Ana Tuñas Matilla
Madrid, 24 may. Organizaciones ecologistas y científicos especializados han planteado a EFE la necesidad de que los ayuntamientos asuman una actitud proactiva para prevenir, controlar y erradicar poblaciones de especies exóticas invasoras (EEI) en entornos urbanos, ya que su papel es “fundamental”.
“Creo que el mayor problema es que no tienen ni idea” de lo que deben hacer exactamente, en parte por culpa de las comunidades autónomas, las encargadas de elaborar planes de gestión de las especies y fijar las acciones a desarrollar por los consistorios, ha asegurado el responsable de Gobernanza Ambiental de Ecologistas en Acción, Juan Carlos Atienza, quien recuerda que las responsabilidades varían en función de la población -mayor o menor de 50.000 habitantes-.
A ello se suma que muchos no disponen de capacidad para luchar contra las invasoras, por lo que al final no sólo no trabajan por su erradicación sino que ayudan a su proliferación en jardines, parques, estanques o riberas de ciudad.
“Es muy importante que sean conscientes de sus competencias: en muchos jardines se ve plumero de la pampa, pese a que hay campañas de erradicación y que los viveros ya no los venden”, indica Atienza, para quien “el problema es que se siguen manteniendo por parte de los propios ayuntamientos”.
Un ejemplo es Alcalá de Henares (Madrid), donde el plumero de la pampa ornamenta muchas rotondas y luce “muy bien cuidado; si no fuera ilegal habría que felicitar a los jardineros, pero estoy seguro de que es por desconocimiento”, ha apuntado.
Otra especie “alimentada” desde los servicios municipales de jardinería es el alianto, muy usado para dar sombra en las carreteras.
Como administración de cercanía, los ayuntamientos deberían asimismo orientar a sus vecinos para que no liberen sus mascotas en el medio natural, ha añadido Atienza, que ha insistido en la importancia de actuar rápido y de forma coordinada para evitar casos como los de Madrid o Barcelona, ahora infestadas de cotorras.
En 1990 “había un nido o dos en la Casa de Campo de Madrid y otros pocos en dos zonas urbanas de Barcelona” y, desde la ong SEO/BirdLife, se alertó a las administraciones autonómicas y locales.
“Les dijimos que había que capturarlas porque, de lo contrario, serían un problema y sólo contestó la Comunidad de Madrid, diciendo que llevaban varios años, no iban a ser un problema y a la gente les gustaba verlas… No se hizo nada entonces y ahora costará muchos millones erradicarlas”, según Atienza.
LA JARDINERÍA, VÍA PRINCIPAL DE ENTRADA DE PLANTAS EEI
El biólogo de la Universidad de Navarra Javier Oscoz ha recordado que, “históricamente, los ayuntamientos han contribuido a la expansión de algunas EEI por sus competencias en parques y jardines” y de hecho la jardinería está considerada como la principal vía de entrada de plantas exóticas.
Entre las más usadas, además del plumero de la pampa y el alianto, figuran el arbusto de las mariposas o lilo de verano, la mimosa y la falsa acacia.
En cuanto a la fauna, el mayor problema en entornos urbanos proviene según expertos de la liberación intencionada de mascotas y de los escapes.
Es el caso, por ejemplo, de las tortugas y galápagos, que durante mucho tiempo fueron liberados por sus dueños en estanques urbanos o en las orillas de los ríos a su paso por las ciudades o de las cotorras (argentina o de Kramer), pero también de carpas, carpines, patos mandarín y cisnes vulgares.
LOGRAN COMIDA Y REFUGIO
Una vez que son introducidas en un entorno urbano, es posible que se asienten y prosperen porque se trata de ambientes más acogedores en los que encuentran fácilmente refugio y alimentos.
“Todo ello hace que les resulte más fácil y seguro sobrevivir en la ciudad que en el medio natural”, ha advertido Oscoz, colaborador del proyecto cofinanciado con fondos europeos Life Invasaqua para la lucha contra EEI acuáticas.
En su opinión, los ayuntamientos pueden ayudar evitando el uso de EEI en parques y jardines, erradicando las que se hubieran plantado en el pasado y estando atentos a la posible aparición de nuevas especies en sus límites, especialmente en estanques y zonas verdes.
Además de actuar así como parte de una red de alerta en el territorio, “deberían participar en campañas de sensibilización y divulgación” para concienciar a los ciudadanos sobre este problema.
EDUCAR A LA POBLACIÓN
También la científica especializada en invasoras Elena Angulo considera que “los ayuntamientos deberían trabajar codo con codo con las autoridades autonómicas y, por su puesto, erradicar las especies prohibidas por el reglamento español de EEI, sobre todo en lo que respecta a plantas ornamentales”.
Angulo cita otras especies problemáticas, como el rabo de gato, introducida en Canarias como planta ornamental, y la uña de gato, que además se ha utilizado para fijar dunas: ambas son ahora un problema cuya solución implica un gran coste económico.
Esta experta ha coincidido con los anteriores en que los consistorios pueden aportar su granito de arena educando a la población, facilitando la recogida de mascotas o revisando lo que se vende en tiendas de animales o plantas. EFE
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