Según un nuevo estudio dirigido por la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, publicado en JAMA Psychiatry, la dieta conocida como MIND —una sigla en inglés que significa Mediterranean-DASH Intervention for Neurodegenerative Delay— puede reducir el riesgo de demencia por todas las causas entre adultos de mediana edad y mayores.
La dieta MIND combina elementos de la dieta mediterránea y la DASH (utilizada para controlar la hipertensión), prioriza los alimentos de origen vegetal y un consumo limitado de productos animales y grasas saturadas. Si bien este tipo de alimentación se ha relacionado previamente con un menor riesgo de enfermedad de Alzheimer y un deterioro cognitivo más lento, pocos estudios han evaluado su impacto en la demencia por cualquier causa, dijo Changzheng Yuan, coautor del estudio de Harvard y profesor asistente adjunto en el Departamento de Nutrición, en un artículo publicado en MedicalResearch.com.
La doctora Mónica Katz, médica especialista en nutrición, directora de la diplomatura de obesidad de la Universidad Favaloro, explicó a Infobae sobre este estudio: “La dieta mediterránea se asocia a prevención de demencia o degenerativa neural, lo mismo que la DASH. La DASH es una sigla de una dieta que se desarrolló para la hipertensión arterial, (corresponde a las siglas en inglés de Enfoques Alimentarios para Detener la Hipertensión, “Dietary Approaches to Stop Hypertension”).
“Las dos son muy mediterráneas, es decir, contienen muchos vegetales, legumbres, poca carne roja, más pescado, aceite de oliva, buena pasta, algo de yogur, buenas grasas y realmente tienen mucha evidencia. El tema es que en este caso lo que hicieron es juntar las dos, la mediterránea con la DASH, pero no deja de ser una mediterránea”, afirmó.
En cuanto a los hidratos de carbono recomendados la doctora aclaró que la dieta MIND incluye el cereal integral o entero, “el que tiene las tres partes del cereal, el salvado, el endospermo, de donde se sacan las harinas por molienda y el germen y, por supuesto, pasta de grano duro o de trigo candeal. Esos son buenos cereales y buenas harinas”, detalló.
Existen numerosos estudios que demuestran que la dieta MIND está asociada a un menor riesgo de contraer desórdenes neurológicos, frenando el deterioro cognitivo derivado del paso de los años. Así, contribuye a prevenir enfermedades como el Alzheimer y la demencia, incluso el Parkinson.
Cómo se realizó el estudio de Harvard
“Los investigadores analizaron las dietas y la salud cognitiva de 242.185 adultos de mediana edad y mayores utilizando datos de tres estudios prospectivos de cohortes y un metanálisis. Entre los 18.136 participantes en los estudios de cohortes, una mayor adherencia a la dieta MIND se asoció con un menor riesgo de demencia, un vínculo observado en todo el grupo de participantes, así como dentro de los subgrupos definidos por sexo, edad, tabaquismo e índice de masa corporal. Entre los participantes en el metanálisis (224.049 personas en 11 estudios de cohortes), el tercio superior que más se adhirió a la dieta MIND tenía un menor riesgo de demencia en comparación con los del tercio inferior que seguían la dieta con menos atención” especificó el artículo.
La doctora Katz comentó sobre la dieta MIND: “En este estudio se muestra la asociación de dos variables. Esto no implica causalidad, es decir, yo no puedo asegurar que el que hace esa dieta no desarrolla demencia. Porque son estudios observacionales, toman un universo de gente grande, lo observan durante años y lo que vieron en este caso, es que quienes puntuaron alto en las proporciones de alimentos típicos de la dieta MIND tienen menos riesgo de demencia. Como esto no alcanza para decir ‘coma patrón MIND y envejezca saludablemente’, lo que sí indica es que sería bueno recomendar consumir el patrón alimentario MIND, sin asegurar nunca que por eso no se va a tener Alzheimer o demencia senil”, advirtió la doctora.
Pero lo que puede ofrecer esta dieta es un efecto protector. Katz destacó: “Puede agregar salud a un envejecimiento subpatogénico. Es decir, el secreto radica en tratar de mantener el envejecimiento a nivel subpatogénico, sin patología, lo más saludable posible. Pero este no es un estudio de intervención, donde yo a un grupo le doy dieta MIND y a otro no. Simplemente, se observó gente y el que adhirió más a este patrón alimentario, desarrolló menos demencia. Con lo cual no se infiere causalidad, pero sí que esta asociación fuerte indica que podemos recomendar estos alimentos”, manifestó Katz.
Por su parte, Yuan, coautor del estudio de Harvard, afirmó: “La prevención de la demencia por cualquier causa es importante, ya que plantea una carga sustancial en los sistemas de atención de la salud y amenaza el bienestar de los adultos mayores, y la falta de tratamientos efectivos hace que su prevención sea crucial. Basándonos en los resultados de este estudio, sugerimos que se necesitan más investigaciones para desarrollar y refinar la dieta MIND específica para diferentes poblaciones”, aseguró.
Otro estudio analizó las relaciones entre la dieta MIND y la enfermedad de Alzheimer con una muestra de 923 participantes, de 58 a 98 años de edad, seguidos en promedio durante 4,5 años. Sus resultados probaron que la alta adherencia a la dieta MIND redujo la incidencia del Alzheimer en un 54%. Asimismo, la adherencia moderada a este régimen también pudo disminuir el riesgo de esta enfermedad en un 35%.
Una investigación publicada en la revista médica BMC Medicine, en base a un análisis de datos de más de 60.000 personas mayores, reveló que seguir una dieta mediterránea reduce la probabilidad de desarrollar demencia en casi una cuarta parte, incluso entre aquellos con genes que los ponen en mayor riesgo. “El principal mensaje de este estudio es que, incluso para las personas con un mayor riesgo genético, consumir una dieta más mediterránea podría reducir la probabilidad de desarrollar demencia”, dijo el doctor Oliver Shannon, del Centro de Investigación en Nutrición y Envejecimiento de la Universidad de Newcastle, a cargo de la investigación.
15 pautas MIND
La dieta MIND fue desarrollada por el equipo de la doctora Martha Clare Morris, epidemióloga nutricional de la Universidad de Rush.
Prioriza las verduras de hoja verde y otras verduras, los frutos secos, las frutas, las legumbres, los cereales integrales, el aceite de oliva, el pescado y las carnes blancas; y reduce mucho el consumo de carnes rojas, manteca, queso, fritos, ultraprocesados y dulces.
Un artículo de la Clínica Mayo precisa 15 pautas para seguir la dieta MIND:
1. Consumir por lo menos tres porciones de cereales integrales al día.
2. Verduras de hojas verdes (como ensalada) por lo menos seis veces a la semana.
3. Otras verduras al menos una vez al día.
4. Bayas (frutillas, arándanos, frambuesa, mora) al menos dos veces por semana.
5. Carne roja menos de cuatro veces a la semana.
6. Pescado al menos una vez a la semana.
7. Aves de corral al menos dos veces por semana.
8. Legumbres más de tres veces por semana.
9. Frutos secos al menos cinco veces a la semana.
10. Comida frita o rápida menos de una vez a la semana.
11. Principalmente aceite de oliva para cocinar.
12. Menos de una cucharada de manteca o margarina al día.
13. Menos de una porción de queso a la semana.
14. Menos de una porción de dulces a la semana.
15. No más de un vaso de vino u otra bebida alcohólica al día.
Consultado por Infobae en una nota reciente, Conrado Estol, especialista argentino en neurología, salud y bienestar y fundador de la Clínica Breyna en Buenos Aires, expresó: “Aunque la genética no se puede cambiar, llevar un estilo de vida saludable y una nutrición protectora cerebral, como la MIND, disminuye el riesgo de demencia y/o alteraciones cognitivas en personas sanas y jóvenes”.
Además, aclaró que gran parte de los factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer son modificables. Además de la dieta, hay muchas otras acciones que pueden ayudar a la prevención. “Evitar o dejar el consumo de cigarrillo con tabaco en cualquiera de sus formas, controlar el sedentarismo, la obesidad, el colesterol elevado, la diabetes y la hipertensión son algunas de las acciones que se orientan a la prevención del trastorno neurodegenerativo. También hay que reducir al mínimo o evitar el consumo de alcohol”, afirmó el especialista.
También se sabe que tener acceso a un nivel alto de educación, una interacción social intensa a lo largo de la vida, y el interés por desarrollar actividades diversas además de la profesional (como música, juegos de mesa y otros hobbies) aumentan la llamada “reserva cognitiva”. Esto ayuda a retrasar años la aparición de demencia comparado con personas con menor educación, actividad social e ausencia de intereses diversos.
La organización Alzheimer International recomendó también prestar atención a la prevención de traumatismos en la cabeza. “Podría existir un vínculo fuerte entre las lesiones graves en la cabeza y el riesgo futuro de padecer Alzheimer, especialmente cuando el traumatismo se repite o incluye pérdida de conocimiento. Para proteger su cerebro, use el cinturón de seguridad, casco cuando practica deportes y haga de su hogar un espacio a prueba de caídas”, afirmaron.
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