Durante una hora y media volvieron a encontrarse varios de los hombres más poderosos de la política nacional de los 90 y de los primeros años del nuevo siglo. La excusa fue la presentación de un libro de Eduardo Menem que se imprimió en el Congreso. Estuvieron desde Carlos Corach, el ministro que instalaba los temas de los que todos hablaban cuando en lugar de redes y troles alcanzaba con que él hablara a las 7 de la mañana en la puerta de su casa. Desde Interior acordaba o doblegaba a los gobernadores mientras tendía puentes hacia el Poder Judicial. En la primera fila se sentó sigiloso Fernando de la Rúa, el radical que renunció antes de tiempo en diciembre de 2001 pero que en el 99 desplazó al peronismo gracias a la Alianza que lideró con Carlos ‘Chacho’ Álvarez.
Hace unos meses fue el ex presidente Carlos Menem quien presentó sus memorias. Esta tarde el homenaje fue para su hermano Eduardo Menem, pilar fundamental del gobierno que se extendió una década a partir de mediados del 89 cuando el que anticipó su salida fue Raúl Alfonsín. Durante los 38 minutos que duró su discurso una sola vez pronunció el nombre de Carlos Menem, aunque hizo un extenso repaso de las principales leyes que se aprobaron en aquellos años.
Durante veintidós años, Eduardo Menem fue senador nacional y una de las principales espadas menemistas en el Parlamento. Durante cuatro de esos veintidós años ocupó la presidencia de la Cámara alta después de que Eduardo Duhalde ganara las elecciones y se convirtiera en gobernador bonaerense. Presidió además la Convención Nacional Constituyente, en 1994, que habilitó la reelección presidencial, cuando en la misma comisión se sentaban junto a él Raúl Alfonsín y el ex líder carapintada y también convencional constituyente Aldo Rico. El “hermano Eduardo” hizo todas las cuentas: 50 veces quedó a cargo del Ejecutivo nacional mientras el Presidente se iba al exterior, la mayoría de las veces con Zulemita como primera dama. Todo eso repasó en un discurso que llevó escrito pero casi no leyó.
Durante la década menemista los hermanos riojanos (hoy de 88 y 80 años) jugaban en equipo. En el caso del menor de los dos, su habilidad al frente del Senado trascendió todos los gobiernos al punto de que en el Salón Illia el secretario parlamentario y dirigente de la Unión Cívica Radical, Juan Pedro Tunessi, admitió que habitualmente lo consultan sobre cuestiones reglamentarias y también sobre los libros que ha escrito sobre derecho procesal parlamentario. Menem hasta ha ido al Senado a capacitar al personal en esta última gestión.
Lo inédito no fueron sólo los elogios del radical de Bahía Blanca sino que en la presentación del libro que recopila los discursos parlamentarios y los que pronunció en la Convención Nacional Constituyente estaba también quien hoy ocupa la presidencia provisional, Federico Pinedo, tercero en la línea de sucesión detrás de Mauricio Macri y Gabriela Michetti. Y en la primera fila De la Rúa, férreo opositor al Pacto de Olivos que firmaron Alfonsín y Carlos Menem y candidato presidencial que enfrentó al menemismo con denuncias de corrupción. En aquellos viejos tiempos De la Rúa estuvo a punto de romper la UCR que sólo se dobló. El porteño, como una joven y desconocida Elisa Carrió, se opuso contundente a la reforma de 1994 y del Núcleo Básico de Coincidencias que se aprobó a libro cerrado y que estableció la creación de la figura del Jefe de Gabinete, la reducción del mandato presidencial de 6 a 4 años con una posibilidad de reelección sucesiva y la elección directa del presidente y vice, entre otras reformas.
El primero en hablar fue Corach presentado como ex senador pero más destacado como ministro del Interior y secretario de Legal y Técnica de Menem. Cuando Corach entró al Salón Illia, el ex senador Oraldo Britos se puso de pie, apoyado en su bastón, y caminó a abrazarlo. Detrás suyo ex diputados y ex senadores como Luis Uriondo, Ricardo Branda y una de las pocas mujeres, Liliana Gurdulich de Correa, que al abrazarlo exclamó: “¡Jefe!”. Él la miró y ella agregó: “Fuiste mi último jefe”. Efectivamente lo fue, porque el último cargo que ocupó la ingeniera santafesina fue el de subsecretaria de Asuntos Institucionales del Ministerio del Interior en el año 1997.
Cuando Corach arrancó su discurso, después de Daniel ‘Chicho’ Basile que como presidente del Círculo de Legisladores ofició de anfitrión, señaló como “un símbolo importante que el senador Pinedo y Menem estén sentados juntos”. Defendió también el arte de consensuar en política: “Tenemos que desterrar que el acuerdo es malo, es sospechoso, todas las sociedades se forjaron con acuerdos y conciliaciones” señaló, y lo propuso “frente a un panorama difícil como este momento” porque “hay que privilegiar los intereses del país”. A su turno Pinedo también defendió la “conversación” y el “diálogo”. “No nos votan para que nos peleemos sino para que mejoremos la vida de la gente”, expresó, y agradeció la presencia de tantas figuras del pasado parlamentario.
A Eduardo Menem lo acompañaron uno de sus tres hijos, Adrián, y su mujer Susana Valente. También el suegro de Sergio Massa, Fernando Galmarini; el ex ministro de Salud y Acción Social y ex secretario general de la Presidencia Alberto Kohan y el ex ministro y ex jefe del bloque de diputados del PJ, además de ex gobernador, Jorge Matzkin.
Menem cerró el acto reivindicando los acuerdos alcanzados en los 90 con el radicalismo y hasta bromeó con el correntino autonomista Raúl Romero Feris, viejo adversario y opositor a la Reforma y a muchas leyes. “Una vez en un acto que compartimos había que cantar la marcha peronista y él la tarareó, yo creo que hasta le gustó”, se rió con ganas Eduardo Menem mientras miraba de reojo a Romero Feris, que hacía gestos sentado en la primera fila.
La única vez que pronunció el nombre de su hermano ocho años mayor fue para decir que “Carlos Menem estaba a favor del acuerdo por el canal del Beagle”. Él en cambio estuvo en contra.
Menem terminó su discurso con frases de Gandhi y de Mandela, y con una estrofa de “Honrar la vida” de Eladia Blázquez. Y concluyó comparando su trayectoria con la del también riojano y ex senador Joaquín V. González, a quien el presidente Julio Argentino Roca encomendó responder en el recinto al senador Carlos Pellegrini (1881-1886) que había interpelado duramente a un ministro. Nueve horas duró el discurso de Joaquín V. González tras el cual Pellegrini sólo respondió con una breve frase para manifestar su acuerdo.
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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