración para cometer fraude, agresión y posesión de drogas. Alex Murdaugh fue también imputado por haber conspirado con Smith para estafar al seguro, por haberle provisto el arma y enseñado cómo dispararle.
Los abogados que lo representan contaron que su cliente, Alex Murdaugh, había ideado el plan con la creencia errónea de que su hijo mayor no podría cobrar el dinero del seguro si se suicidaba. Estaba convencido de que tenía que ser un asesinato. ¿Cómo puede ser que un abogado tan importante, acostumbrado a litigar sobre accidentes, seguros y familia, no conociera bien su póliza y qué incluía? Por el tipo de seguro y por el momento en que se había hecho, el suicidio no excluía a su heredero.
Las dudas quedaron sobre la mesa: ¿realmente Alex planeaba morir? ¿O solo buscaba sufrir una herida superficial? ¿Cuál era el objetivo real?
El 14 de septiembre pasado, Curtis Edward Smith, fue arrestado. La fianza establecida fue de 55.000 dólares. Su próxima comparecencia está prevista para el 8 de noviembre. El 16 de septiembre se entregó Alex Murdaugh. Si bien el fiscal le pidió a la jueza del caso, Tonja Alexander, que el monto para la libertad condicional fuera de 100.000 dólares, quedó en libertad luego de depositar una fianza de 20.000 dólares y de entregar su pasaporte. Tendrá que presentarse ante el tribunal el próximo 25 de octubre.
Tres meses antes
El personaje millonario ya era muy conocido para los medios de comunicación. Había estado en todos los titulares de las noticias tres meses antes de este capítulo llamado balazo/fraude/renuncia. Vayamos hacia atrás en el tiempo.
El lunes 7 de junio de 2021, el espanto se coló en su casa. Cuando llegó esa noche, después de visitar a su padre quien se encontraba internado en un sanatorio por un cáncer terminal, Alex enfrentó un panorama aterrador. Encontró los cuerpos de su mujer Margaret “Maggie” (52) y de su hijo Paul (22) tirados en el suelo, en el área de las perreras de su coto de caza. Estaban acribillados y a 400 metros de la casona de la propiedad de 717 hectáreas, en Moselle, Islandton, Carolina del Sur. Alex Murdaugh llamó al 911 a las 22.07. Con voz alterada pidió ayuda: le dijo a la operadora que su mujer y su hijo habían recibido disparos y que no estaban respirando.
Los investigadores arrancaron con la pesquisa a las 23.47. El silencio de la noche campestre fue atravesado por decenas de sirenas que se mantuvieron yendo y viniendo durante la madrugada.
Según establecieron con posterioridad los peritos forenses, las víctimas habían sido baleadas entre las 21 y las 21.30. Ambos presentaban varias heridas de bala. Paul en el torso y la cabeza con una pistola convencional; Maggie había sido aniquilada con un rifle semiautomático. Parecía haber dos tiradores.
Tres días después, el padre de Alex, Randolph Murdaugh III, murió de cáncer a los 81 años.
El 17 de junio sus hermanos, John y Randolph IV, hablaron en el programa Good Morning America sobre los crímenes. Solo habían pasado diez días. Contaron que Alex estaba profundamente impactado con lo ocurrido y aseguraron no creer que él pudiera estar involucrado: “Mi hermano amaba a Maggie y a Paul igual que como quiere a su hijo Buster. No hay posibilidad de que él tenga nada que ver con esto”.
Tener que andar asegurando lo obvio es, por lo menos, extraño.
El 11 de junio se realizaron, bajo la lluvia, los funerales de Maggie y Paul. A Buster, el hermano mayor, se lo vio abrazado a sus familiares.
La policía pidió no ser presionada para tener respuestas veloces. Consideran que el caso es complejo y que no hay que precipitarse. No se presentaron cargos contra nadie por los homicidios de Paul y Margaret Murdaugh y no se sugirió que Alex pudiera estar ligado al asunto.
Los hermanos de Alex sostuvieron no saber si la familia de Alex tenía enemigos, pero reconocieron que sí estaban al tanto de que el joven Paul había recibido varias amenazas de muerte… ¿Había sido él el verdadero objetivo del crimen? Veamos por qué podría haberlo sido.
Mallory Beach, la víctima de Paul
Antes de morir asesinado el 7 de junio, Paul Murdagh, había sido responsable de una muerte y estaba a punto de ser llevado a juicio. La historia es la siguiente.
El 24 de febrero de 2019 a las dos de la madrugada, Paul Murdaugh, quien todavía no había cumplido los 20 años, conducía alcoholizado el barco de pesca de su padre, de 6 metros de eslora, cuando chocó contra un puente.
En el bote iban seis jóvenes: la novia de Paul, Morgan Doughty, estaba sentada en una heladera con bebidas en la parte frontal; a su lado, iba su amiga Miley Altman; el novio de Miley, Connor Cook, se movía sobre la cubierta de un lugar a otro y Mallory Beach con su novio Anthony Cook, primo de Connor, se habían sentado en la popa.
El grupo quería llegar a una fiesta que se hacía en la casa de un amigo. Todos estaban nerviosos por la conducta errática que tenía Paul. Había tomado demasiado. Le pidieron que cediera el timón a Anthony, pero no quiso y siguió manejando a alta velocidad. De pronto, en medio de la oscuridad, apareció un puente y el choque contra los pilotes fue inevitable y brutal. Estaban cerca de Parris Island.
Mallory Beach tenía 19 años e iba sentada en la falda de su novio cuando el bote golpeó contra el puente. Ella voló por los aires y desapareció en medio de la noche y el agua.
Fue Connor Cook quien llamó al 911 a las 2.30 de la madrugada. En la grabación se escucha el siguiente diálogo:
Connor: Paul, ¿¿qué puente es este??
Operador: 911, ¿dónde está su emergencia?
Connor: Estamos en un accidente de barco en Archer ‘s Creek… tenemos a alguien desaparecido. ¡Por favor envíen ayuda!
Operador: Estamos yendo, estamos yendo. ¿Quién está ahí detrás?
Connor: Somos seis y una persona está desaparecida.
Operator: ¿Quién está desaparecido?
Connor: Una chica, Mallory Beach está desaparecida.
Con las declaraciones de los jóvenes la policía más tarde corroboraría que Paul manejaba rápido y furioso y… totalmente ebrio.
El servicio de rescate dejó asentado que cuando subieron al barco observaron que el frente izquierdo, del lado del conductor, estaba abierto totalmente hasta el fondo, como partido en dos. Era un milagro que no hubiera más desaparecidos o muertos. Sobre la cubierta, encontraron heladeras con hielo, botellas y latas de alcohol salpicadas con sangre.
En los videos de cámaras de seguridad de esa noche recolectados por los investigadores descubrieron que, antes de embarcar, los jóvenes habían estado comprando abundante alcohol. En una se veía a Paul usando una identidad falsa (la de su hermano mayor) para hacerlo; en otra filmación, se lo observaba adquiriendo más bebidas alcohólicas en el bar Luther ‘s Rare & Well Done, en Beaufort.
Luego del accidente, cinco de los cuatro sobrevivientes fueron derivados al Beaufort Memorial Hospital.
Una enfermera declaró que Paul Murdaugh llegó en calzoncillos, excitado, beligerante y visiblemente intoxicado. Aseguró que era el peor de todos “y el menos colaborador”. El examen de sangre que le realizaron a las 4 de la mañana demostró que tenía un nivel de alcohol más de tres veces lo legalmente permitido.
El cuerpo de la joven Mallory fue encontrado, el 3 de marzo de 2019, por buzos especializados. Era una zona poco profunda ubicada a ocho kilómetros del lugar del accidente. Los peritos establecieron que había muerto ahogada y por un gran golpe contra algo filoso.
Dos meses después, el 18 de abril de 2019, Paul fue imputado por la muerte de Mallory y por las heridas que sufrieron dos de los otros jóvenes. Él se declaró no culpable y quedó en libertad gracias a que su familia pagó una fianza de 50 mil dólares. En el banquillo de los acusados iba a enfrentar un juicio donde podría ser sentenciado a 25 años de cárcel.
Nadie ignoraba que portar el apellido Murdaugh, en esa zona, era una ventaja insoslayable. La policía, los fiscales, los peritos y los testigos conocían la fama de la familia como importantes fiscales y abogados influyentes.
En otro juicio iniciado por uno de los jóvenes que iba a bordo, Connor Cook, se acusó a los investigadores de ignorar evidencia y demorar la causa por tener lazos con la familia Murdaugh. Además, denunció Cook, el abogado Alex Murdaugh se había presentado en el hospital donde estaban los heridos. Había intentado entrar a las habitaciones de los sobrevivientes para coaccionar de alguna manera a sus familias.
Anthony Cook, el novio de Mallory, dijo furioso: “Paul debe pudrirse en prisión”. En los meses que siguieron, Paul Murdaugh recibió varias amenazas de muerte por mail.
El 7 de junio de 2021 Paul apareció asesinado junto a su madre. Paul ya no podrá responder por la muerte de Mallory, pero la familia de la joven sigue adelante con el juicio civil contra la familia Murdaugh.
Reabrir antiguos casos: el joven Smith
El 25 de junio de este año Alex Murdaugh y su hijo mayor Buster ofrecieron una recompensa de 100 mil dólares para quien aporte datos que ayuden a encontrar a los culpables de los asesinatos de Maggie y Paul. Alex le dijo a los medios de prensa: “Ahora, es tiempo de pensar en la Justicia por Maggie y Paul. Buster y yo, junto con los padres de Maggie y nuestra familia entera, pedimos que nos ayuden y si tienen información que se comuniquen con la línea de recompensas de la policía o con la de Crime Stoppers”.
Mientras investigaban los homicidios de Maggie y Paul, los detectives encontraron nueva información sobre el crimen de un joven llamado Stephen Smith. Resolvieron reabrir el caso que había sido archivado años atrás.
El cuerpo de Stephen, de 19 años, había sido hallado a la vera de la ruta Sandy Run, en Hampton, el condado que siempre estuvo bajo la influencia de los Murdaugh, el 8 de julio de 2015. Nunca habían podido avanzar en la investigación. El cadáver presentaba un golpe fatal en la cabeza y se pensaba que podía haber sido un atropello seguido de fuga.
Stephen Smith era gay. Su madre, Sandy Smith, declaró en ese momento que sospechaba que su hijo había sido asesinado en el marco de un “crimen por odio”. Entre los rumores circulantes, que figuran en las fichas policiales, está el que sostiene que Buster Murdaugh era parte del grupo que lo había asesinado.
Buster y Stephen habían sido compañeros de clase en el secundario de Wade Hampton. En esos mismos escritos de la policía se refleja la preocupación por la influencia de la familia Murdaugh y se deja constancia de que muchos testigos podrían no querer hablar.
No se consiguió evidencia sólida contra Buster ni para saber qué había pasado con Stephen. El caso fue a parar a un archivo… hasta ahora.
Sandy, la madre, salió a decir: “He estado esperando por esto desde siempre. Era como si nadie buscara respuestas. Stephen no obtuvo, todavía, justicia”.
La muerte de la casera
No fue el único caso que la policía rescató de entre las telas de araña de los ficheros. La otra muerte que los detectives decidieron poner bajo la lupa fue la de Gloria Satterfield, ocurrida el 26 de febrero de 2018 en la casona de los Murdaugh.
Gloria tenía 57 años y llevaba trabajando con la familia más de dos décadas como ama de llaves y niñera cuando se patinó y murió como consecuencia de la caída. Sin embargo, como su partida de defunción decía que su fallecimiento se había producido por “causas naturales”, no se le practicó una autopsia.
Está claro que para los Murdaugh la ley era un músculo elástico. De acuerdo con varios documentos oficiales que salieron a la luz en los últimos meses, Alex Murdaugh le propuso a los hijos de Gloria, Michael Satterfield y Brian Herriot, que le entablaran juicio para que el seguro se hiciera cargo de la muerte de Gloria y ellos cobraran el dinero. La patraña fue que Murdaugh les presentó al abogado Corey Fleming para que los representara en el juicio contra él mismo en el reclamo por la muerte de su madre.
Un primer acuerdo por 505.000 dólares se realizó en diciembre de 2018, pero ellos no vieron un dólar. Ni sabían del asunto. Alguien pagó y alguien cobró. Los hijos de Gloria se enteraron cuando lo leyeron en la prensa. El pasado 15 de septiembre ellos presentaron una demanda por estafa contra el ex patrón de su madre y sus secuaces: el otro abogado y un banquero.
Eric Bland, quien representa a los demandantes, fue más allá y aseguró al medio Island Packet, el pasado martes 21 de septiembre, que en los papeles encontró además una orden judicial aprobando un acuerdo por 4.300.000 dólares. De esa suma, 2.760.000 dólares iban a ser para los hijos de Gloria. Sentenció enojado: “Alguien más tomó ese dinero”.
Como vemos, esta compleja historia está en permanente evolución, un crimen conduce a otro.
Ahora, la policía cree que no está de más investigar a fondo la caída mortal de Gloria.
El heredero destructor y las mil preguntas pendientes
Buster Murdaugh no quiso hablar con la prensa cuando fue sorprendido, recientemente, llegando a su magnífica casa de playa en un Cadillac. No trascendió dónde estaba aquella noche de junio cuando asesinaron a su hermano y a su madre. Se cree que está terminando sus estudios en la Universidad de Carolina del Sur para ser abogado
La dinastía Murdaugh perdió aquel brillo ganado durante casi un siglo. Parece que será difícil quitar las manchas de tanta sangre derramada y millones birlados.
¿Qué llevó a que Alex desbarrancara? ¿Solo el abuso de drogas? ¿Podría tener alguna responsabilidad en los homicidios de su mujer y de su hijo? ¿Es Alex un experto en montar estafas? ¿Contrató a alguien para simular su muerte o fue un arriesgado engaño con otro motivo que desconocemos? Paul, ¿podría haber sido asesinado en venganza por la muerte que causó? Buster, ¿qué papel juega? ¿Estuvo implicado en el crimen del joven Smith? ¿Sabe algo más de lo ocurrido en su casa? Y, por último, los socios del estudio de abogados, ¿cómo demoraron tanto en darse cuenta de que en sus arcas faltaba tantísimo dinero?
Para conocer las respuestas a estas incógnitas tendremos que esperar que la investigación avance. Desentrañar los entretelones de todos estos sucesos encadenados no será tarea fácil.
Cinco muertes, un suicidio malogrado y millones de dólares fantasma quizá solo sean la punta de un monstruoso ovillo.
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