Las basquetbolistas estadounidenses, lideradas por Britney Griner y A’ja Wilson, se proclamaron campeonas olímpicas por séptima vez consecutiva, superando 90-75 a las japonesas en la final de los Juegos de Tokio, este domingo en Saitama.
Este oro es el noveno conquistado por el ‘Team USA’ en once participaciones en los Juegos Olímpicos. También el quinto, a título personal, para Sue Bird y Diana Taurasi, de 40 y 39 años respectivamente.
Ambas entran en un selecto club de deportistas coronados en cinco ediciones distintas de los Juegos, uniéndose al remero británico Steve Redgrave, la piragüista alemana Birgit Fischer, los esgrimistas húngaros Pal Kovacs, Aladar Gerevich y la italiana Valentina Vezzali, y los jinetes alemanes Reiner Klimke e Isabell Werth.
“Es realmente difícil asimilar esto, entender qué significa”, admitió Bird al referirse a su quinto oro.
“Veinte años de fidelidad al deporte, de asegurarte que estás en la cima, en tu mejor juego, con tantos sacrificios”, señaló.
Estados Unidos se mantiene invicto en competiciones oficiales de básquet femenino desde septiembre de 2006 y lleva ahora 55 victorias seguidas en partidos de los Juegos Olímpicos. Una racha excepcional que comenzó en Barcelona-1992, con el duelo ganado para colgarse entonces el bronce.
En la final, Estados Unidos, como se esperaba, impuso su superioridad y la lógica ante las sorprendentes jugadoras japonesas, que habían eliminado a Bélgica en cuartos de final y a Francia en semifinales, aportando un nuevo aire al paisaje del básquet femenino.
La final fue seguida en la grada por la futbolista Megan Rapinoe, bronce en Tokio-2020 con la selección estadounidense y pareja de Sue Bird.
También estuvieron presentes los jugadores de la selección masculina Jrue Holiday y Bam Adebayo, así como el entrenador Gregg Popovich.
El sábado, Estados Unidos había logrado el oro en el básquet masculino al derrotar 87-82 a Francia.
– Partido sin emoción –
Apoyándose en una defensa agresiva, el ‘Team USA’ se distanció pronto (18-5), después de seis minutos de juego, antes de que las japonesas comenzaran a reaccionar gracias a Nako Motohashi, hasta acercarse a seis unidades (20-14).
El segundo cuarto fue el del gran dominio de Brittney Griner (18 puntos al descanso, 30 al final) y Estados Unidos se llegó a ir con 14 puntos de ventaja, que al descanso era un margen de 11 (50-39).
En la segunda mitad, la aplanadora estadounidense continuó en el Super Arena y las norteamericanas ampliaron a 75-56 su ventaja antes del último cuarto.
Allí, sin forzar la máquina, Estados Unidos controló bien la situación frente a una selección japonesa muy sorprendente pero que no pudo escalar el Monte Rushmore del básquet femenino para llegar al Olimpo.
En cualquier caso, el equipo anfitrión celebró su plata como un gran éxito.
Hasta ahora el mejor resultado de Japón en básquet femenino en unos Juegos Olímpicos era el quinto puesto de Montreal-1976.
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