Nicolás Martínez, de 28 años, es el joven que abandonó el cuerpo de Mariana Sol Bruna (16) -con un cuadro de sobredosis- en la guardia del Hospital Español de Bahía Blanca y huyó. Luego de algunas horas, la policía lo detuvo. Sin embargo, por decisión del juez de Garantías Guillermo Mercuri, el acusado recuperó la libertad.
Tras la liberación, se conoció la declaración del sospechoso ante el fiscal Marcelo Romero Jardín. Relató, entre varias cosas, cómo conoció a la adolescente, en qué circunstancias la dejó en la entrada del sanatorio y cómo fueron las últimas horas de Mariana antes de que su cuerpo colapsara por el excesivo consumo de drogas. Lo primero que aseguró es que es inocente y que no tuvo nada que ver con la muerte de la chica, aunque sí señaló a otras personas vinculadas con el mundo de la noche, las drogas y la prostitución como posibles causantes del trágico final.
En su declaración, publicada por el diario Brújula 24, dijo haberla conocido hace poco más de un mes en un bar. Después de una semana y media quedaron en salir y la pasó a buscar por su casa. En aquella oportunidad, fueron al Parque de Mayo, donde la chica le contó que tenía problemas personales y le habló de sus planes a futuro. En ese sentido, le comentó que pensaba ir a estudiar modelaje a otro lado, que el padrastro le hizo perder un embarazo a su mamá y le habló acerca de un ex novio que estaba en las drogas.
Tuvieron relaciones sexuales dentro del auto, y ella le confesó que consumía droga. Incluso tomó cocaína en el vehículo y hasta le convidó un poco. Esa misma noche fueron al bar Nueva Cruz, bebieron hasta quedar alcoholizados y de un momento a otro se separaron. Fue en ese interín que la chica conoció a dos personas mayores. Él, definitivamente la perdió de vista. Al salir, el joven de 28 años la vio con dos hombres adentro de un auto. Mariana le dijo “que se fuera tranquilo que ellos la llevaban”.
Pasaron algunos días hasta que la adolescente se puso en contacto nuevamente con Martínez para verse. El sábado pasado, cerca de las 2, el joven la pasó a buscar “para ver qué pasaba”. De acuerdo con la declaración, estacionaron cerca de unas canchas de fútbol, bebieron algunas cervezas y ella le relató lo que había pasado con las dos personas que había conocido aquella noche en el bar.
“Me dijo que se trataba de dos tipos y que ella se vinculó con esos sujetos por el tema drogas. Que estos tipos le regalaban la droga para poder mantener relaciones sexuales“, dijo Martínez. Bruna le contó que esa noche estuvo con ellos, que se fueron a un “after” y que cuando volvió a su domicilio estaba ‘dura’ (excedida en el consumo de cocaína).
El joven manifestó que estuvieron una hora, que nuevamente tuvieron sexo y luego ella se cambió de ropa porque traía otra muda en el bolso. Aclaró que las relaciones fueron consentidas y que ella le repetía que él era una buena persona; que la trataba bien. Hasta ese momento, la chica -declaró- “estaba normal”. Comenzó a insistir con ir al bar Nueva Cruz otra vez porque estaban los hombres que le habían dado droga y le remarcó que “tenían de la buena”.
El comienzo del trágico final
Martínez accedió y la llevó hasta el local nocturno. Pero esta vez se quedó con ella “para cuidarla”. En el lugar un hombre la abrazó, se puso al lado y le convidó media bolsa de cocaína. Los sujetos, por su parte, “lo empezaron a mirar feo”. Nicolás, en respuesta, consumió droga para poder entablar una conversación y ganarse su confianza.
Comentó que no le parecía bien cómo la trataban, que habló varias veces con esta persona y que se levantaban seguido para ir al baño. La adolescente comenzó a insistirle para que llevara a uno de estos hombres a un departamento, mientras ella se quedaba en el bar con otra chica. Martínez accedió y condujo en compañía de uno de ellos. El objetivo era buscar una bolsa de cocaína más. Algún tiempo después, volvieron al pub.
Martínez expresó que en todo momento se sintió “intimidado” por esta persona y que por eso no se iba. Dijo que no quería dejar a la chica sola y que se quedaba también porque quería seguir consumiendo. “Tenía mucho miedo, estaba confundido y además quería seguir drogándome”, declaró.
Admitió sentir un interés por Bruna, a quien calificó como “noble, llena de alegría y que daba buena vibra”. “Volvimos al bar, ya eran las 5:30, ella estaba en la pista y nos sentamos a hablar”. Ahí recordó que ya no le gustó la situación porque la chica le contó que se había tomado toda una bolsa. “La droga a ella se la regalaban para volteársela, para aprovecharse de la debilidad de la persona”, aclaró.
Fue en ese momento que decidió llevarla a su casa, pero cuando estaban yendo, la menor sacó otra bolsa y siguió consumiendo cocaína. Minutos después, empezó a temblar y a convulsionar. Recordó que ya estaba amaneciendo, aunque no en qué lugar estaban. Bruna empezó a retorcerse sobre el freno de mano y quedó tirada hacia atrás. “Pensé que se había desmayado, la tapé con camperas, la zamarreé para que se despertara y me dio miedo llevarla en ese estado a la casa”, añadió.
“No sabía qué hacer, pensé que iba a reaccionar. Creo que todo eso duró unas dos horas hasta que decidí llevarla al Hospital Italiano y ahí me dijeron que si no tenía obra social debía pagar mil pesos, pero no los tenía. Entonces la llevé al Penna y ahí me comentan que no atendían esa clase de urgencias”, precisó.
Un dato que es investigado por la policía es que según dichos de Martínez, los médicos o alguien del nosocomio provincial se acercó al auto, vio el estado de Mariana y le aclaró que no la recibirían. Estos minutos fueron claves y fatales para la adolescente. Finalmente la trasladó en su auto al hospital Español. Dejó el auto en la calle, avisó que la chica convulsionaba y cuando observó que la ingresaron, se fue. La adolescente de 16 años finalmente murió por un edema pulmonar agudo y un shock cardiogénico, producido por una sobredosis.
Un docente presuntamente involucrado
Por lo pronto la muerte de Mariana sigue sin resolverse y son varias puntas las que se investigan. Una de ellas es la que involucra a Sebastián Rodríguez Maidana, el director de una escuela secundaria de Bahía Blanca que podría estar relacionado a la venta de estupefacientes.
Martínez aseguró que horas antes de que la joven convulsionara dentro de su auto, habían acudido a una dirección específica para comprar drogas y seguir así con su “fiesta”. Ese domicilio, ubicado en la calle Uruguay 51, era el de un departamento alquilado en la actualidad por el propio docente.
La justicia determinó que se realizara un allanamiento allí en la madrugada del lunes: se encontró una cantidad de marihuana valuada en unos 20.000 pesos, dos sellos con el nombre del director de la escuela y otros documentos que también correspondían al mismo hombre.
Según pudo averiguar Infobae, el mismo Martínez declaró que en ese domicilio se podía comprar droga habitualmente y se realizaban fiestas sexuales. Aun así, no mencionó al director escolar.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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