Luciana Salazar esta parada junto a un luminoso ventanal, que brilla a su derecha en todo su esplendor. Del otro lado se sitúa el empresario Álvaro Rivera Checo. Los dos se exhiben felices, en la gala de la revista Caras. Pero al menos a la mamá de Matilda se le borró la sonrisa cuando más tarde notó que una mano se posa en su cintura. ¿La de Rivera Checo? Imposible, no hay manera: la persona que la toma tendría que estar del otro lado, justo allí donde no hay nadie…
“No recuerdo que alguien me haya abrazado —le dijo Luciana a Teleshow, todavía conmocionada por esta escena ¿fantasmagórica?—. Cuando vi la revista yo también me quedé pensando: ‘¿Qué raro esto?'”.
Sin embargo, el de Luli no es un caso aislado en la farándula, que ya transitaron otras celebridades. Por caso, una vivencia en común une a Amalia Granata con Salazar, dos archienemigas. Lejos de cualquier connotación sobre ex parejas compartidas (a no confundirse), aquí la mención tiene que ver con un espectro.
Cuando Amalia estaba embarazada de Roque, el hijo que tuvo con Leonardo Squarzon, se tomó una selfie en el baño para mostrarle a sus amigas —vía mensaje de WhatsApp— cómo estaba creciendo su pancita en aquel 2016. Fue una de sus compinches quien tomó nota de una sombra con el perfil de una persona que se vislumbraba en la pared, justo debajo del botón de descarga: ¿una aparición? Y… por lo pronto: “¡Me asuste mal!, me dio miedo”, confesó la panelista.
En medio de la repercusión de la instantánea, la parapsicóloga Lourdes Verón declaró que ciertos espíritus suelen dejarse ver en las casas donde quedan como moradores.
Aquella teoría de Verón (y no de la Brujita, Juan Sebastián) encuentra un hecho que podría darle sustento. Hace una década Emilia Attias y el Turco Naim decidieron reformar su casa, un viejo caserón porteño. Y tomaron algunas imágenes de las habitaciones para tener un registro de cómo estaba la vivienda antes del resultado final. Como los celulares de aquella época —2008— no contaban con una buena resolución, la actriz empleó una cámara fotográfica digital. ¡¿Usted se acuerda de esos aparatitos?! Cómo pasa el tiempo…
Pues bien, al revelar las imágenes, encontraron que estaba abierta la puerta del placard de uno de los cuartos. Y que desde adentro se asomaba un chico sacando la lengua y con el pulgar de su mano derecha hacia arriba. Por supuesto, ese nene no estaba allí el día que Emilia y el Turco recorrieron las habitaciones. “Después supimos que, algunos años antes, un nene se había ahogado en la pileta de la casa“, reveló el ex VideoMatch.
Existe otro caso muy similar al de Luciana Salazar. Y tiene como protagonistas a Susana Giménez y Ricardo Darín. Corrían los años 80, la diva y el galancito eran una de las parejas más memorables de la farándula cuando accedieron a tomarse una foto durante una cena. Cámara de rollo, fotografía revelada en blanco y negro, y un misterio: si Susana rodeaba con sus brazos a Darín, para terminar entrelazando sus dedos, ¿de quién es esa otra mano a la que se aferra el actor?
En tiempos donde no existía el retoque digital —las imágenes se modificaban de manera artesanal—, cuesta creer en este argumento para justificar esa aparición. Porque ahora dicen que la mano que mece la cintura de Salazar se debe a un error del Photoshop. ¡Claro! Con ese cuentito nos quieren hacer creer que los fantasmas no existen…
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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