Desde hace un tiempo el método de utilización de plasma convaleciente de pacientes recuperados por COVID-19 comenzó a ganar consideración como una forma muchas veces eficaz, pero todavía en experimentación, para aplicar a quienes padecen la enfermedad en forma grave, ya que los puede ayudar a generar anticuerpos para enfrentar la enfermedad.
El plasma se obtiene a partir de una donación de sangre de un paciente recuperado de coronavirus y se trata de un líquido transparente y ligeramente amarillento que representa el 55% del volumen total de sangre, donde se encuentran suspendidas las células sanguíneas como glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Este se le administra a paciente por medio de una transfusión, en pos de alcanzar una mejor preparación frente a la infección viral.
Los ensayos para aplicar la donación de plasma al tratamiento de pacientes infectados ya se realizan también en Buenos Aires, Tucumán, Santa Fe, Jujuy, Río Negro, San Juan, Corrientes y Córdoba mientras que San Luis, Mendoza, La Pampa, Neuquén y Santa Cruz preparan las logísticas para implementar las donaciones.
En el caso de la ciudad de Buenos Aires, el Hospital Durand fue pionero en iniciar el protocolo de investigación sobre el uso de plasma de personas recuperadas para el tratamiento de pacientes que están atravesando con dificultad la enfermedad. En ese marco, dos profesionales de la salud de esa institución, el médico clínico Diego Boo y el traumatólogo Carlos Caputo, participaron como donantes.
Ambos se contagiaron en los primeros días de mayo y transitaron la enfermedad casi en el mismo momento. Una vez curados y fieles a su vocación de servicio, decidieron que querían colaborar con la investigación que posiblemente pueda ayudar a otras personas a superar el virus.
“Uno sabe que esto está en investigación, que todavía no está totalmente probado que sirva, pero si le podés llegar a salvar la vida a alguien estando una hora acostado para que te saquen 600ml de plasma creo que ni se te pasa por la cabeza no hacerlo”, sostuvo Boo.
“Me comentaron cómo era el sistema de donación, los requisitos y decidí hacerlo, es una forma más de ayudar al paciente. Uno como médico ayuda de diferentes formas”, agregó por su parte Caputo.
El traumatólogo contó que le dio “bronca” al enterarse de que se había infectado. “Al mismo tiempo un poco triste y preocupado por no saber si contagiaste a otro, sobre todo los más cercanos”, agregó. Por su parte, Caputo acotó que también sintió “un poco de miedo” durante los primeros días, aunque indicó que sus síntomas fueron siempre leves.
Actualmente, en el sistema de salud público de Capital Federal hay cuatro hospitales que están llevando adelante un protocolo de investigación sobre el uso del plasma de personas recuperados para el tratamiento de pacientes que están atravesando con dificultad la enfermedad. Además del Durand, los hospitales Álvarez, Argerich y Fernández. En total, 57 personas ya se recibieron plasma.
El procedimiento para el donante dura muy poco, alrededor de media hora. Los anticuerpos se obtienen por medio de la extracción de sangre con la técnica de aféresis. Es decir, mediante un procedimiento automatizado, se separan los componentes, se selecciona una pequeña fracción del plasma de las personas, y el resto -los glóbulos blancos y rojos, las plaquetas, etc.- es devuelto al torrente sanguíneo del donante voluntario. Cabe destacar, que el componente vuelve a producirse rápidamente en el cuerpo.
Luego, el plasma se almacena congelado hasta que se reciba la solicitud del servicio de Terapia Intensiva para un paciente con un cuadro grave de COVID-19 que cumpla con las características correspondientes para recibirlo.
Según comunicaron las autoridades sanitarias, las personas que puedan ser donantes voluntarios deben cumplir con algunos requisitos: tiene que ser mayores de 18 años y menores de 65, pesar más de 50 kilos y cumplir con los criterios habituales para la donación de sangre, además de ser pacientes recuperados de COVID-19.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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